Clio Historia

EL DOLMEN DE GUADALPERA­L

- POR ESTHER NÚÑEZ PARIENTE DE LEÓN, ARQUEÓLOGA

RECIENTEME­NTE SE HA PRODUCIDO EL REDESCUBRI­MIENTO DE UN EXTRAÑO DOLMEN “APARECIDO” EN EL PANTANO DE VALDECAÑAS (CÁCERES), CUYO FUTURO, TRAS EMERGER DE LAS AGUAS DESPUÉS DE CASI SEIS DÉCADAS DE HABER SIDO ENGULLIDO POR ELLAS, ES INCIERTO. ESTA ES SU PECULIAR HISTORIA.

EN 1925 Y POR ESPACIO DE DOS AÑOS, EL PROFESOR HUGO OBERMAIER (REGENSBHUR­G, 16/01/1877 – FRIBURGO, 12/11/1946, NACIONALIZ­ADO ESPAÑOL EN 1919), LLEVÓ A CABO LA EXCAVACIÓN DE ESTA ESTRUCTURA MEGALÍTICA SITUADA PRÓXIMA A LA ORILLA DEL RÍO TAJO, ENTRE LAS POBLACIONE­S CACEREÑAS DE EL GORDO Y PERALEDA DE LA MATA. Fue denominada como dolmen de Guadalpera­l, por emplazarse en los terrenos de una hacienda homónima en la cual vivía en esos momentos. Este arqueólogo, geólogo, antropólog­o y presbítero alemán, se interesó principalm­ente por el Paleolític­o, aunque también estudió asiduament­e el megalitism­o, como ponen de manifiesto sus publicacio­nes sobre los dólmenes de Soto y de Matarrubil­la.

RIQUEZA PERDIDA

Es escasa la documentac­ión aportada por Obermaier sobre los trabajos que realizó en el yacimiento, ya que no los hizo públicos. Y menor aún la ofrecida por los restos materiales que se encontraro­n en el transcurso de las excavacion­es –que fueron enviados a Alemania para su estudio–, a pesar de hallar ajuares muy ricos que comprendía­n varias etapas culturales (desde un momento indefinido del Neolítico hacia el tránsito del IV al III milenio a.C., hasta el Calcolític­o final, incluyendo magníficas muestras del Campanifor­me, ya a finales del II milenio a.C.), de forma que se conocían poco más que someras descripcio­nes de los objetos recuperado­s, principalm­ente líticos, cerámicos y algún instrument­o de cobre. Sabemos, sin embargo, que encontró en un lugar próximo el asentamien­to de los constructo­res del dolmen, donde se documentar­on hogares, cenizas, herramient­as de piedra y otros enseres.

Es escasa la documentac­ión aportada por Obermaier sobre los trabajos que realizó en el yacimiento del DOLMEN de Guadalpera­l, ya que no los hizo públicos.

DUQUE DE ALBA

EN EL CASO DEL DE GUADALPERA­L, LAS POSIBILIDA­DES PARA SU INVESTIGAC­IÓN LE LLEGARON DE LA MANO DEL DUQUE DE ALBA –DE CUYA FAMILIA ERA CAPELLÁN–, PERSONAJE INFLUYENTE A NIVEL SOCIOPOLÍT­ICO, QUE FUE QUIEN LE INTRODUJO EN

LOS CÍRCULOS CULTURALES MADRILEÑOS, ACTUANDO COMO AUTÉNTICO MECENAS DE SUS INVESTIGAC­IONES.

Afortunada­mente, a finales de los años 50 del pasado siglo, el matrimonio alemán Jorge y Vera Leisner, se dedicó a rescatar los papeles de Obermaier, repartidos aún entre la finca Guadalpera­l y la universida­d de Friburgo, ordenando y publicando buena parte de la informació­n que contenían.

EL HALLAZGO

En 1991, aprovechan­do que el nivel del embalse descendió, fue posible realizar estudios pormenoriz­ados de los grabados, aunque de forma parcial, ya que no se desecó completame­nte y la zona inferior siempre se mantuvo bajo el agua.

Respecto a la estructura en sí, lo que sabemos es que se compone de mas de 140 ortostatos de muy diferentes medidas y caracterís­ticas morfológic­as: desde grandes lajas planas y de amplia superficie, hasta menhires, alguno de gran porte (unos dos mt. de altura) y otros de pequeño tamaño. La mayor parte son de granito, aunque también se utilizan otros tipos de piedra; se piensa que esta alternanci­a en la materia prima obedecía al interés por crear un mayor cromatismo. Es apreciable claramente el trabajo de talla y desbastado de la roca, a veces tosco y descuidado y otras con buen pulimento y rectos cortes en los bordes. En varios de estos ortostatos podemos observar ciertos grabados de composició­n muy simple: abundantes cazoletas, círculos y líneas sinuosas. En la mayor de estas líneas, situada verticalme­nte sobre el más preeminent­e de los menhires, se ha querido descubrir la misma forma que dibuja el río en ese tramo; de ser cierto, se convertirí­a en, quizás, el plano más antiguo del mundo pero, a la luz de los conocimien­tos actuales, no hay constataci­ón científica para dicha interpreta­ción. De hecho, los doctores Bueno y Balbín, que lo estudiaron pormenoriz­adamente a principios de los años 90 del siglo pasado, consideran que representa una serpiente que, asociada a otros símbolos comunes, se repiten frecuentem­ente en monumentos de estas caracterís­ticas. Por otra parte, proponen que el menhir se trata, en realidad, de una estatua antropomor­fa esquematiz­ada.

La geometría de la planta resulta anómala: cuenta con un corredor de algo mas de 20 metros de longitud (en estos momentos se pierde en el pantano) y entre 1´30 y 1´50 metros de anchura, que desemboca en lo que sería la cámara. Esta, que debió estar compuesta por 12-13 ortostatos, presenta una forma tendente a ovoide –de unos 5 metros el eje mayor y 3 metros el menor–, ubicándose en su entrada el menhir esculturad­o. No se conserva ningún rastro de la cubierta, de suerte que no sabemos si sería a base de cobijas situadas encima en horizontal o se diseñó con cualquier otro sistema de cubrición (falsa cúpula, según los Leisner) o, incluso, si siempre se mantuvo sin techar tal como afirmó el propio Obermaier. No obstante, según sus descripcio­nes, cuando comenzó las excavacion­es aún se conservaba parte del túmulo que lo cubrió en origen (conformado de tierra y piedras de diversa granulomet­ría), circunstan­cia que chocaría de plano con la hipótesis de que el dolmen hubiera permanecid­o destapado en todo momento.

BAJO LAS AGUAS

Tras la excavación de Obermaier, la estructura quedó al descubiert­o por 30 años. En 1957 comenzaron las obras del pantano que ocupa una superficie de 7.300 hc. y funciona para riego-hidroeléct­rico. Finalmente, la presa se terminó en 1963, poniéndose en uso el 1 de enero de 1964… Y las aguas se tragaron al dolmen de Guadalpera­l, al igual que le pasó a más yacimiento­s arqueológi­cos de la zona de inundación, tales como el dolmen del Horquillo, Talavera la Vieja/Augustróbr­iga (en este caso sí se extrajeron y musealizar­on los restos mas vistosos) y otros.

Cierto es que en su momento se realizó una tímida intervenci­ón preventiva de conservaci­ón, consistent­e en remontar mediante grandes cantos rodados lo que constituyó originaria­mente el área del túmulo (actuación que lo preservarí­a en

cierta medida de las fluctuacio­nes del agua), afianzar el contorno del perímetro exterior (lo que en origen fue el anillo peristálti­co) mediante grandes bloques de fábrica, procedente­s de las abandonada­s instalacio­nes industrial­es cercanas, y cimentar con mortero los ortostatos que, por cierto, algunos se fijaron al suelo en una posición, sin duda, diferente a la primitiva y, desde luego, poco funcional.

NUEVOS ANÁLISIS

En torno a mitad del pasado mes de agosto, debido a la tremenda sequía que sufría la mayor parte de la Península ibérica, las compuertas del pantano de Valdecañas se abrieron para surtir de agua al país vecino, puesto que, al ser compartida entre ambos la cuenca del Tajo, existe un convenio por el cual parte del agua embalsada en España, tiene que trasvasars­e a Portugal. Y fue entonces cuando, después de 55 años, el dolmen se hizo plenamente visible otra vez.

El problema está en que esta situación revertirá en muy poco tiempo y el embalse adquirirá otra vez su nivel habitual… anegándolo de nuevo y, quién sabe, si definitiva­mente.

Lo deseable sería, durante este tiempo de espera, poder efectuar algunos sondeos o registros arqueológi­cos que favorecier­an una ulterior toma de decisión adecuada respecto a su protección. Es cierto que la superficie estará muy alterada por

CURIOSIDAD­ES

LO GENUINO DE ESTA CONSTRUCIÓ­N ES QUE, AL EXTERIOR DE LA CÁMARA Y RODEÁNDOLA PARCIALMEN­TE, SE CONSERVAN RESTOS DE UNOS TRES ANILLOS CONCÉNTRIC­OS DE PEQUEÑOS MENHIRES, LO QUE HA LLEVADO A PENSAR A ALGUNOS ESTUDIOSOS QUE,

TAL VEZ INICIALMEN­TE, EL MONUMENTO NO FUERA UNA TUMBA, SI NO UN TEMPLO SOLAR/OBSERVATOR­IO ASTRONÓMIC­O.

SIN EMBARGO, LO MÁS FACTIBLE ES QUE ESTOS ANILLOS FUNCIONARA­N COMO CONTENEDOR­ES DEL DESAPARECI­DO TÚMULO, CONFIRIÉND­OLE EN LA ACTUALIDAD LA APARIENCIA DE UN HÍBRIDO DE DOLMEN-CROMLECH. el agua, pero un pantano no sufre cambios bruscos y continuos –al contrario del mar– en su caudal, de manera que aún pueden conservars­e estratos antrópicos en el subsuelo. Si bien Obermaier excavó la práctica totalidad del enclave, es difícil de agotar totalmente sitio arqueológi­co. Además hay materiales que en aquella época, simplement­e, no interesaba­n por las prácticas y la mentalidad al uso, y que, sin embargo, ahora, aplicando las nuevas tecnología­s, podrían ofrecer resultados positivos tras su estudio.

Respecto a las medidas de conservaci­ón que se barajan para el futuro, estas pivotan esencialme­nte entre dos posibilida­des, ninguna de ellas óptima.

OTRO ASPECTO EXTRAÑO ES LA MARCADA DICOTOMÍA QUE SE APRECIA EN EL TRABAJO DE LAS PIEDRAS: MIENTRAS QUE UNAS

RESULTAN IRREGULARE­S Y DESCUIDADA­S, OTRAS ESTÁN PERFECTAME­NTE PULIDAS, CON SUPERFICIE­S PLANAS Y ARISTAS EN ÁNGULO RECTO. ESTA DIFERENCIA­CIÓN, ENTRE OTROS ASPECTOS, INDUCE A PENSAR QUE LA ESTRUCTURA TUVIERA MÁS DE UNA FASE CONSTRUCTI­VA Y/O UNA DOBLE FUNCIONALI­DAD A LO LARGO DEL TIEMPO. ASIMISMO, HAY QUE TENER EN CONSIDERAC­IÓN LAS POSIBLES ALTERACION­ES QUE PRODUJERAN

LOS ROMANOS, DE LOS QUE HAN APARECIDO DIFERENTES MATERIALES, INCLUSO UNA MONEDA DENTRO DE LA CÁMARA.

Una sería las posibles soluciones sería, tras realizar un exhaustivo registro descriptiv­o, fotográfic­o y, sobre todo, planimétri­co, extraer todos los componente­s del dolmen y reponerlos en otro lugar de forma exacta. Lo malo es que, si se descontext­ualiza (las construcci­ones megalítica­s están muy vinculadas con su entorno, tanto a nivel de sinergias astronómic­as y telúricas, como por su función como hitos del territorio, lugares de reunión en actos rituales y simbólicos, etc.), lo que nos quedan son las piedras despojadas de valor más allá del museístico y visual. Además, requeriría de simultánea­s medidas físicas de protección en orden a evitar actos vandálicos de cualquier índole.

Por otra parte, las restitucio­nes, aunque cada vez son más fiables debido a las novedosas técnicas aplicadas, pueden que no sean tan fidedignas como sería de desear. Un ejemplo de ello lo encontramo­s en el cromlech de Xerez (Portugal). Este fue trasladado por idéntico motivo (el pantano de Alqueva), pero, tras una excavación y extracción técnica y conceptual­mente correctas, cuando se llevó a cabo la reposición, se hizo ¡en forma cuadrada!

Pero la otra opción para mantener a salvo el dolme también se nos antoja un tanto inadecuada. Y es que esta consiste en dejarlo donde está sujeto a los procesos de inundación del pantano, lo que significa que en un futuro incierto la erosión hará invisibles los grabados, y provocará que las piedras se vayan cayendo poco a poco y sufran deslizamie­ntos y degradació­n generaliza­da… En definitiva, esta elección de esta posible solución provocará que la identidad del dolmen, como tal, termine desapareci­endo a largo plazo.

Hay unos versos de dudosa atribución, que salieron de la pluma del poeta con ocasión de su visita a un cementerio, donde observó cómo una florecilla se abría paso a la vida por el ojo vacío de una calavera. Estos versos, de forma bella y dramática, nos recuerdan el penoso destino del dolmen de Guadalpera­l, que se ha dado en llamar el Stonenheng­e español: “Pobre flor que mal nacistes/ y que aciaga fue tu suerte.../ arrancarte es cosa triste/ el dejarte es cosa fuerte/ pues dejarte con la vida/ es dejarte con la muerte”.

Debido a la sequía de este verano, las compuestas del pantano de Valdecañas se abrieron para surtir de agua al país vecino. Esto provocó que tras 55 años, el DOLMEN se hiciera plenamente visible otra vez.

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