EL MISTERIO DE REMBRANDT
Ya tenemos la clave. Las pinturas de Rembrandt, sin duda, esconden un misterio. Se trata de un ingrediente especial que hacía que sus obras presentaran un relieve único. Según varios estudios científicos, el maestro holandés usaba plumbonacrita para lograr este efecto.
Ha sido la tecnología sincrotrón la que ha puesto al descubierto los secretos del maestro. Según se ha probado, al aplicar la técnica del impasto, mediante la cual el material se coloca en un área de la superficie del cuadro en capas muy gruesas, se consigue aumentar la forma de percibir la pintura, y se consigue al incrementar sus propiedades de textura.
Para lograrlo Rembrandt se valió de pigmento blanco de plomo y medios orgánicos (principalmente aceite de linaza) que eran de aquellos que disponía en el mercado del siglo XVI, pero hasta el momento no se había podido descifrar su fórmula secreta. Esta plumbonacrita es un elemento muy extraño en el desarrollo de la técnica pictórica, y al parecer, según los recientes estudios holandeses y franceses, sólo se ha encontrado en algunas pinturas del siglo XX y en cierto pigmento de plomo rojo degradado utilizado por Van Gogh en una de sus obras.
Según ha detallado Víctor González, autor principal del estudio y científico del Rijksmuseum y la Delft University of Technology, su investigación ha demostrado que la presencia de este elemento no es algo accidental o a los procesos de contaminación. En realidad se trata del resultado de una síntesis totalmente prevista. El equipo analizó pequeños fragmentos del "Retrato de Marten Soolmans", "Betsabé con la carta de David" y "Susanna and the Elders". En todos, las pruebas demostraron que Rembrandt modificó los materiales de su pintura intencionalmente.