EL INCIDENTE EN LAS ALEUTIANAS
EN PLENA REHABILITACIÓN, EN ESE DESTIERRO EN EL ÁRTICO AL QUE HABÍA SIDO ENVIADO EL WILLIE DEE, DURANTE UN PERMISO ENTRE DOS PERÍODOS DE MANIOBRAS, UN MARINERO QUE HABÍA BEBIDO MÁS DE LA CUENTA REGRESÓ A BORDO DEL NAVÍO Y SE DIRIGIÓ, NI CORTO NI PEREZOSO, HACIA LOS DISPOSITIVOS DE DISPARO DE LA ARTILLERÍA PRINCIPAL. Por descuido, o nublado por los efectos de la bebida, disparó al azar uno de los cañones. El proyectil, que bien podía haber ido a parar al mar sin mayores consecuencias, acabó impactando en el jardín delantero de la residencia del comandante de la base, durante una fiesta a la que habían sido invitados todos los oficiales y sus esposas.
Por fortuna, las condiciones meteorológicas permitieron que nadie resultara con heridas de gravedad, ya que todos se encontraban en el interior del edificio, pero de haber estado en el jardín, aquel imprudente marinero podía haber terminado con la vida de la mayoría de los oficiales y familia. Otro despropósito.