MIGUEL DE SERVET. El adalid del LIBREPENSAMIENTO
EL 27 DE OCTUBRE DE 1553, MIGUEL DE SERVET MURIÓ EN LA HOGUERA DESPUÉS DE SER CONDENADO INJUSTAMENTE POR EL CONSEJO DE GINEBRA. EN LOS MOMENTOS PREVIOS A LA EJECUCIÓN TUVO LA OPORTUNIDAD DE SALVAR LA VIDA RENUNCIANDO A SUS IDEAS, PERO AL NO HACERLO SU CUERPO QUEDÓ REDUCIDO A CENIZAS. MUY PRONTO EL SABIO EMPEZÓ A SER REIVINDICADO COMO UN ADALID DEL LIBREPENSAMIENTO, MIENTRAS QUE SU EJECUCIÓN HA SIDO INTERPRETADA (DEBE SEGUIR SIÉNDOLO) COMO UNA PRUEBA MÁS DE LOS PELIGROS QUE CONLLEVA EL FANATISMO IDEOLÓGICO, COMO RESULTADO DE UN ANÁLISIS SUPERFICIAL Y SIMPLISTA DE LA REALIDAD. EN ESTE MISMO SIGLO XVI, EL HUMANISTA SEBASTIÁN CASTELLION ASEGURÓ, EN RELACIÓN A LA MUERTE DE SERVET, QUE: "MATAR A UN HOMBRE NO ES DEFENDER UNA DOCTRINA, ES MATAR A UN HOMBRE".
EN ESTOS TIEMPOS ARDUOS EN LOS QUE EL RELATIVISMO MORAL Y LA AUSENCIA DE VALORES ESTÁN IMPULSANDO, NUEVAMENTE, EL AUGE DEL EXTREMISMO IDEOLÓGICO, FAVORECIDO ESTE POR LA DIFUSIÓN DE UNAS REDES SOCIALES QUE SE HAN CONVERTIDO EN UN OCÉANO DE INTOLERANCIA EN EL QUE TODOS PODEMOS NAVEGAR, no está de más recordar a un personaje que se ha venido considerando como uno de los grandes pioneros de un derecho que hoy parece amenazado, el de la libertad de expresión. Nos referimos a Miguel de Servet, cuya vida transcurre en un momento en el que brillaron con luz propia algunos de los más ilustres personajes de nuestra historia patria tales como Francisco de Vitoria, Juan Luis Vives o Garcilaso de la Vega.
TEÓLOGO Y CIENTÍFICO
No sabemos con seguridad dónde y cuándo nació este teólogo y científico español. Muy probablemente en la localidad aragonesa de Villanueva de Sigena (Huesca), un 29 de septiembre de 1509 o 1511. Fue el primero de los tres hijos que tuvieron don Antón Servet Meler, infanzón y notario del Monasterio de la Sigena, y doña Catalina Conesa, infanzona natural de Barbastro y descendiente de una familia judeoconversa. Los primeros estudios del joven Miguel se iniciaron de la mano de su padre y los frailes de Sigena, pero muy pronto fue enviado hasta el castillo de Montearagón, en donde dio muestras de su innato talento y sus excelentes dotes para el estudio de las lenguas clásicas (latín, griego y hebreo) y otras disciplinas como la historia, geografía, matemáticas y teología. Desde este lugar marchó hacia Toulouse para cursar estudios de Derecho, mientras que en 1530, ya como pupilo de fray Juan de Quintana (confesor de Carlos I), inició una serie de viajes por Italia y Alemania como parte del séquito imperial, lo que le permitió presenciar la coronación de Carlos V en la ciudad de Bolonia. Allí, el Papa había organizado unos magníficos y pomposos espectáculos que poco o nada tenían que ver con la visión que el joven aragonés tenía sobre lo que debía de ser el auténtico cristianismo: "Con mis propios ojos he visto cómo le llevaban (al Papa), con pompa sobre los hombros de los príncipes, haciendo con la mano el signo de la Cruz, adulado por el pueblo puesto de rodillas y sintiéndose afortunado todo aquel que le podía besar o tocar".
En Toulouse, MIGUEL DE SERVET cursó estudios de Derecho. En 1530, ya como pupilo de fray Juan de Quintana, inició una serie de viajes por Italia y Alemania como parte del séquito imperial, lo que le permitió presenciar la coronación de Carlos V en la ciudad de Bolonia.
OBRA POLÉMICA
Tras acudir a tan soberbio acontecimiento Miguel de Servet decidió iniciar un periplo por diversas ciudades europeas que le sirvieron, entre otras cosas, para tener un primer contacto con las nuevas corrientes religiosas del protestantismo y con algunos líderes reformistas, con los que estableció relaciones cada vez más complejas que en muchas ocasiones desembocaron en abierta hostilidad. Después de su efímero paso por Basilea y Estrasburgo, llegó a Hagenau, en donde publicó dos de sus obras teológicas más distinguidas. En 1531, en un momento en el que Europa estaba a punto de fracturarse como consecuencia del inicio de las guerras de religión, vio la luz su De Trinitatis erroribus (Los errores de la Trinidad) y el siguiente año su Dialogorum de Trinitate (Diálogos sobre la Trinidad), que le terminaron enfrentando a los reformadores alemanes, mientras que entre los católicos produjo un notable escándalo. En De Trinitatis erroribus Servet llegó a la conclusión de que el dogma de la Trinidad no tenía una base bíblica, sino que era fruto de meras elucubraciones filosóficas. Haciendo gala de su profunda erudición y del conocimiento del texto bíblico, el sabio español llegó a la conclusión de que Jesús, en tanto que nacido de mujer, aunque fuese de forma milagrosa, era hombre, aunque también era hijo de Dios, ya que su nacimiento se produjo tras la fecundación de la Virgen por el Logos divino. A su vez, el Espíritu Santo no sería parte de la Trinidad, cuya existencia negaba y definía como el "Can Cerbero de tres cabezas", sino la fuerza y la manifestación del espíritu de Dios que actúa en el mundo a través de los seres humanos. En cuanto al Dialogorum de Trinitate, aparecía como una conversación entre dos personajes: Miguel (el mismo autor) y un tal Petrucho. La intención de Miguel de Servet fue, aparentemente, despejar ciertas dudas que había suscitado con su obra anterior, que a su juicio se debían "a mi poca pericia y a la negligencia del tipógrafo". Frente a lo que había defendido en De Trinitatis erroribus ahora resaltaba la naturaleza divina de Jesús, no sólo por la gracia de Dios, sino también porque participaba de la sustancia divina del Padre. Junto a sus Diálogos, apareció una pequeña obra suplementaria, De Iustitia Regni Christi (Sobre la justicia del reino de Cristo), con la que se alejaba definitivamente de Lutero y otros reformadores religiosos, al defender la complementariedad entre la fe y la caridad, ya que, según él, las buenas obras complacían a Dios y ayudaban a la salvación.
HAMBRE DE CONOCIMIENTO
Cuando Servet llegó a Lyon ya se había granjeado la animadversión de los grandes líderes religiosos de la Cristiandad, simples marionetas al servicio de los más poderosos que utilizan la religión como excusa perfecta para aumentar su poder terrenal. Por aquel entonces el científico y teólogo español ya había iniciado su relación epistolar con el intransigente Calvino y para evitar problemas adoptó una nueva identidad, Michel de Villenueve. En esta ciudad francesa trabajó en una imprenta como corrector de pruebas y en 1535 le encargaron la publicación y revisión de la Geografía, de Claudio Ptolomeo. Durante su estancia en Lyon se produjo otro acontecimiento importante en su vida cuando conoció al médico Symphorien Champier, quien le animó a estudiar medicina, motivo este por el que en 1537 se puso de nuevo en camino, esta vez hacia la Universidad de París, en donde entró en contacto con los grandes médicos de la época. Este período de relativa tranquilidad llegó a su fin cuando decidió cursar un curso de astrología en el que defendía la influencia de los astros a la hora de determinar los acontecimientos del futuro, una teoría muy controvertida para la época por lo que terminó enfrentado, ahora, con la comunidad universitaria. A pesar de todo, en 1541, de nuevo en Lyon, consiguió entrar al servicio de Pedro Palmier, arzobispo de Viena, como su médico personal, una ocupación que le permitió disponer de más tiempo libre para preparar la que será su obra cumbre, Christianismi Restitutio (Restitución de Cristianismo). En 1546, Servet envió una primera versión del libro a Calvino en espera de sus comentarios; craso error, ya que el reformista de origen francés quedó escandalizado cuando observó la concepción cercana al panteísmo que Miguel de Servet tenía sobre la religión cristiana. En su libro, el español defendía que Cristo estaba en todas las cosas, que el mundo estaba impregnado con la esencia del Hijo de Dios. También mostraba su convencimiento de que los niños no debían de ser bautizados, ya que el bautismo debía de ser un acto madurado y consciente. Aunque Christianismi Restitutio es un libro de carácter fundamentalmente teológico (el autor no establece diferencias entre la teología y la ciencia dado que todo obedecía a un designio divino), su principal aportación fue la exposición por primera vez en el mundo occidental, de la función de la circulación pulmonar. Según Servet, la sangre (el alma es una emanación de Dios y tiene como sede la
MIGUEL DE SERVET hizo un famoso alegato contra Calvino a quien culpó de hacer acusaciones falsas, por lo que solicitó que fuese detenido e interrogado por ello.
sangre, por lo que gracias a ella la encontramos diseminada por todo el cuerpo) pasaba por la arteria pulmonar hasta la vena pulmonar por un conducto prolongado que atravesaba los pulmones, en cuyo curso adoptaba su tono rojizo tan característico. Tras leer la obra, Calvino (tal vez con el objetivo de devolver al redil al polémico sabio aragonés), le envió una copia de su obra, Institutio religionis Christianae, publicada en 1536, para que la leyese con atención y pudiese ser consciente de todos sus errores doctrinales. Servet leyó el libro pero, lejos de dejarse seducir por las ideas del reformador, escribió anotaciones muy críticas en los márgenes del libro, destacando las innumerables contradicciones presentes en el pensamiento de Calvino. Cuando este recibió la copia corregida puso el grito en el cielo y en una carta dirigida al reformador Guillaume Farel en 1546, afirmó que Servet no saldría vivo si ponía los pies en Ginebra. Las amenazas se convirtieron en realidad, ya que cuando la Christianismi Restitutio fue publicada en 1553 bajo el seudónimo de Villenueve, Calvino hizo llegar a la Inquisición francesa las cartas que había intercambiado con el español y que demostraban que él era el autor de la obra.
CON LA INQUISICIÓN HEMOS TOPADO...
Miguel de Servet fue, finalmente, detenido por la Inquisición y encarcelado en Vienne. El 7 de abril de ese mismo año, logró escapar de la prisión y partió en dirección a Italia, pero cuando hizo escala en Ginebra fue reconocido por los calvinistas y juzgado como hereje por la negación de la Santísima Trinidad y su defensa del bautismo en edad adulta. Durante los meses que duró el juicio, Servet sufrió grandes penalidades, aunque, a pesar de las adversidades, aún tuvo fuerzas para entablar encendidos debates teológicos con los miembros del tribunal. El 22 de septiembre hizo un famoso alegato contra Calvino a quien culpó de hacer acusaciones falsas, por lo que solicitó que fuese detenido e interrogado: "Estaré contento de morir, si no le convenzo tanto de esto como de otras cosas de que le acuso más abajo. Os pido justicia, señores, justicia, justicia, justicia". Terminado el juicio, las iglesias calvinistas de los cantones de Zúrich, Berna, Basilea y Schaffhausen fueron consultadas y dictaron sentencia. El acusado fue condenado a morir en la hoguera el día 27 de octubre de 1553: "Contra Miguel de Servet, del Reino de Aragón, en España, porque su libro llama a la Trinidad demonio y bestia de tres cabezas; porque contraría a las Escrituras decir que Jesucristo es un hijo de David; y por decir que el bautismo de los más pequeños es una obra de la brujería… Por estas y otras razones te condenamos, Miguel de Servet, a que te aten y lleven al lugar de Champel, que allí te sujeten en una estaca y te quemen vivo, junto a tu libro manuscrito e impreso, hasta que tu cuerpo quede reducido a cenizas, y así termines tus días para que quedes como ejemplo para otros que quieran cometer lo mismo". En una carta fechada el día anterior al injusto asesinato, Calvino, con las manos manchadas de sangre, trataba de justificarse ante su amigo Farel asegurando que él había intentado cambiar la forma de la ejecución, pero su intento había resultado inútil. Recientemente, el filósofo, teólogo, lingüista y científico Marian Hillar, estudioso de la obra de Servet, destacó el enorme impacto que tuvo la ejecución del erudito español en la primera mitad del siglo XVI: "Fue el punto de inflexión en la ideología y mentalidad dominantes… Con la muerte de Servet, la libertad de conciencia acabó convirtiéndose en un derecho civil en la sociedad moderna".