LA PROLIJA AUTORA DE CANTATAS
EL TALENTO FEMENINO SE CONSIDERÓ DURANTE SIGLOS UN ADORNO QUE HACÍA DE LAS MUJERES DAMAS MÁS ATRACTIVAS. Pero cuando dicho talento se atrevía a traspasar los muros de la esfera privada, la misoginia imperante de la sociedad se negaba a aceptarlo.
Giulio Strozzi, un respetado poeta veneciano del siglo XVII y uno de los primeros autores de libretos de óperas, se rebeló contra los prejuicios de género y no dudó en potenciar las dotes musicales de su hija.
Hace cuatro siglos, nacía en Venecia Barbara Strozzi, considerada como una de las mujeres más importantes de la música del barroco italiano. Barbara se impregnó del ambiente musical de su hogar y aprendió de su padre a tocar varios instrumentos y a componer. La Venecia que vio nacer a Barbara era un lugar de encuentro de destacados intelectuales y artistas que se reunían en las muchas academias que salpicaban los canales de la ciudad. Centros de cultura vetados a las mujeres. Algo que su padre solventó creando su propia academia con sus propias normas. La Accademia degli Unisoni, fundada en 1637 por Giulio Strozzi, abriría las puertas al talento de su hija que empezó tocando varios instrumentos para aquellos que asistían a sus veladas. Además de interpretar varios instrumentos con gran maestría, Barbara fue una compositora prolija. En 1644 publicó, Il primo libro de madrigali, la primera compilación de las ocho que llegó a editar. En ellas, la cantata se erigió como género estrella de la compositora.
Barbara Strozzi continuó interpretando y componiendo hasta su desaparición en 1677.