LA OTRA TUMBA DEL ALTAR DE EL VALLE DE LOS CAIDOS

EL DÍA ANTERIOR A LA INAUGURACIÓN DE EL VALLE DE LOS CAÍDOS, SE PROCEDIÓ A DAR SEPULTURA EN LA PARTE FRONTAL DEL ALTAR DE LA BASÍLICA A JOSÉ ANTONIO PRIMO DE RIVERA. El fundador, y máximo dirigente de Falange Española de las JONS, fue fusilado a las 6:20 de la mañana del 20 de noviembre de 1936 en la cárcel de Alicante. Durante dos años su muerte se mantuvo en secreto, por lo que popularmente empezó a conocérsele como “el ausente”. En un primer momento se le enterró en una fosa común de dicho presidio, aunque, una vez se hizo público su fallecimiento, se le reubicaría en el cementerio alicantino de Nuestra Señora de los Remedios, ocupando el nicho número 515.

Una vez terminada la Guerra Civil, el día de la víspera del tercer aniversario de su muerte, dio comienzo una comitiva de falangistas que, turnándose cada diez kilómetros, trasladaron desde Alicante a El Escorial el cadáver de José Antonio en un ataúd forrado de terciopelo negro.

Las descripciones de los testigos de aquellas procesiones, hablan de un silencio sepulcral al paso de las localidades, donde, brazo en alto, y, en ocasiones, lanzando salvas y haciendo repliques de campanas, se ordenaba a todos los habitantes presentar sus respetos al difunto.

Se había decretado luto nacional, y este se mantuvo durante diez días. En toda España las banderas hondeaban a media asta, y se colocaron crespones en todas las enseñas. Rara fue la iglesia en la que no se celebraran misas y funerales, cuya asistencia fue tácitamente obligatoria.

Finalmente, el 30 de noviembre fue recibido por Francisco Franco en el Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial, donde se le dio sepultura, permaneciendo allí hasta el 31 de marzo de 1959, cuando se le traslada al lugar que ocupa en la actualidad en El Valle de los Caídos.