PASIÓN POR LA EDUCACIÓN
– Toda una vida dedicada a la educación. ¿Cómo se definiría Eduardo Soler Fiérrez a sí mismo? ¿Cuál ha sido su “rosa de los vientos” en el desarrollo de sus textos, y su profesión pedagógica?
–Toda mi vida ha estado dedicada a la educación, un sector que conocía desde pequeño porque mis padres eran maestros. Unos maestros que vivían su labor con intensidad durante todos los momentos del día. Cuando me pidió una frase corta que definiera mi vida le dije que “no me concibo sin haber nacido y criado en un pueblo, sin haber sido hijo de padres maestros y sin haber dedicado mi vida a trabajar a favor de la educación”. Por la educación he trabajo primero como maestro en el Colegio Público “Zumalacárregui” (actualmente “Jaime Vera”), un colegio madrileño del barrio de Estrecho, donde podías palpar la labor que hacía con alumnos de una clase baja, cuyas esperanzas se cifraban en el éxito en su preparación.
Recién terminada la licenciatura en Filosofía y Letras (Sección de Pedagogía) fui profesor ayudante en la cátedra de Didáctica en la Universidad de Madrid, única que existía entonces (hoy, Complutense). Después de cuatro años obtuve la plaza de inspector en Barcelona por oposición libre y directa, donde ejercí de 1970 a 1975, compatibilizando este trabajo con el de profesor de la Universidad central de Barcelona. Me he movido siempre a base de oposiciones, lo que me ha obligado a mantener muy actualizada mi
preparación. Pienso que la oposición es la manera más justa de entrar en una profesión. Oposité de nuevo para obtener una plaza de inspector en Madrid y aquí también ejercí como docente en la Universidad Complutense impartiendo la asignatura de Metodología Didáctica en la Facultad de Matemáticas.
Tan variadas experiencias profesionales han hecho que conozca el campo de la educación desde perspectivas muy diferentes que se fueron completando con otros cargos como Jefe del Servicio de Centros del Ministerio de Educación, Inspector central de educación, etc.
He tratado de compaginar siempre mi labor profesional con mi vocación investigadora y con la escritura. En mis publicaciones he buscado la originalidad temática, creyendo que había que tratar temas que no hubieran sido estudiados y cuya necesidad de investigación y tratamiento era evidente; así surgió uno de mis libros más celebrados por la crítica y que está considerado como un obra clásica en la producción pedagógica: La visita de inspección. Encuentro con la realidad educativa. Sobre una actividad tan exclusiva de la inspección no existía investigación ni teoría que justificara y orientara su realización. Mi misma tesis doctoral respondió a esta necesidad investigadora en el campo de la supervisión escolar: La Inspección en las distintas concepciones pedagógicas.