ALOE VERA: LA PLANTA DE LA INMORTALIDAD
Es una de las plantas más célebres y con más propiedades curativas que conocemos. Para muchos es casi una planta milagrosa. Su nombre también la describe a la perfección. El término Aloe Vera deriva de la palabra árabe “alloeh”, cuyo significado es “sustancia amarga brillante”, mientras que “Vera” en latín se corresponde con el término “verdadero.”
Para los médicos griegos el aloe vera era fundamental, un remedio para todo, algo muy especial. Pero fue la egipcia la civilización que realmente más utilizó el Aloe y le otorgó parte del papel en la leyenda.
No en vano, se referían a ella como la “planta de la inmortalidad”. Se dice que la reina Cleopatra no dudó en hacer uso de ella. Al parecer utilizaba en sus rutinas habituales de belleza un colirio para conseguir un brillo único en sus ojos, y para que su piel ganara en textura y se viera saludable utilizaba los baños con jugo de Aloe Vera.
Pero su uso no era solo estético, también lo utilizaban en los embalsamientos de faraones. Los cadáveres se embalsamaban con Aloe por su efecto bactericida y fungicida. Se creía que al impedir la descomposición del cuerpo se alcanzaría la vida eterna tanto corporal como espiritual.
El Papiro Ebers (con fecha anterior al año 1500 a.C.) es la obra más antigua conocida en la cual esta milagrosa planta es citada. Más tarde, Dioscórides, en el siglo I d.C., en su herbario griego, describe ampliamente las propiedades de la planta tanto medicinales como cosméticas. Por ejemplo, sobre el zumo del Aloe explica que “incorporado con miel, resuelve los cardenales y las ojeras, mitiga las escabrosas inflamaciones que en los ojos se engendran y modera la comezón de los lagrimales”.
ALEJANDRO MAGNO TAMBIÉN SUCUMBIÓ
También en los países asiáticos la planta de Aloe era fundamental en los tratamientos médicos. En concreto, Alejandro Magno (356-323 a.C.) curaba las heridas de sus ejércitos con el jugo de Aloe y pedía que se plantara incluso en los carros de combate para poder hacer uso de ella y que estuviera fresca durante sus campañas. Al parecer fue Aristóteles quien le convenció para conquistar la isla Socotra, para poder conseguir las plantaciones de Aloe y que su suministro fuera suficiente para atender a todos los heridos.
QUEDA CONSTANCIA DE LA IMPORTANCIA DE ALOE VERA EN
LAS PAREDES DE TUMBAS Y MONUMENTOS FUNERARIOS DEL ANTIGUO EGIPTO, DONDE SE HAN ENCONTRADO DIBUJOS DE ESTA PLANTA DE FORMA REPETIDA.