MITOLOGÍA: HERA y la esfinge de TEBAS
POR TODOS ES CONOCIDO EL CARÁCTER SAÑUDO, VENGATIVO, INTRANSIGENTE Y ADUSTO DE LOS DIOSES OLÍMPICOS, PERO ENTRE TODOS ELLOS DESTACÓ HERA, UNA DIVINIDAD ESPECIALMENTE CRUEL QUE DECIDIÓ CASTIGAR A LA CIUDAD DE TEBAS POR NO HABERLE MOSTRADO EL DEBIDO RESPETO. PARA ELLO SE VALIÓ DE UN SER MONSTRUOSO, UNA ESFINGE CON CABEZA Y TORSO DE MUJER, PATAS DE LEÓN, COLA DE SERPIENTE Y GRANDES ALAS DE ÁGUILA, QUE MARCHÓ HACIA LA CIUDAD GRIEGA PARA HACERLE LA VIDA IMPOSIBLE A SUS DESDICHADOS MORADORES.
ANTES DE PARTIR HACIA SU DESTINO, HERA LE PIDIÓ A LA ESFINGE QUE SE APOSTASE EN UN DESFILADERO POR EL QUE, NECESARIAMENTE, TENÍAN QUE PASAR TODOS AQUELLOS QUE DESEASEN ENTRAR EN TEBAS. Desde ese momento, todo viajero que se acercase a la ciudad debería de resolver un acertijo. Si no lo hacían, la Esfinge les castigaría por su ignorancia: “Solo tiene una voz, y anda con cuatro pies por la mañana, dos al mediodía y tres por la noche. Cuentos menos pies tiene, más veloz corre. Si lo conoces, te ama, pero si no lo conoces, lucha contra ti y te destruye”.
EL ENIGMA DE LA ESFINGE Ante la dificultad para resolver el enigma, todos aquellos que habían tenido la desdicha de encontrarse con este ser mítico, empezaban a sudar y a temblar. El terror les impedía pensar con claridad y cuando, al final, se daban por vencidos, observaban apesadumbrados cómo la Esfinge estiraba sus patas y les estrangulaba sin ningún tipo de compasión, para después devorarles ante la mirada despreocupada de los dioses.
Como cabía esperar, todos renunciaron a viajar hasta Tebas. Los campesinos ya no recorrían el camino que llegaba hasta sus puertas y los comerciantes renunciaron a vender sus productos, por lo que la Esfinge, acuciada por el hambre decidió cambiar de táctica.
Algunos días, los tebanos vieron cómo el animal se posaba desafiante en lo alto de las murallas y cuando aparecía alguien desprevenido se abalanzaba sobre él, por lo que, poco a poco, las calles y plazas de la ciudad empezaron a aparecer cubiertas de sangre. Nada parecía que pudiese salvar a la ciudad, porque nunca, nadie, había logrado resolver el oscuro acertijo.
EL HÉROE GRIEGO
Quiso la fortuna que un hombre dotado de gran inteligencia llamado Edipo tomase la decisión de marchar al encuentro del monstruo para resolver el enigma. Al llegar a su destino la Esfinge le advirtió, como él ya se esperaba, que nunca pasaría si antes no encontraba la respuesta al acertijo por el
TODO VIAJERO QUE SE ACERCASE A LA CIUDAD DE TEBAS debería de resolver un acertijo. Si no lo hacían, la Esfinge les castigaría por su ignorancia. Les estrangularía para después devorarles ante la mirada despreocupada de los dioses.
que tantos habían perdido la vida. Edipo escuchó con atención. El tiempo pasaba, más rápido de lo normal, y no lograba encontrar respuesta que satisficiesen a la bestia. A pesar de su inteligencia, Edipo necesitaba más tiempo para pensar, por lo que recurrió a sus conocimientos sobre el mundo de la magia y trazó un círculo en el suelo con un palo que había recogido mientras iba de camino hacia Tebas. El héroe griego se metió finalmente en su interior convencido de que allí no sufriría ningún tipo de daño y, sobre todo, podría concentrarse mejor para resolver el misterio. Al final, tras pasar una hora en el círculo, la voz de Edipo sonó clara y potente: la solución al acertijo es el hombre. El enigma había sido resuelto.
“El hombre tiene una voz con la que habla –respondió Edipo–, y por la mañana, cuando aún es un recién nacido, se desplaza a cuatro patas. Luego, cuando ya es adulto camino con sus dos pies, pero cuando el tiempo pasa y llega a la vejez se ve obligado a apoyarse en su bastón”.
LA SOLUCIÓN AL ACERTIJO
Conforme el viajero hablaba, la cara de la Esfinge fue transformándose hasta reflejar un gesto de angustia y desesperación por haber sido humillada por un simple mortal. Edipo, continuó con su relato: “El hombre debe de abrir los ojos de la mente para poder observarse a sí mismo. Si logra conocerse bien se convertirá en su mejor amigo. Si no lo hace y vive de espaldas a lo que realmente es, se transformará en su peor enemigo y se autodestruirá”.
Incapaz de soportar esa rabia que le consumía y le quemaba por dentro, la Esfinge perdió el control sobre sus propios movimientos y decidió quitarse la vida arrojándose desde lo alto de una montaña. Edipo, en cambio, no cabía en sí de gozo, por lo que siguió su camino hacia Tebas, ciudad en la que fue coronado rey por su impagable servicio a una comunidad que ahora, por fin, pudo mirar hacia el futuro con esperanza.
QUISO LA FORTUNA que un hombre dotado de gran inteligencia llamado Edipo tomase la decisión de marchar al encuentro del monstruo para resolver el enigma. Lo logró y fue coronado rey de Tebas.