En la retaguardia. Cien años de la PRIMERA GUERRA MUNDIAL
CUANDO ESTALLÓ LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL EN EL VERANO DE 1914, NADIE PENSABA QUE SE PROLONGARÍA CUATRO AGÓNICOS AÑOS. EN UN PRINCIPIO, LA LLAMADA A FILAS DE MILES DE SOLDADOS NO PARECIÓ AFECTAR A LA INDUSTRIA Y LA ECONOMÍA DE LOS PAÍSES EN CONFLICTO, QUE CREÍAN PODER SUBSISTIR CON LAS RESERVAS INDUSTRIALES. PERO CUANDO SE ASUMIÓ QUE LA GUERRA NO IBA A FINALIZAR EN POCOS MESES, LOS PUESTOS DE TRABAJO ABANDONADOS POR LOS HOMBRES QUE AHORA ESTABAN EN EL FRENTE, DEBÍAN SER OCUPADOS CON URGENCIA. LAS NUEVAS INDUSTRIAS ARMAMENTÍSTICAS TAMBIÉN NECESITABAN MANO DE OBRA. LAS MUJERES SE IBAN A CONVERTIR ENTONCES EN UNA SOLUCIÓN.
LAS AUTORIDADES GUBERNAMENTALES Y MILITARES aceptaron que las mujeres ejercieran su papel de servicio a la causa nacional con obras de caridad o como enfermeras de la Cruz Roja.
EN LOS ALBORES DE LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL, LAS MUJERES ESTABAN PROTAGONIZANDO IMPORTANTES MOVIMIENTOS EN FAVOR DE SUS DERECHOS. Mujeres de países como los Estados Unidos, Inglaterra o Francia, llevaban tiempo articulando sus demandas desde organizaciones feministas que hacia 1914 ya estaban consolidadas. Habían salido a las calles de manera masiva y habían protagonizado incluso actos violentos y huelgas de hambre demostrando que estaban dispuestas a cualquier cosa para alcanzar sus objetivos. Pero la guerra trastocó, también, sus planes reivindicativos.
Las bombas y los disparos acallaron las voces que llevaban años, décadas, gritando en favor del voto femenino o del acceso de las mujeres a la educación. Los hombres marchaban al frente y sus madres, esposas, hijas, hermanas, asumieron su papel de servicio a la patria. Ellas mismas en sus propias publicaciones feministas transmitieron el mensaje: “Mujeres, vuestro país os necesita. Mostrémonos dignas de la ciudadanía, se atienda o no nuestras reclamaciones”. SERVICIO A LA CAUSA
En aquellos primeros momentos del conflicto, en el que el mundo contuvo la respiración y creía sinceramente que todo terminaría pronto, las autoridades gubernamentales y militares aceptaron que las mujeres ejercieran su papel de servicio a la causa nacional con obras de caridad o como enfermeras en organismos como la Cruz Roja. Pero fruncieron el ceño ante las primeras que pidieron participar en la guerra de manera más activa. Las fábricas y el campo mantenían una calma tensa, con las máquinas al mínimo rendimiento, esperando que obreros y campesinos volvieran pronto a su trabajo.
En las casas también se mantenía la tensión, no solo esperando con angustia la pronta vuelta de sus familiares, sino por la situación económica. El dinero de las familias se vio reducido y la comida pronto escasearía. Las ayudas que en un primer momento aprobaron algunos países en conflicto para las mujeres con hijos a su cargo eran escasas y llegaban tarde.
Ante esta situación, y asumiendo que la guerra no era algo pasajero, los dueños de las fábricas y de las producciones agrícolas pusieron la vista en las mujeres. La industria armamentística también tuvo que reconocer que, ante la demanda imperiosa de arsenal de guerra, necesitaba intensificar la producción con mano de obra extra. La guerra, que ya no iba a terminar pronto, se iba a librar en dos frentes, el battlefront y el homefront.
LA MUJER EN LA INDUSTRIA En pocas semanas, las mujeres llenaron el vacío que los hombres habían dejado en las duras tareas del campo, en las industrias de todo tipo y en trabajos considerados tradicionalmente masculinos. De la noche a la mañana, ciudades como Londres o París, vieron cómo las mujeres conducían sus autobuses o tranvías, eran contratadas en la banca, en las oficinas de correos o trabajaban en fábricas metalúrgicas, químicas y
eléctricas. Solteras, casadas, con hijos, dejaron en casa los corsés y las largas faltas y se enfundaron los monos de trabajo. El entusiasmo inicial dio paso a la dura realidad de las largas jornadas laborales que, a veces, se alargaba hasta doce horas diarias que debían compaginar con el trabajo doméstico y, las que eran madres, con el cuidado de sus hijos. En algunos casos, se crearon guarderías infantiles y se habilitaron salas de lactancia dentro de las zonas de trabajo, pero el peso del trabajo dentro y fuera de casa no desapareció.
En las fábricas de armamento, la producción que fue intensificando a medida que la guerra avanzaba. Conocidas popularmente como Munitionettes, a las mujeres que pasaron largas jornadas de trabajo fabricando armas, fueron bautizadas también como “canarias”. El contacto reiterado con el TNT provocaba que su piel se tornara amarillenta, como la de los pájaros. Sin ningún tipo de protección específica y escasos controles químicos, se calcula que unas cuatrocientas mujeres fallecieron en las fábricas por intoxicación por el contacto con el TNT y muchas otras sufrieron enfermedades, jaquecas, mareos, palpitaciones o vómitos.
IGUALDAD LABORAL
A pesar de las duras jornadas laborales, las mujeres ganaban un salario y empezaron a considerar la posibilidad de vivir emancipadas. Algo que los empresarios no contemplaban, pues en todo momento tuvieron claro que aquella era una situación temporal y excepcional causada por un conflicto bélico. Los hombres se empeñaron en insistir una y otra vez en el carácter excepcional de la situación, en la que las mujeres eran meras sustitutas. Y cuando los industriales o empresarios reconocieron las cualidades de las trabajadoras, asalariadas responsables y minuciosas, toparon con el rechazo de sus compañeros en las fábricas, el campo o las oficinas.
Pero la guerra dio a las mujeres la oportunidad de demostrarse a sí mismas que eran capaces de realizar las mismas tareas que los hombres. Tomaron conciencia de su valía, algo que ya no podrían frenar los hombres aunque, finalizada la contienda, las obligaran a dejar sus trabajos asalariados y volver a convertirse en ángeles del hogar. Las mujeres habían demostrado al mundo que podían ser capaces de ser tanto o más eficientes en trabajos considerados masculinos.
SIN NINGÚN TIPO DE PROTECCIÓN y escasos controles químicos, se calcula que unas cuatrocientas mujeres fallecieron en las fábricas por intoxicación por el contacto con el TNT.