EL PERFUME DE LAS GALERAS
SIGUIENDO CON AROMAS DE EMBARCACIÓN, EL QUE DESPRENDÍAN LAS GALERAS DE LOS SIGLOS XVI
Y XVII, ESAS EMBARCACIONES QUE NAVEGABAN A
REMO IMPULSADAS POR LA FUERZA FÍSICA DE LOS CONDENADOS -GALEOTES- Y ESCLAVOS, ERA DE TAL MAGNITUD, QUE SE DECÍA QUE LA GALERA ERA OLIDA ANTES DE SER VISTA. Al fin y al cabo, a los remeros no se les permitía librarse de las argollas que los tenían amarrados al banco de remo ni para hacer sus necesidades.
Por ejemplo, cuando un galeote, ya fuera esclavo o condenado, moría sujeto a las argollas que aferraban sus pies al banco de remar, podía pasar un tiempo hasta que el cómitre, o algún miembro de la tripulación, avisaba y era desencadenado. Mientras, el galeote muerto seguía atado y moviéndose por inercia al ritmo que marcaban sus compañeros. La solución era quitarle las argollas, tirarlo al mar y sustituirlo por uno de refresco que continuara remando hasta la extenuación. No está mal recordar estas penurias cuando al hacer alguna travesía en crucero que, además de piscina, nos ofrece comida y hasta espectáculo, nos quejemos de sentir algún mareo.