La desaparición del EJÉRCITO del REY CAMBISES
LA HISTORIA ESTÁ REPLETA DE EPISODIOS MISTERIOS QUE AÚN HOY NO HAN ENCONTRADO EXPLICACIÓN. SIN DUDA, UNO DE LOS MÁS ENIGMÁTICOS ES AQUEL QUE NOS HABLA DE LA SORPRENDENTE DESAPARICIÓN DE TODO EL EJÉRCITO DEL REY PERSA CAMBISES II. ¿REALMENTE FUE TRAGADO POR LA ARENA DEL DESIERTO COMO RELATA EL HISTORIADOR GRIEGO HERÓDOTO? O ¿SE OCULTÓ SU VERDADERO FINAL POR MOTIVOS POLÍTICOS?
LOS TEXTOS DEL HISTORIADOR GRIEGO HERÓDOTO HABLAN CLARO. Según este autor, en el año 525 antes de Cristo el rey persa Cambises II, tras conquistar el valle del Nilo, planeó ampliar su imperio con nuevas campañas contra los cartagineses, los etíopes y los amonios. Mientras que la expedición contra los primeros nunca se llevó a cabo, el ataque a los etíopes, liderado por el propio monarca, fracasó estrepitosamente. Pero es la última campaña, la de los amonios, la que veinticinco siglos después acapara la atención de arqueólogos e investigadores. Según Heródoto, quien recorrió la región tan solo 75 años después de los hechos, los amonios vivían junto al oasis de Siwa, al oeste del actual Egipto. Eran los encargados de mantener el oráculo del dios Zeus-Amón. El ejército, compuesto por 50.000 hombres, partió de la ciudad de Tebas. Tras un trayecto de siete días alcanzó los actuales oasis de Kharga y Bahariya.
A partir de ahí su pista desaparece por completo. Nunca recorrieron los 325 kilómetros de arena que los separaba de Siwa y nunca regresaron a su hogar: Egipto. Heródoto indica, tomando como fuente a los propios amonios, que las tropas de Cambises desparecieron bajo una tormenta de arena sin dejar ningún tipo de rastro.
BÚSQUEDA INFRUCTUOSA
Desde entonces, numerosas expediciones a lo largo de la Historia han buscado infructuosamente los restos de tan magnífico ejército. En 1935, el conde húngaro Laszlo Almásy, inspirador del protagonista de la película El paciente inglés,y el barón alemán Von der Esch lanzaron una expedición para determinar las posibles rutas seguidas por las tropas de Cambises. La empresa fracasó, como muchas otras en el pasado, y a punto estuvo de costarles la vida tras verse sorprendidos por el qibli, el terrible viento del sur. Su experiencia, sin embargo, les sirvió para probar la verosimilitud del relato de Heródoto.
Entre los años 1950 y 1960 varias compañías petrolíferas comenzaron sus prospec-
SEGÚN HERÓDOTO, el ejército del rey Cambises estaba compuesto por 50.000 hombres. Este partió de la ciudad de Tebas y, tras un trayecto de siete días, alcanzó los actuales oasis de Kharga y Bahariya.
en la zona sin encontrar nada significativo que diera una pista de qué había pasado con el ejército desaparecido. Nuevamente, en 1990, una expedición americana volvió a intentarlo con un resultado similar. Más recientemente, un equipo de geólogos de la Universidad de Helwan, en Egipto, encontró por casualidad restos de ropas, flechas y utensilios bajo las dunas, los cuales en un primer momento se pensó que podrían pertenecer al ejército perdido.
Por su parte, el Consejo General de Antigüedades egipcio llevó a cabo una nueva expedición para confirmar que dichos restos podrían pertenecer a los soldados de Cambises, aunque la ausencia de noticias y fotografías hace pensar que no lo eran, ya que no se ha tenido más información al respecto.
DERROTADOS POR LOS EGIPCIOS Existe otra hipótesis no tan mistérica como las anteriores que echa por tierra la teoría propuesta por Heródoto. El equipo del egiptólogo Olaf Kaper, de la Universidad de Leiden, en los Países Bajos, ha descubierto lo que la desaparición del ejército podría calificarse como un pacto de siciones
lencio promovido por intrigas políticas de aquella época. Y es que ha llegado a una explicación del todo distinta a las barajadas hasta ahora: Aquel ejército no desapareció tragado por una duna, sino que fue derrotado por el enemigo, y el gobierno de entonces no quiso que se supiera la verdad de los hechos.
Kaper argumenta que sus últimos hallazgos demostrarían que el ejército no estaba simplemente cruzando por el desierto; su destino final era el oasis de Dachla, donde estaban desplegadas las tropas de Petubastis III, el líder rebelde egipcio.
Este consiguió tender una contundente emboscada al ejército de Cambises, y de esta forma logró, desde su base de operaciones en el oasis, reconquistar una gran parte de Egipto, después de lo cual se coronó como faraón en la capital, Menfis.
El hecho de que el destino del ejército de Cambises no se haya aclarado durante dos milenios y medio se debe probablemente al rey persa Darío I, quien sofocó la revuelta egipcia con un gran derramamiento de sangre, dos años después de la derrota de Cambises. Comprendiendo el alto valor propagandístico de alterar la historia