MUJERES judías
MUJERES JUDÍAS EN LA ESPAÑA MEDIEVAL
CUALQUIER APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LA VIDA DE LAS MUJERES JUDÍAS EN EL MEDIEVO NO SOLO ES DIFÍCIL, SINO QUE CARECE DE FUENTES SÓLIDAS QUE PUEDAN PERFILAR CUÁL FUE SU REALIDAD PÚBLICA Y PRIVADA. ALGUNOS DOCUMENTOS LEGISLATIVOS E INQUISITORIALES EN SU APLICACIÓN HAN RESEÑADO LOS PERFILES IMPRECISOS DE ESTAS MUJERES LIGADOS A SUS RITUALES, QUE ELLAS ATENDÍAN CON CELERIDAD EN EL MARCO DE LA LEY JUDÍA.
LAS NORMAS RECOGIDAS EN LA TORÁ, TEXTO QUE CONTIENE LA LEY, BASE Y FUNDAMENTO DEL JUDAÍSMO ORGANIZARON LOS COMPORTAMIENTOS DE HOMBRES Y MUJERES JUDÍOS A LO LARGO DE LA HISTORIA, LO QUE ESTABLECIÓ DIFERENCIAS SIGNIFICATIVAS EN SUS VIDAS RESPECTO DE LOS CRISTIANOS Y MUSULMANES DE LA EDAD MEDIA.
"La mujer judía se erige como uno de los temas más controvertidos de la Historia a causa de la exigua y escasa documentación sobre ella. La relevancia de su naturaleza ya podemos encontrarla en el Antiguo Testamento a través de las figuras femeninas de Ester, Yael o Judith cuyas acciones no hicieron sino convertirlas en mujeres símbolo para su pueblo. Ya en el Medioevo sus costumbres responden a un carácter completamente de servidumbre y esclavismo hacia la figura dominante del género masculino, cuya fundamentación ya se nos advierte en la literatura evangélica, así como en los textos moralizantes del Medievo", comenta el historiador de Arte, especialista en iconografía, José MIGUEL GÁMEZ SALAS.
ESPOSAS Y MADRES
La mujer judía en el ámbito doméstico, su rol en la educación de sus hijos y la transmisión de la cultura que vienen recogidos en los preceptos de la Torá formaron parte de los deberes religiosos de carácter doméstico. Las amas de casa judías comenzaban sus labores antes del amanecer, encendían las lámparas de aceite los viernes, amasaban el pan, cocinaban para el shabat, cuidaban de los hijos. Todas esas obligaciones establecidas por la ley mosaica eran aprendidas por las mujeres a partir de los 12 años. Para la historiadora medievalista y presidenta de la asociación ateneísta de estudios sobre las mujeres Clara Campoamor, Mª TERESA ARIAS BAUTISTA: "Las mujeres cristianas y judías eran educadas para el matrimonio, que era su único fin: el mantenimiento de la casa de sus maridos y la reproducción de la especie". En el Medievo, el hombre ejerció la máxima autoridad en un sistema en el que la mujer cumplía un papel ligado a sus obligaciones como esposa y madre. Para el historiador medievalista ENRIQUE CANTERA MONTENEGRO en su estudio “La mujer judía en la España medieval” la familia judía se vertebra según un “estricto régimen patriarcal”. “En las relaciones familiares pueden apreciarse algunos rasgos de la manifiesta inferioridad jurídica de la mujer en la sociedad judía medieval”, asegura Cantera Montenegro. Una afirmación que comparte Arias Bautista: "Las mujeres judías están quizá a mi modo de ver más sometidas a violencia que las mujeres cristianas, porque tienen que soportar una doble violencia: por un lado, la violencia intrínseca de ser mujer dentro del pueblo judío y, por otro, la violencia al estar sometida al grupo de los 'otros' frente a los cristianos". El matrimonio como estado perfecto en el judaísmo alienta a los cónyuges en el precepto divino de la fecundidad. El contrato matrimonial o “Ketubah” regula las condiciones del vínculo con la promesa de fidelidad, protección y manutención por parte del marido a la mujer. En dicho documento, en algunos casos, se solicitaba el compromiso de tratar bien a la esposa, lo que en opinión de Cantera “invita a pensar que los malos tratos a las mujeres por parte de sus maridos debían ser frecuentes, especialmente en los estratos sociales más bajos”. La maternidad era para muchas mujeres a menudo motivo de temor, dado que morir por las complicaciones del parto era algo bastante común en el Medievo. A diferencia de las cristianas que
"LA MUJER JUDÍA se erige como uno de los temas más controvertidos de la Historia, a causa de la exigua y escasa documentación sobre ella. La relevancia de su naturaleza ya podemos encontrarla en el Antiguo Testamento a través de las figuras de Ester, Yael o Judith".
podían elegir ingresar en conventos como religiosas, o ser beguinas, dedicando su vida a la ayuda a los desamparados, enfermos, mujeres, niños y ancianos, así como a labores intelectuales, las mujeres judías carecieron de esa alternativa.
DEBERES RELIGIOSOS
Los preceptos de la Torá orquestaban la vida de los hombres y mujeres judíos, de modo que el estudio y enseñanza de los textos sagrados era un deber exclusivo de los hombres que iniciaban desde la infancia, en tanto que las niñas permanecían en el hogar, aprendiendo sus responsabilidades religiosas, la alimentación, limpieza, vestuario y educación, entre otros muchos quehaceres. Aunque no tenían la obligación de asistir al rezo en la sinagoga, en caso de hacerlo, ellas debían permanecer en un espacio separado (Mehiza) o en galerías altas denominadas Azara, separadas de los hombres. Un rabino rezaría en romance con las mujeres lo que en la sinagoga se rezaba en hebreo, puesto que el hebreo, lengua sagrada, no era conocida por las mujeres. Para algunos historiadores y expertos el rezo de la mañana o Shajarít no debió de pasar desapercibido para las mujeres: "Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del Universo que no me hiciste gentil. Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del Universo que no me hiciste esclavo. Bendito eres Tú. Dios nuestro, rey del Universo que no me hiciste mujer". Incluso se han encontrado pruebas escritas en romance en el que las mujeres reseñaron su propia versión de la oración, como una reivindicación positiva de su vida y condición: "Bendito seas, Señor, Rey del Universo que me hiciste mujer" (Libro de oración en judeo-provenzal siglos XIV y XV) La doctora en Filología semítica YOLANDA MORENO KOCH, en su libro “La mujer judía”, habla del valor de la mujer en la poesía medieval judaica en torno a las novias, reseñando lo siguiente: "La mujer es forma y sola forma. Nada importa lo que piense, lo que opine, sus sueños y sus anhelos. Es la novia, y la novia hispano-hebrea es cuerpo, con una misión que justifica toda su existencia, ser el cuerpo del engendramiento" (MARÍA FUENCISLA GARCÍA CASAR, profesora de la Universidad de Salamanca. Dpto. de Estudios Hebreos y Arameos). La importancia de la maternidad como perpetuación del linaje masculino queda reseñada en la ley hebraica llamada Levirato, en la que una mujer viuda que no había tenido hijos debía de casarse con uno de los hermanos de su esposo fallecido. "Las mujeres que se quedaban sin poderse volver a casar, o bien porque el hermano no quería, o bien porque no se le daba el libelo de repudio en condiciones, o bien porque el marido desaparecía, y se quedaban en una situación de ANCLADAS. Su traducción literal es Aguná, es decir, que no podían volver a tomar estado", comenta Arias Bautista.
LA MUJER JUDÍA Y LA EDUCACIÓN
"La educación de las mujeres era únicamente para llevar su casa, no había ningún interés en que supieran leer, ni mucho menos que tuvieran conocimiento de lo sagrado", reseña Arias Bautista. Una afirmación que viene reflejada en el Talmud, texto principal del judaísmo rabínico y que se muestra contrario a la educación religiosa femenina… R. ELIEZER dice: "Todo el que instruye a su hija en la Torá es como si le instruyera en cosas frívolas" (Tratado Sotá, 3,4). "Dejad que se quemen las palabras de la Ley, y no permitid que se enseñen a una mujer" (Tratado Sotá, 19a). Sin embargo, lo que para muchos expertos constituye desigualdad en el acceso a la cultura, para otros es parte de su ritualidad y en ella es justificado. "La mujer es la depositaria de prácticamente todo. Creencias, ceremonias, preceptos", comenta la hebraísta, profesora de la Universidad de Jaén Mª ANTONIA BEL BRAVO. Y añade: "La mujer judía, dicen algunos rabinos que no tiene que leer ni estudiar la Torá porque ella misma es la Torá por eso hay que preservarla, por eso es bueno que se cubra el cabello, que esté en casa, pero de ella dependen todas las creencias, conservarlas… todas las ceremonias… Además, cuando las persecuciones tomaron mucha virulencia, en muchas casas de mujeres se guardaban los textos sagrados y ejercitaban todos los preceptos como si fueran una Sinagoga". Desde esta perspectiva de la mujer judía como conservadora, transmisora y alentadora del judaísmo, según algunos expertos, la mujer estuvo bajo el punto de mira de la Inquisición y, en ocasiones, fueron acusadas de judaizar.
LITERATURA DE MUJERES JUDÍAS
A partir del siglo XV, con la “Querella de las mujeres”, encontramos algunas mujeres que opinarán sobre su situación, sus actitudes y necesidades en comparación con los hombres. Mujeres que nos legaron poemas en los que se quejaban de su condición y que aprendieron a leer y escribir, a pesar de
que no estaba permitido para ellas. Sin embargo, la existencia de mujeres judías escritoras en la Edad Media es muy reducida. En la investigación llevada a cabo por la doctora en Filología Semítica Yolanda Moreno Koch, en su obra La mujer judía, se habla de apenas 4 mujeres: La primera escribe poema en el que aparece con reseñada como “La mujer de Dumas ben Labrat”, otra poetísa es “Qasmüna bent Isma'il” del siglo XI o XII, “Merecina de Girona” que escribió un poema sinagogal, y cuya vida transcurrió antes de la expulsión, y “Tolosana de la Caballería”, con un poema en el que expresa el dolor al perder a su hijo. Para la escritora y editora de Eirene Editorial Mª CONSUELO ALTABLE ARREDONDO esta ausencia de textos escritos por mujeres no debe presuponer que en la intimidad más escondida las mujeres judías, musulmanas o cristianas no tuvieran voz propia, o no expresasen su amor, su decepción o esperanzas… "Tendríamos que reconstruir a través de la literatura, lamentablemente escasa cómo fue la fraternidad femenina, ya que la Historia las tuvo silenciadas. Y si pudo viajar desde la ancestral cueva hasta el día de hoy", reseña la editora. Y añade: "En los últimos años, algunas escritoras como Ángeles de Irisarri, Magdalena Lasala, Toti Martínez de Leza han recreado en novelas la vida de estas mujeres del Medievo que llamaban a su hogar, Sefarad, Hispania o Al-Ándalus y que independientemente de su credo tenían parecidos miedos e ilusiones y se veían obligadas a enfrentarse a similares retos u obstáculos en su vida… Si en Proverbios, 21.36 se dice de la mujer con valor que 'Ha abierto la boca con sabiduría, y la ley de bondad amorosa está en su lengua', estoy segura de que la voz de las mujeres judías que vivieron en Sepharad era tan fuerte y armoniosa como la de sus hermanas cristianas y musulmanas". Ese ideal femenino recogido en Proverbios cincelaba un modelo hecho por hombres… La mujer, reina del hogar, lo era en tanto en cuanto obedeciese al varón y se supeditase a él, pues el repudio y el abandono era aún peor que la muerte y no les dejaba opción alguna de rehacer sus vidas con honestidad. La vida de las mujeres judías ha carecido hasta hace poco tiempo de estudios que visibilizasen sus sombras, pues como bien es sabido, solo los “vencedores” hombres en su mayoría han escrito la Historia. Sin embargo, la voz de la mujer judía, cristiana o musulmana hablará a gritos desde el silencio, por escasas que sean las fuentes o por implacable que haya sido con ellas la Historia.