AL MANDO DE UN BOMBARDERO
MARIE MARVINGT FUE UN ESPÍRITU LIBRE. Incansable, dispuesta a superar un reto tras otro, esta joven francesa de origen humilde pasó de acumular una incontable lista de galardones deportivos a descubrir su verdadera pasión, la aviación.
En 1909, cuando Marie Marvingt tenía treinta y cuatro años, pasó de dirigir globos aerostáticos a convertirse en una de las primeras mujeres en pilotar un aeroplano. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial, Marie no se lo pensó dos veces y se enfundó un uniforme militar. Con la complicidad de un teniente de infantería francés, Marie se subió a un bombardero y realizó vuelos de combate sobre territorio alemán. A punto de finalizar la guerra, participó en misiones aéreas en el frente italiano.
A nadie en las altas esferas del ejército le sentó demasiado bien la hazaña de Marie Marvingt, temiendo que su ejemplo pudiera despertar espíritus aventureros en otras mujeres. Oficialmente se la reconoció como enfermera voluntaria en el frente.