EL ORIGEN DE BARCELONA
Tal vez, en este punto del artículo, alguien se sienta tentado a poner en juego la historia acerca de los orígenes púnicos de Barcelona como defensa del viaje por la costa. Esta hipótesis data de plena Edad Media y tiene diferentes versiones. Una de ellas asegura que aproximadamente en el 230 a.C. el mismísimo
Amílcar Barca, padre de Aníbal, fundó la ciudad bajo el nombre de Barkenon, derivado de su apelativo familiar. Para ello conquistó un enclave íbero de la tribu de los layetanos del que se tienen referencias vagas. La otra versión es idéntica, salvo por el hecho de que no fue Amílcar, si no su hijo, quien realizó dicha fundación durante su avance hacia los Pirineos.
Estas hipótesis podrían pues tomarse como prueba de que Aníbal utilizó la ruta mediterránea. La cuestión es que estas historias son simples leyendas sin sustento, no más demostrables que la explicación mitológica de una fundación por parte de Heracles durante su búsqueda del Vellocino de Oro. Son fruto de la perspectiva fantasiosa de historiadores del siglo XV como Pere Tomic. Este, en su Histories e conquestes dels Reys de Arago e Comtes de Barcelona, tenía más interés en darle un origen legendario a Barcelona que en la verdad histórica. La primera aparición histórica de Barcelona como tal, más allá de la población íbera original, data del siglo I a.C., cuando la Roma de Augusto estableció un próspero asentamiento con el título de colonia, como toda ciudad romana de nueva fundación. Así pues, el primer nombre atestiguado de Barcelona sería Colonia Iulia Faventia Paterna Barcino.
No existe ningún fundamento que apoye la tesis púnica, ni arqueológico ni etimológico, y, por supuesto, tampoco aparece mención alguna en las crónicas antiguas. Por el contrario, sabemos muy bien dónde se encontraba Amílcar en esas fechas, esto es, en las zonas del sur peninsular, expandiendo su control en las regiones de Sierra Morena. El patriarca Bárquida, sencillamente, jamás llegó tan al norte, pues en fechas de los mitos mencionados se hallaba muy lejos. Jamás tendría la oportunidad de viajar tan al norte, pues moriría en el 229 a.C., durante la famosa batalla de Helike.