AUTÓMATAS MEDIEVALES
Otro de los ingenios que merece la pena destacar al referirnos a los tiempos medievales es el de los autómatas. Debido a su extraña naturaleza estos objetos llegaron a relacionarse, en no pocas ocasiones, con el mundo de la magia. Si queremos conocer sus orígenes debemos de retroceder al siglo I de nuestra era y a la ciudad de Alejandría para encontrarnos con un genio, de nombre HERÓN, conocido por las auténticas maravillas que creó y entre las que podemos destacar un teatro mecánico en miniatura formado por una serie de actores y actrices, todos androides, que representaban a la perfección algunas obras teatrales para regocijo de los asistentes. En la Edad Media se construyeron otros autómatas, algunos no suficientemente documentados, como el hombre de hierro de ALBERTO MAGNO o la cabeza parlante de ROGER BACON.
En el siglo XIII el sabio árabe AL-DJAZARI publicó su obra Libro del conocimiento de los procedimientos técnicos,y casi por las mismas fechas el ingeniero francés VILLARD D’HONNECOURT dejó unos bocetos sobre dispositivos mecánicos con indicaciones para construir máquinas con forma humana y de animal. Fruto de este interés por la creación de autómatas es la fabricación del GALLO DE ESTRASBURGO, que formaba parte de un reloj de la catedral encargado de dar las horas mientras movía el pico y las alas y que estuvo en funcionamiento desde el 1352 hasta el revolucionario año de 1789.