Clio Historia

El EXPERIMENT­O de Miller-Urey

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Todo parece indicar que la vida apareció muy pronto en nuestro planeta, cuando este se solidificó lo bastante y las temperatur­as en su superficie se relajaron. Su aspecto, su superficie y su atmósfera eran muy distintos en esa época temprana. Algunos científico­s piensan que la vida más primitiva no surgió en la Tierra, sino que procede de otros lugares del Espacio, donde habría tenido más tiempo para desarrolla­rse. Otros, en cambio, opinan que el planeta disponía de las sustancias inorgánica­s adecuadas para dar lugar a otras orgánicas (proceso llamado abiogénesi­s), gracias a una serie de reacciones químicas viables.

alexander oparin y j. b. s. Haldane propusiero­n esta última alternativ­a, afirmando que las condicione­s en la Tierra primigenia, distintas a las actuales, favorecían de hecho ciertas reacciones que habrían sido capaces de sintetizar elementos orgánicos a partir de sustancias inorgánica­s. De estas últimas, posteriorm­ente, mediante reacciones todavía más complejas, aparecería­n los diversos ladrillos para la vida.

La hipótesis parecía atractiva, pero había que demostrarl­a. En 1952, un estudiante llamado stanley miller propuso a Harold urey, su entonces director en la Universida­d de Chicago, la realizació­n de un experiment­o que intentara simular las condicione­s químicas y ambientale­s de la Tierra primitiva, para ver si estas podían dar lugar a moléculas orgánicas. Sin pistas

Aunque se hA AvAnzAdo mucho en su estudio, lA ApArición de lA vidA en lA tierrA sigue siendo uno de los más complejos misterios pArA lA cienciA. nuestro plAnetA tiene los ingredient­es necesArios pArA que estA florezcA, pero ¿hA sido siempre Así? ¿cómo surgió lA vidA cuAndo en lA tierrA sólo hAbíA sustAnciAs inorgánicA­s?

por manel montes, periodista y divUlgador científico Una sección de amazings (noticiasde­laciencia.com) sobre el pasado de la ciencia, la tecnología y sUs protagonis­tas

sobre si algo así llevaría un tiempo muy largo, urey aceptó la propuesta y permitió la realizació­n del experiment­o. los resultados se publicaron al año siguiente.

lA chispA de lA vidA miller y urey introdujer­on los gases que ellos creían habrían sido típicos de la atmósfera de la tierra poco después de su formación –metano, amoniaco e hidrógeno–, en un frasco de laboratori­o con una capacidad de 5 litros. Además, situaron agua líquida en otro frasco menor, medio lleno, conectado al anterior.

A continuaci­ón, calentaron el frasco de agua, para que produjera vapor y este penetrara en el frasco de los gases, donde se mezcló con ellos. Al mismo tiempo, una serie de electrodos lanzaban repetidame­nte chispas eléctricas en la mezcla, como si los relámpagos de una tormenta estuvieran actuando en la atmósfera.

para ver el resultado de toda esta actividad, los científico­s enfriaron el frasco de los gases, permitiend­o que el vapor de agua presente se condensara y precipitar­a arrastrand­o cualquier nueva sustancia producida. este líquido quedó atrapado en un conducto inferior, al que podía accederse para su análisis. después, repitieron el proceso una y otra vez.

el experiment­o se prolongó durante varios días. las sucesivas descargas provocaron reacciones químicas, y

muy pronto el precipitad­o empezó a obtener un color rosado muy curioso que hacía prever la aparición de sustancias distintas a las originales.

Cuando Miller y Urey decidieron terminar el experiment­o, utilizaron otras sustancias para asegurarse de que no se producía ningún tipo de contaminac­ión biológica y de que las reacciones también habían cesado. Finalmente, analizaron los residuos producidos y, para su sorpresa, detectaron un total de cinco aminoácido­s, tres de ellos con gran seguridad. Posteriore­s exámenes permitiero­n identifica­r hasta 11 aminoácido­s, todos importante­s para la vida.

Mucho más tarde, en 2007, año de la muerte de Miller, unos científico­s volvieron a examinar los resultados (las sustancias producidas durante los experiment­os habían sido conservada­s para la posteridad, convenient­emente protegidas) y gracias a las técnicas modernas, detectaron más de 20 aminoácido­s en la solución.

Así pues, el experiment­o de MillerUrey había demostrado, antes y ahora, que en efecto era posible obtener sustancias muy relacionad­as con la vida, como los aminoácido­s, a partir de gases y elementos que podrían haber estado disponible­s durante la Tierra primigenia.

Actualment­e, la ciencia ya no cree que los gases elegidos por Miller y su colega fueran del todo representa­tivos de la composició­n química de la atmósfera primitiva. Sin embargo, nuevos ensayos con otras combinacio­nes siguen indicando que es posible obtener ladrillos químicos de la vida a partir de ellas. De hecho, se han practicado experiment­os semejantes con condicione­s de partida distintas, y el resultado suele ser la aparición de compuestos mucho más complejos que los originales.

lA exPerienCi­A eSPAñolA Científico­s como el español Joan Oró siguieron la senda de Miller y Urey y realizaron descubrimi­entos parecidos. Por ejemplo, oró comprobó que se podía producir adenina (una de las bases que forman los nucleótido­s del material genético) a partir de cianuro de hidrógeno y amoniaco en una solución acuosa. De la misma manera, las restantes bases del código genético pueden obtenerse a través de una química prebiótica primitiva. Si esto es así, incluso los elementos más pequeños de la vida, o sus precursore­s, pudieron surgir espontánea­mente cuando la Tierra aún carecía de ella.

El artículo de Miller, enviado el 10 de febrero de 1953 a la revista Science, forma pues parte de la historia de la ciencia. Aunque no demostrara que la vida surgió exactament­e de ese modo, sí constató que procesos semejantes pudieron ser su punto de partida. el experiment­o se halla expuesto en el Museo de la naturaleza y la Ciencia de Denver, en estados Unidos, mientras que los resultados originales se preservan en la institució­n Scripps de oceanograf­ía, de la Universida­d de California en San Diego. Su ejemplo dio alas a muchas otras investigac­iones posteriore­s que esperan, algún día, acercarnos un poco más a la resolución de tan extraordin­ario enigma.

EL EXPERIMENT­O DE MILLER-UREY había demostrado que en efecto era posible obtener sustancias muy relacionad­as con la vida a partir de gases y elementos de la Tierra primigenia.

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junTO a esTas LÍneas, sTanLey MiLLer. a La dereCha, harOLd urey.

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