Entrevista a ANTONIO PUENTE MAYOR
CON "EL ENIGMA DEL SALÓN VICTORIA" (ALGAIDA), ANTONIO PUENTE MAYOR HACE UN RECORRIDO POR LOS AMBIENTES QUE DIERON VIDA A SHERLOCK HOLMES, PERO TAMBIÉN POR EL IMPERIO DONDE SE CRIÓ MARÍA CRISTINA DE HABSBURGO, LA REINA DE ESPAÑA MENOS CONOCIDA POR LOS ESPAÑOLES. AUNQUE EL AUTÉNTICO HOMENAJE ES AL PROPIO SIGLO XIX, UNA ÉPOCA FASCINANTE QUE POSEE NUMEROSOS PUNTOS EN COMÚN CON LA ACTUALIDAD.
"NO SE PUEDE OLVIDAR EL TIEMPO MÁS QUE SIRVIÉNDOSE DE ÉL". Estas palabras, pronunciadas por el poeta francés Charles Baudelaire, tal vez podrían servirnos para glosar la labor del escritor de novela histórica, un género que está viviendo una de sus etapas doradas y que, en ocasiones, nos regala episodios inéditos o poco conocidos por el gran público, a quienes el ensayo no ha podido o sabido acceder con la suficiente empatía. Y es que merced al trabajo de documentación, la cuidada ambientación y las "licencias narrativas", de autores como Umberto Eco, Robert Graves o José Luis Corral, los lectores han podido adentrarse en el pensamiento de un monje franciscano del siglo XIV, un emperador de la Antigua Roma o del mismísimo Cid Campeador, y todo ello con calidad y rigor.
Una labor ardua y a veces poco reconocida que ha servido para que muchos descreídos de la Historia vuelvan a interesarse por ella. El enigma del salón Victoria (Algaida), obra del escritor sevillano Antonio Puente Mayor, es una de las propuestas más recientes del género, y sus 408 páginas nos invitan a recorrer la Europa de finales del siglo XIX de un modo tan sugerente como atractivo. Envuelta en un halo de suspense propio de las novelas de Raymond Chandler, Wilkie Collins o Agatha Christie, su trama arranca en el Hôtel du Palais, joya de los establecimientos turísticos del momento, ubicado a pie de la Grande Plage, en Biarritz. Allí, cinco invitados de talla mundial descubren por azar el cadáver de una mujer estrangulada y con la piel recubierta de oro, lo que requerirá de sus dones para resolver el misterio. Un whodunit (quién-lohizo) en toda regla, tras cuya superficie se esconde un atinado retrato de una época fascinante.
–¿Qué ha sido lo más difícil de construir en esta novela?
–Sin duda alguna los personajes, dado que es un ejercicio coral protagonizado por algunas de las mentes más brillantes del siglo XIX, a las que se suman una pléyade de secundarios imprescindibles para la trama e igualmente importantes. No en vano, los protagonistas de El enigma del salón Victoria —todos de carne y hueso— llevan un siglo copando las estanterías de bibliotecas y librerías de medio mundo con sus andanzas, normalmente a través de manuales de Historia o ensayos biográficos. De ahí que la responsabilidad fuese aún mayor. Estamos hablando, nada más y nada menos, que del doctor que dio forma al psicoanálisis, del ingeniero de la torre de París o del creador de Sherlock Holmes… O lo que es lo mismo, de Sigmund Freud, Gustave Eiffel y Arthur Conan Doyle. Un póker de ases que se completa con el genial pintor de
Albi, Henri de Toulouse-Lautrec, y el creador de óperas inolvidables como Madame Butterfly, Tosca o La Bohème, Giacomo Puccini. Ellos cinco se tendrán que enfrentar a un enigma de tal envergadura que les obligará a sumar sus talentos, o de lo contrario su reputación se verá seriamente dañada.
–¿A qué talentos se refiere exactamente?
–Pues a la capacidad crítica y psicológica del doctor Freud, cuya disciplina rayaba lo enfermizo; a los conocimientos en medicina forense
"LOS PROTAGONISTAS DE 'EL ENIGMA DEL SALÓN VICTORIA' llevan un siglo copando las estanterías de bibliotecas y librerías de medio mundo con sus andanzas, normalmente a través de manuales de Historia o ensayos biográficos".
y métodos policiales de investigación de Conan Doyle, o a la inventiva desbordante y experiencia en aerodinámica de Eiffel. Pero también, y en gran medida, a la sensibilidad de dos artistas geniales como Puccini y Lautrec, quienes aún despiertan nuestra admiración. En resumen, una especie de Liga de la Justicia, cuya aventura caleidoscópica busca desde el primer minuto la complicidad del lector.
UN INDIANA JONES, A LA
ESPAÑOLA
–Grupo al que se incorpora un sexto personaje venido del otro lado del Atlántico. ¿Puede explicarnos de quién se trata?
–En toda aventura que se precie –y a mí me encantan las novelas clásicas de Julio Verne o Robert Louis Stevenson– debe sobresalir un arquetipo de acción con el que poder identificarnos. En este caso no tuve que estrujarme la cabeza, pues el azar puso en mis manos a un arqueólogo y bibliófilo norteamericano que poseía la edad, el rostro y las características que yo andaba Me estoy refiriendo a
Archer Milton Huntington, hijo de uno de los cuatro grandes magnates del ferrocarril en Estados Unidos, cuyo afán coleccionista dio lugar a la Hispanic Society of America, una institución dedicada al estudio de las artes y la cultura de España ¡en pleno Manhattan!
–Personaje que se convierte en una suerte de Indiana Jones del siglo XIX…
-Así es. Pero a diferencia del personaje cinematográfico, la trayectoria de Huntington se centró casi exclusivamente en nuestro país, donde llegó a excavar junto al gran arqueólogo francés Jorge Bonsor, responsable de sacar a la luz la necrópolis romana de Carmona (Sevilla) o el conjunto de Baelo Claudia (Cádiz). Una labor muy desagradecida que supuso el inicio de la arqueología moderna en el sur de Europa y que hoy pocos recuerdan. Si acaso, a Huntington se le conoce por el encargo que hizo en 1911 al pin- tor Joaquín Sorolla: un conjunto de lienzos de gran tamaño titulado Visión de España, que desde entonces se exhibe en su institución neoyorquina.
TOQUE FEMENINO
–Y junto a este repertorio de nombres masculinos –a los ya mencionados se suman secundarios de lujo como Clément Ader, el inventor del avión, o Bram Stoker, padre de Drácula–, surge una mujer de excepción llamada María Cristina.
–Dada la fuerza y el carisma de estos individuos no podía conformarme con una protagonista femenina cualquiera. De ahí que optase por la reina María Cristina de Habsburgo, quien, paradójicabuscando.
"EN MI NOVELA NO PODÍA FALTAR el personaje de Archer Milton Huntington, cuyo afán coleccionista dio lugar a la 'Hispanic Society of America', dedicada al estudio de las artes y la cultura de España ¡en pleno Manhattan!".
mente, tuvo que ejercer un papel normalmente reservado a los varones. Así, y en contra de lo esperado, la madre de Alfonso XIII ocupó el trono como regente hasta la mayoría de edad de su hijo, lo que le permitió conocer los entresijos de la política española del momento, a la par que sufrir sus consecuencias. No olvidemos que el 1 de enero de 1899, seis meses antes de los acontecimientos que narro en mi novela, Cuba se había independizado oficialmente de España, por lo que la situación no era precisamente boyante.
–Sin embargo, su retrato de María Cristina va más allá de su papel como reina y se adentra en lo personal y humano. ¿Qué podría destacarnos de ella?
–Para empezar que fue una mujer completamente desconocida e infravalorada por sus súbditos. Ello se debió fundamentalmente a su rol de segunda esposa de Alfonso XII -este enviudó de la sevillana María de las Mercedes de Orleans tras diez meses de matrimonio–. Pero también a la imagen que proyectaba entre los españoles: la de una mujer extranjera, seria y ultra conservadora, que chocaba frontalmente con el ideal de la mujer castiza. De hecho, rápidamente fue apodada "Doña Virtudes", extendiéndose el rumor de que procedía de un convento –nada más lejos de la realidad–. Si bien es cierto que "Crista", que es como la llamaba su familia, fue una mujer cultivada desde su juventud (tocaba el piano, hablaba varios idiomas y era prima del emperador Francisco José de Austria), no hemos de obviar su enorme humanidad y entrega hacia los necesitados, así como su portentosa visión de futuro. En gran parte, la ciudad de San Sebastián le debe su encanto a la implicación de esta mujer.
DE ANIVERSARIO
–Una ciudad que este año celebra el 125 Aniversario del Palacio de Miramar, el lugar donde María Cristina veraneaba con sus hijos, y que, además, aparece en la portada de su novela.
–Un lugar maravilloso, ubicado frente a la playa de La Concha, que la reina mandó construir con su propia dote en 1893, y que hoy es un icono de la capital donostiarra. Yo he tenido la suerte de recorrerlo infinidad de veces gracias a mi trabajo como guía de tour operador, y puedo dar fe de su belleza y de las historias que atesora. Y es que en San Sebastián la reina María Cristina vivió algunos de los episodios más entrañables de su vida, como la colocación de la primera piedra de la catedral del Buen Pastor o el embellecimiento de las calles al estilo parisino. Y, por supuesto, ver crecer a su vástago, el pequeño Alfonso XIII, en un período especialmente delicado para la monarquía. En suma, María Cristina, San Sebastián y el propio siglo XIX merecían un homenaje en el 125 Aniversario de Miramar, y creo que mi novela puede aportar un pequeño grano de arena.
"EN SAN SEBASTIÁN, la reina María Cristina vivió algunos de los episodios más entrañables de su vida, como la colocación de la primera piedra de la catedral del Buen Pastor o el embellecimiento de las calles al estilo parisino".