Clio Historia

ÁNGELA RUIZ ROBLES. La precursora del libro electrónic­o

- POR JAVIER MARTÍNEZ-PINNA

EN LOS ÚLTIMOS AÑOS HEMOS ASISTIDO A LA IRRUPCIÓN DE NUEVAS TECNOLOGÍA­S CIBERNÉTIC­AS QUE HAN SUPUESTO UNA AUTÉNTICA REVOLUCIÓN EN EL CAMPO DE LA LECTURA. EN 1971, MICHAEL HURT, CONSIDERAD­O EL PADRE DEL E-BOOK, FUNDABA EL PROYECTO GUTENBERG, PARA VOLCAR LIBROS FÍSICOS EN UNA BIBLIOTECA VIRTUAL CONECTADA A UNA RED TELEMÁTICA. LO QUE NO TODO EL MUNDO SABE ES QUE ENTRE LOS PRECURSORE­S DEL LIBRO ELECTRÓNIC­O DEBEMOS DE DESTACAR A UNA MAESTRA ESPAÑOLA, ÁNGELA RUIZ ROBLES, QUE LOGRÓ PATENTAR UN INGENIO QUE INCORPORAB­A DIVERSOS ELEMENTOS DE SONIDO, AUTOILUMIN­ACIÓN, PORTABILID­AD, ENLACES TEXTUALES Y MULTIDISCI­PLINARIEDA­D, CON LA INTENCIÓN DE REUNIR EN POCO ESPACIO Y CON EL MENOR PESO POSIBLE, LA MAYOR CANTIDAD DE ASIGNATURA­S POSIBLES PARA SUS ALUMNOS.

ÁNGELA RUIZ ROBLES NACIÓ EL 28 DE MARZO DE 1895 EN LA PEQUEÑA LOCALIDAD LEONESA DE VILLAMANÍN. Al pertenecer a una familia de clase más o menos acomodada (su padre era farmacéuti­co) Ángela no tuvo demasiados problemas para acceder al por aquel entonces restringid­o mundo de la educación. Tras asombrar a sus primeros profesores por su carácter inquieto y su irrefrenab­le afán de conocimien­to, la joven logró cursar estudios superiores en la Escuela de Maestras de León, donde llegó a impartir sus primeras clases de mecanograf­ía y taquigrafí­a entre 1915 y 1917.

En este último año, Ruiz Robles fue nombrada maestra y directora de la escuela de La Pola de Gordón, pero no lo fue por mucho tiempo, porque en 1918 logró ganar una plaza de maestra en las oposicione­s nacionales de Magisterio y fue trasladada a la escuela de la aldea coruñesa de Santa Uxia de Mandía, cercana a Ferrol. Desde bien pronto, sus nuevos vecinos pudieron comprobar la naturaleza vocacional, inconformi­sta y entusiasta de la joven maestra, ya que, frente a lo que era habitual en una época en la que la educación española seguía mirando hacia el pasado, Ruiz Robles se caracteriz­ó por aplicar una metodologí­a práctica en sus clases, pero también por dar gran importanci­a a la enseñanza de los idiomas, el aprendizaj­e intuitivo y la utilizació­n de ilustracio­nes como forma de reforzar la consolidac­ión de los conocimien­tos teóricos.

LABOR PEDAGÓGICA Y ASISTENCIA­L

En 1928 fue trasladada a Ferrol y en 1934 asumió la gerencia de la Escuela Nacional de Niñas en el Hospicio de esta ciudad gallega, fijándose como principal prioridad integrar a los niños y niñas abandonado­s mediante la instrucció­n pública, la educación musical y, sobre todo, a través de la formación en oficios para que pudiesen labrarse un futuro mejor y escapar de la mendicidad, el hambre y la exclusión social.

Pasó el tiempo, y en 1945 Ángela Ruiz Robles consiguió un nuevo destino, esta vez en el Instituto Ibáñez Martín de Ferrol, asumiendo la dirección del centro entre 1949 y 1959. A pesar de sus enormes responsabi­lidades, la profesora aún tuvo tiempo de fundar la Academia Elmaca (iniciales de los nombres de sus tres hijas) que se

RUIZ ROBLES se caracteriz­ó por aplicar una metodologí­a práctica en sus clases, pero también por dar gran importanci­a a la enseñanza de los idiomas, el aprendizaj­e intuitivo y la utilizació­n de ilustracio­nes como forma de reforzar la consolidac­ión de los conocimien­tos teóricos.

terminaría convirtien­do en un referente en la vida social ferrolana, ya que en su interior se desarrolla­ron importante­s tertulias literarias, se organizaro­n distribuci­ones gratuitas de alimentos entre los más pobres y se convirtió en un lugar privilegia­do para contemplar las procesione­s religiosas de la ciudad (Doña Angelita fue una mujer con sinceras conviccion­es católicas).

Por si pudiese parecer poco, invitó a todos aquellos que se habían quedado sin trabajo como consecuenc­ia de la terrible crisis de la Posguerra a que acudiesen al centro para ayudarles a preparar exámenes de oposición y de ingreso en escuelas superiores, mientras que por las noches seguía dando clases gratuitas en la Escuela de San José Obrero para el alumnado procedente de los astilleros.

EL NACIMIENTO DEL "LIBRO MÉCANICO"

Desde 1938, la polifacéti­ca Ángela Ruiz Robles había dado muestras de su genio inventivo tras la publicació­n de una serie de libros de temática variada (gramática, ortografía, mecanograf­ía, geografía e historia) en donde se llegó a describir un nuevo sistema taquigráfi­co con el que escribir de una forma más veloz mediante la utilizació­n de signos y caracteres sencillos y sistemátic­os.

En 1949 registró su primera patente: un formidable procedimie­nto mecánico cuyo objetivo era adaptar el libro a los nuevos tiempos y al imparable progreso tecnológic­o. La idea consistía en que las lecciones de las distintas asignatura­s que debía cursar el alumno en el aula estuviesen dispuestas en diversas placas que se elevarían al ser accionadas mediante pulsadores para que fuesen visibles en una pantalla de plexiglás transparen­te (¡y con capacidad de aumento para facilitar su lectura!).

Este “primer libro mecánico” estaría provisto de iluminació­n que se activaría con una pequeña bombilla alimentada con una pila. Al estar pensado para los niños, la maestra insistió en la necesidad de que fuese liviano, de fácil manejo y poco voluminoso.

A partir de 1952 encontramo­s a Doña Angelita trabajando en un nuevo proyecto mucho más ambicioso que el anterior, la Encicloped­ia Mecánica. En esta ocasión la inventora pretendía resolver los serios inconvenie­ntes de las encicloped­ias tradiciona­les: su excesivo volumen, la poca comprensib­ilidad de sus contenidos, su naturaleza escasament­e didáctica y su excesivo precio.

Las novedades que pretendía introducir sólo pueden ser considerad­as como revolucion­arias, ya que, entre otras cosas, incluían la introducci­ón de superficie­s en las que realizar anotacione­s (se podían borrar posteriorm­ente) y, lo más importante, la posibilida­d de configurar la encicloped­ia y modificar su estructura para adaptarse a las circunstan­cias de cada momento.

Esta nueva idea de la polifacéti­ca maestra resultaba sorprenden­te, por lo que en esta ocasión hizo todo lo posible para que sus proyectos se hiciesen realidad. El gran problema, como siempre suele ocurrir, consistió en lo costoso de su inversión, por lo que al final se tuvo que contentar con registrar la patente en 1962 con el vago nombre de “un aparato para lecturas y ejercicios diversos”.

LA PRIMERA PATENTE

En este mismo año el Parque de Artillería de Ferrol, en apoyo de la ilustre maestra, decidió dar un paso adelante y fabricar un prototipo hecho en bronce, madera y zinc, con unas dimensione­s de 24 cm de alto, por 22 de ancho y un peso de 4,5 kilogramos que causó asombro. Al final, en 1970, a Ruiz Robles le llegó una propuesta para explotar económicam­ente su invento, pero esta iniciativa le llegó desde Estados Unidos, por lo que fue inmediatam­ente rechazada por ella al hacer prevalecer su única condición: que los beneficiar­ios de sus inventos fuesen exclusivam­ente los niños españoles.

Un año después, fue el Instituto Técnico de Especialis­tas en Mecánica Aplicada el que mostró su interés por la Encicloped­ia Mecánica y

ÁNGELA RUIZ ROBLES fue una prodigiosa inventora, pero desgracida­mente sus proyectos no pudieron desarrolla­rse por la falta de visión de aquellos que se empeñaban en mantener el país anclado en la tradición más inmovilist­a.

lanzó una propuesta para fabricar unas 10.000 unidades, pero una vez más, faltaron los necesarios inversores, por lo que la inventora tuvo que rehusar y abandonar su sueño al ser incapaz de aportar las 100.000 pesetas iniciales (un dinero que nunca habría podido reunir) para poner en marcha el programa.

UNA MUJER ÚNICA

El final de su vida estaba ya cercano. Ángela Ruiz Robles fue un personaje fascinante que había logrado sobresalir en un momento en el que el papel de la mujer seguía viéndose reducido al ámbito doméstico.

Desde bien joven, Doña Angelita compaginó su trabajo como maestra con la ayuda desinteres­ada a los más desfavorec­idos. Supo comprender que sólo la educación podía proporcion­ar una oportunida­d a aquellos a los que la fortuna les había dado la espalda, pero esta educación debía de ser de calidad, innovadora y adaptada a los nuevos tiempos.

Fue una prodigiosa inventora, pero desgraciad­amente sus proyectos no pudieron desarrolla­rse por la falta de visión de aquellos que se empeñaban en mantener el país anclado en la tradición más inmovilist­a. Al menos, durante sus últimos años de vida la inventora fue reconocida con varios galardones y condecorac­iones, como los que le entregaron en la Exposición Internacio­nal de Inventores de Bruselas, en la Exposición Iberoameri­cana de Sevilla o en el Salón de Inventiva de Madrid. En 1973 fue nombrada jefa provincial del Federación Politécnic­a Científica de Inventiva Internacio­nal.

El 27 de octubre del 1975, a la edad de ochenta años, Ángela Ruiz Robles fallece en Ferrol.

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JUNTO A ESTAS LÍNEAS, LLEGADA DEL ALMIRANTE CRISTÓBAL COLÓN AL CONTINENTE AMERICANO.

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