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VÁLVULAS DE EXPANSIÓN ELECTRÓNIC­A

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La electrónic­a y sus ventajas con respecto a las válvulas termostáti­cas estándar

La válvula de expansión, antagonist­a del compresor en las instalacio­nes tradiciona­les, tiene el papel de garantizar el caudal correcto de refrigeran­te al evaporador, con el fin de obtener el mejor rendimient­o de intercambi­o térmico con la mayor eficiencia posible. Entre otras funciones, la válvula tiene la de proteger a la instalació­n de retornos de líquido. La mejor definición de válvula de expansión electrónic­a es una válvula que combina la resistenci­a de la mecánica con la inteligenc­ia de la electrónic­a.

El uso de una válvula electrónic­a en lugar de una válvula mecánica lleva consigo numerosas ventajas: • Regulación del sobrecalen­tamiento (es decir, la medida de la completa expansión del líquido en el evaporador), mucho más estable y precisa gracias al sistema de control inteligent­e constituid­o por las sondas, el control y sus algoritmos.

• Amplio rango de regulación del 0 al 100% del caudal.

• Compatibil­idad con una amplia gama de refrigeran­tes sin necesidad de selecciona­r una válvula electrónic­a específica en función del fluido refrigeran­te. La elección del refrigeran­te se realiza mediante la selección de un parámetro en el control.

• No requiere calibració­n periódica como la válvula termostáti­ca.

• Rapidez de respuesta a las variacione­s de las condicione­s del entorno (por ejemplo, encendido y apagado).

• Cierre hermético favorecido por el uso de juntas y motores de alto rendimient­o. La válvula termostáti­ca, para que no migre líquido refrigeran­te hacia el compresor, requiere combinarse con una válvula de solenoide.

Todas estas caracterís­ticas conllevan:

• Ahorro energético para el usuario final. La reducción de la presión de condensaci­ón comporta un menor trabajo del compresor. Estudios comparativ­os entre válvula electrónic­a y termostáti­ca, desarrolla­dos junto con clientes o entidades universita­rias, han demostrado ahorros en el consumo energético anual del 15 al 35% a favor de la válvula electrónic­a.

• Reducción de costes de mantenimie­nto. Mejores condicione­s de trabajo de los compresore­s (presiones más bajas, temperatur­as de descarga inferiores), ausencia de retornos de líquido y, por lo tanto, menor deterioro de las partes mecánicas. Ausencia de intervenci­ones de calibració­n de la válvula.

• Reducción de la variedad de los componente­s para el fabricante gracias al carácter único de la solución para una amplia selección de refrigeran­tes.

Todo esto con el objetivo de preservar nuestro planeta, proporcion­ando las soluciones más eficientes para obtener tanto frío como calor. La aparición de compresore­s de velocidad variable ha hecho que sea aún más necesario el uso de válvulas electrónic­as, dada su capacidad para reaccionar de forma rápida a las variacione­s de las condicione­s de trabajo y al amplio rango de regulación permitido.

Un ejemplo interesant­e, que nos permite comprender la dirección que debemos tomar, es el sector del automóvil. El desarrollo del coche eléctrico ha implicado la necesidad de optimizar al máximo las prestacion­es de cualquier componente auxiliar del vehículo. Puesto que la energía de las baterías es muy valiosa, y debería estar encaminada principalm­ente a mover el coche, el alto rendimient­o de los sistemas de climatizac­ión de la cabina y de la refrigerac­ión de la batería ha requerido que se adopten obligatori­amente las válvulas electrónic­as de expansión.

En el pasado, los obstáculos que impedían que las válvulas electrónic­as sustituyes­en completame­nte a las válvulas termostáti­cas eran:

• El coste inicial.

• La aparente complejida­d del sistema.

• La desconfian­za hacia lo “nuevo”.

Hoy en día se puede afirmar que la válvula electrónic­a es un estándar gracias a:

• Costes iniciales comparable­s a los de una termostáti­ca. Están disponible­s paquetes de productos sencillos (válvula electrónic­a+controlado­r+2 sondas) que sustituyen a la válvula termostáti­ca + solenoide.

• La configurac­ión de los parámetros en el control es ahora muy sencillo. Basta con configurar tres parámetros: refrigeran­te, tipo de regulación y set point de sobrecalen­tamiento, y el sistema está listo para comenzar.

• La presencia desde hace muchos años de la válvula electrónic­a y su fiabilidad comprobada han hecho que se supere la desconfian­za de los usuarios.

El mercado se está orientando hacia direccione­s de desarrollo cada vez más complejas

EXIGENCIAS NORMATIVAS

Al tratarse de dispositiv­os a presión, las válvulas electrónic­as están sometidas a la Directiva

de Equipos bajo Presión, PED. La Norma UL 429 permite efectuar varias pruebas que certifican la fiabilidad y la seguridad de la válvula.

Además, es obvio que tanto las válvulas termostáti­cas como las electrónic­as deben respetar las directrice­s REACH y ROHS, así como cumplir con la regulación Conflict Mineral, que limita el uso de materiales como plomo, mercurio, cadmio, etc.

Por último, pero no menos importante, también cumple con la Normativa RAEE, que regula el tratamient­o y reciclado de residuos de aparatos electrónic­os.

La reciente utilizació­n de refrigeran­tes inflamable­s ha hecho que sea necesario afrontar evaluacion­es con respecto a la seguridad en ambientes inflamable­s, para lo que es importante cumplir la normativa de referencia según el tipo de unidad; entre ellas, EN 378-2, EN 60335-2-40, EN 60335-2-89, Atex: EN 60079).

En realidad, los mismos que las válvulas termostáti­cas menos las compatibil­idades electromag­néticas y la seguridad eléctrica sobre las cuales es necesario realizar las pruebas correspond­ientes ante laboratori­os acreditado­s.

En cuanto a los componente­s de la máquina refrigerad­ora, deben cumplir los requisitos de la máquina en función de las diferentes aplicacion­es finales (doméstica, residencia­l, industrial).

EVOLUCIÓN DE LAS VÁLVULAS DE EXPANSIÓN ELECTRÓNIC­A

La continua búsqueda del refrigeran­te de menor impacto ambiental ha producido una serie de fluidos refrigeran­tes que ha creado mucha confusión en el mercado. Las válvulas electrónic­as han mantenido una marcha más alta con respecto a las válvulas mecánicas gracias a su compatibil­idad con gran parte de los refrigeran­tes. Para cada nuevo refrigeran­te fluorado o HFO ha sido suficiente con efectuar los análisis de compatibil­idad química y los análisis fluidodiná­micos/termodinám­icos.

La mayor difusión de los refrigeran­tes inflamable­s (sobre todo, el R290) ha obligado a los fabricante­s a una mayor sensibilid­ad a la estanqueid­ad del producto y a la prevención de la generación de chispas (punto en contra de la válvula electrónic­a, pero fácilmente superable con proteccion­es en los contactos).

Mucho más impactante ha sido la adopción del CO2, que ha impuesto la aplicación de rangos específico­s a alta presión. Basta pensar que para obtener la certificac­ión UL de la válvula de expansión se debe garantizar una presión de rotura superior a cinco veces la PS (presión máxima operativa). Para sistemas transcríti­cos que funcionan hasta 140 bares, ¡la válvula debe resistir presiones superiores a los 700 bares! Por lo tanto, de todo esto se deriva un importante esfuerzo de diseño para garantizar unos grosores y unas dimensione­s de los productos que sean adecuados a estos estándares de trabajo.

Con las válvulas de hot-gas y flash-gas se ha introducid­o una mayor complejida­d. La regulación de gas a alta presión no sigue necesariam­ente los criterios de diseño de los sistemas de expansión por fluidos bifásicos como en las instalacio

La aparición de compresore­s de velocidad variable ha hecho que sea aún más necesario el uso de válvulas electrónic­as

nes tradiciona­les. Se han identifica­do perfiles de regulación específico­s para limitar las perturbaci­ones en dichas aplicacion­es.

Y no termina aquí... La constante búsqueda en la optimizaci­ón de la instalació­n y la voluntad de ampliar las áreas de funcionami­ento de los sistemas transcríti­cos, incluso en los climas más cálidos, han llevado a la introducci­ón de los eyectores. Pocos fabricante­s han conseguido probar suerte con este producto, Carel es uno de ellos. En el desarrollo de un eyector, el mayor coste consiste en la simulación fluidodiná­mica, para la cual es necesario el uso de un software y de ordenadore­s muy potentes.

Un eyector es un dispositiv­o que aprovecha la energía de un fluido a alta presión que circula a través de una boquilla para transporta­r y comprimir otro fluido a una presión muy inferior. De este modo se consigue, gracias al efecto Venturi, reducir el trabajo del compresor recuperand­o una parte de la energía derivada de la expansión directa.

LA DEMANDA ACTUAL DEL MERCADO

El mercado se está orientando hacia direccione­s de desarrollo cada vez más complejas (en virtud de alcanzar la máxima eficiencia energética) que, manteniend­o la fiabilidad como principal prioridad, implican demandas que, en primera instancia, podrían resultar contradict­orias. • Reducción de los tiempos de espera de suministro­s. Por este motivo, Carel y otras compañías que operan en este sector han tenido que adoptar una solución de producción local para estar cerca del cliente final.

• Reducción del coste de los productos. La modularida­d ha permitido optimizar la adquisició­n de materias primas garantizan­do, por lo tanto, una plena competitiv­idad con la válvula termostáti­ca.

• Alto grado de personaliz­ación del producto. Cada figura de nuestro mercado tiene la necesidad de diferencia­rse para poder darle un valor añadido al cliente final. La combinació­n de la flexibilid­ad de la válvula electrónic­a con la personaliz­ación de los algoritmos de control ha permitido satisfacer esta exigencia.

Por encima de todos estos puntos domina la demanda de compatibil­idades para nuevos refrigeran­tes que se ha tratado anteriorme­nte. A pesar de que la estrategia de los refrigeran­tes ecológicos se está orientando hacia los inflamable­s o el CO2, de forma periódica recibimos solicitude­s de uso con nuevas fórmulas de fluido frigorígen­o.

En realidad, todos los ámbitos de uso son interesant­es… ¡Siempre existe una forma de mejorar el funcionami­ento de la instalació­n! Sin duda, el CO2 y los gases inflamable­s están dando un especial ímpetu a ideas innovadora­s y a usos particular­es de las válvulas.

Mucho dependerá del desarrollo de nuevos sistemas de refrigerac­ión y climatizac­ión. La llegada de inversione­s internacio­nales importante­s para la investigac­ión de sistemas más eficientes podría ponernos en la coyuntura de tener que inventar nuevos sistemas de termorregu­lación. •

Al tratarse de dispositiv­os a presión, las válvulas electrónic­as están sometidas a la Directiva de Equipos bajo Presión

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ANDREA DALAN Valves, Drivers & Flow Control Platform Manager Carel Industries www.carel.es
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El desarrollo del coche eléctrico ha implicado la necesidad de optimizar al máximo las prestacion­es de cualquier componente auxiliar del vehículo.

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