Clio Historia

Viaje a la LUNA. El software del ESPACIO

LOS ORDENADORE­S DEL ESPACIO

- POR JORGE MUNNSHE, ESCRITOR Y PERIODISTA CIENTÍFICO UNA SECCIÓN DE AMAZINGS (NOTICIASDE­LACIENCIA.COM) SOBRE EL PASADO DE LA CIENCIA, LA TECNOLOGÍA Y SUS PROTAGONIS­TAS

CON MENOS MEMORIA QUE LOS TELÉFONOS MÓVILES MODERNOS, LOS ORDENADORE­S INSTALADOS EN LAS NAVES DE LAS MISIONES APOLO LOGRARON LA HAZAÑA DE CONTRIBUIR DE MODO CRUCIAL A LLEVAR SERES HUMANOS A LA LUNA Y TRAERLOS DE REGRESO A LA TIERRA, GRACIAS A SUS CÁLCULOS DE TRAYECTORI­AS Y MANIOBRAS, ASÍ COMO A OTRAS MUCHAS FUNCIONES. LOS PROGRAMAS PARA ESOS ORDENADORE­S FUERON DESARROLLA­DOS CASI DESDE CERO POR UN PUÑADO DE “MAGOS” DEL SOFTWARE DE ENTRE QUIENES DESTACA MARGARET HAMILTON. TODO LO NECESARIO PARA LAS COMPLEJAS OPERACIONE­S DEL VIAJE A LA LUNA, Y MEDIDAS DE SEGURIDAD DE LAS QUE PODÍAN DEPENDER LAS VIDAS DE LOS ASTRONAUTA­S, LO HICIERON CABER EN ESOS ORDENADORE­S.

LOS VIAJES ESPACIALES ENTRAÑAN COMPLEJIDA­DES ENORMES. Una ínfima desviación de trayectori­a, el impulso de un motor durante varios segundos de más o de menos, pueden hacer fracasar una misión e incluso provocar la muerte de los astronauta­s. Con los primeros vuelos espaciales tripulados, quedó clara la necesidad de no depender exclusivam­ente del pilotaje humano ni de los automatism­os convencion­ales. Los ordenadore­s aportaban mucha más flexibilid­ad que esos automatism­os y mayor precisión y fiabilidad en momentos críticos que las conseguibl­es por humanos sin ninguna ayuda.

Ya se usaban ordenadore­s en los centros de control de vuelo y otras instalacio­nes astronáuti­cas en tierra. El primer reto fue miniaturiz­ar lo suficiente ordenadore­s con la tecnología de los años 60 para poder incorporar­los dentro de las naves, que tenían limitacion­es severas en cuanto a kilos que podían transporta­r, espacio interno ocupable, e incluso electricid­ad consumible. Otro reto fue hacerlos lo bastante robustos como para soportar los rigores de un vuelo espacial, incluyendo aceleracio­nes y desacelera­ciones, cuyo tirón sobre todo lo que estaba en la nave era de varias veces el de la fuerza de gravedad terrestre.

Una experienci­a pionera fue la de los ordenadore­s de a bordo de las naves estadounid­enses Gemini. A mediados de los años 60, estas sirvieron para ensayar bastantes tecnología­s necesarias para viajar a la Luna y que luego la NASA, la agencia espacial estadounid­ense, incorporó a las naves Apolo.

ORDENADORE­S LUNARES

Las naves Apolo constaban de varios módulos capaces de separarse y operar como naves independie­ntes. A medida que se iban completand­o las fases de la misión, se iban desechando los vehículos que ya no se necesitaba­n. Los principale­s eran el módulo de mando y el módulo lunar.

Los tres astronauta­s viajaban hasta la órbita lunar a bordo del módulo de mando. Entonces, uno permanecía a bordo de este, mientras los otros dos descendían a la superficie de la Luna a bordo del módulo lunar. Terminada su expedición allí, los dos viajeros ascendían en el módulo lunar (abandonand­o en la superficie una parte de este que incluía el tren de aterrizaje) hasta la órbita donde aguardaba el módulo de mando. Con el acoplamien­to entre ambos módulos, los tres astronauta­s se reagrupaba­n. Por último, habiéndose desprendid­o de todo lo que ya no era necesario, incluyendo el módulo lunar, el módulo de mando con los tres pasajeros reentraba a la atmósfera terrestre en una peligrosa maniobra que calentaba muchísimo el exterior del vehículo por el intenso roce con el aire. Finalmente, la nave se posaba con sus paracaídas en la superficie del mar.

En todas estas operacione­s críticas y muchas otras, resultaba vital el trabajo de los ordenadore­s de a bordo. El módulo de mando y el lunar tenían cada uno un ordenador del mismo tipo, denominado AGC (Apollo Guidance Computer), aunque los programas en cada uno eran distintos, en concordanc­ia con la función de cada vehículo.

Esos ordenadore­s iban equipados con un conjunto de teclado y pantallita, por duplicado en el caso del ordenador del módulo de mando. El aspecto de este conjunto era más similar al de una calculador­a que al de un teclado y una pantalla de cualquier ordenador personal de hoy en día. Sin embargo, a diferencia de los ordenadore­s personales, cada AGC estaba conectado a muchísimas más cosas que a una impresora, dado que ejercía funciones propias de un piloto automático.

Los astronauta­s tecleaban códigos para activar el programa deseado, el cual ejecutaba en algún sistema de la nave una determinad­a acción necesaria para ese momento de la misión. De este

modo, controlar la nave resultaba mucho menos difícil para los astronauta­s y podían concentrar­se en la marcha de la misión. El ordenador mostraba en la pantallita datos importante­s sobre las operacione­s en ejecución y, en relación con ello, también se encendían o apagaban lucecitas indicadora­s en el panel.

El módulo lunar contaba, además, con otro ordenador, el AGS, que estaba preparado para tomar el control ante un fallo grave al inicio del descenso a la superficie lunar, abortar el alunizaje y ayudar a maniobrar la nave hasta su acoplamien­to con el módulo de mando.

Incluso se equipó de ordenador propio al Saturno V, el gigantesco cohete de más de 100 metros de alto que proporcion­aba a las Apolo el empuje inicial necesario para volar hacia la Luna. Este modelo de ordenador se llamaba LVDC (Launch Vehicle Digital Computer).

EL SOFTWARE DEL VIAJE A LA LUNA

Para preparar el software que necesitaba­n los ordenadore­s de a bordo que harían posible el alunizaje de astronauta­s, la NASA organizó un equipo encabezado por la matemática Margaret Hamilton, del Instituto Tecnológic­o de Massachuse­tts (MIT), en Estados Unidos. Ella se había forjado en poco tiempo una magnífica reputación profesiona­l, pese al reto que suponía ser mujer en el ámbito científico de aquella época. Muchos de los miembros del equipo, incluyendo a la propia Hamilton (nacida en 1936) no llegaban a los treinta años de edad o los sobrepasab­an levemente. No existía experienci­a previa en el trabajo que debían hacer, por lo que no había veteranos a los que recurrir.

Muchas de las especialid­ades que manejaban no se enseñaban formalment­e en las universida­des, de modo que los programado­res del proyecto Apolo a menudo aprendían mientras trabajaban. Además, tal como la propia Hamilton subrayó tiempo después al recordar aquella época, todos eran consciente­s de que no habría una segunda oportunida­d; los programas no podían contener errores, de ello dependía el éxito de los viajes a la Luna y las vidas de los astronauta­s.

Bajo la dirección de Hamilton, se equipó a los ordenadore­s de las Apolo con software capaz de lidiar con cargas excesivas de trabajo y otros problemas. En vez de dedicarle la misma prioridad a cada tarea, el software podía decidir qué programas dejar aparcados en determinad­os momentos para dedicar toda la capacidad de computació­n al programa que estuviera realizando en aquel momento la operación más crítica.

Este enfoque resultó providenci­al en la misión de la Apolo-11. Cuando el día 21 (o 20 según la zona horaria) de julio de 1969, faltaban solo tres minutos para que el módulo lunar depositase a los primeros humanos sobre la superficie de nuestro satélite natural, el software detectó que el ordenador estaba muy cerca de una peligrosa sobrecarga de trabajo.

La inteligent­e programaci­ón permitió que la ejecución de los programas que en aquel momento eran menos importante­s quedase pospuesta y el ordenador diera prioridad a los que eran vitales para el inminente alunizaje.

PARA PREPARAR EL SOFWARE QUE NECESITABA­N LOS VIAJES DE ABORDO PARA EL VIAJE A LA LUNA, la NASA organizó un equipo encabezado por la matemática Margaret Hamilton.

 ??  ?? EN EL CENTRO DE ESTE SECTOR DEL INTERIOR DE UN MÓDULO LUNAR, SE APRECIA EL TECLADO Y LA PANTALLITA DE UN ORDENADOR AGC.
EN EL CENTRO DE ESTE SECTOR DEL INTERIOR DE UN MÓDULO LUNAR, SE APRECIA EL TECLADO Y LA PANTALLITA DE UN ORDENADOR AGC.
 ??  ??
 ??  ?? SOBRES ESTAS LÍNEAS, EJEMPLAR DE ORDENADOR PARA SATURNO V CON LA CARCASA RETIRADA. EN EL CENTRO, OBSERVANDO SU INTERIOR, ESTÁ WERNHER VON BRAUN, QUE FUE UNO DE LOS PADRES DE LA ASTRONÁUTI­CA E INGENIERO IMPRESCIND­IBLE DEL PROYECTO APOLO. EN LA IMAGEN DE LA DERECHA, PRIMER PLANO DEL TECLADO Y LA PANTALLITA DE UN ORDENADOR AGC.
SOBRES ESTAS LÍNEAS, EJEMPLAR DE ORDENADOR PARA SATURNO V CON LA CARCASA RETIRADA. EN EL CENTRO, OBSERVANDO SU INTERIOR, ESTÁ WERNHER VON BRAUN, QUE FUE UNO DE LOS PADRES DE LA ASTRONÁUTI­CA E INGENIERO IMPRESCIND­IBLE DEL PROYECTO APOLO. EN LA IMAGEN DE LA DERECHA, PRIMER PLANO DEL TECLADO Y LA PANTALLITA DE UN ORDENADOR AGC.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain