AMBIGÜEDAD SEXUAL
EL NACIMIENTO DE CRISTINA DE SUECIA ESTUVO MARCADO POR UNA TERRIBLE CONFUSIÓN CUANDO LAS COMADRONAS QUE ASISTIERON A MARÍA LEONOR EN EL PARTO CONCLUYERON EN UN PRIMER MOMENTO QUE HABÍA DADO A LUZ A UN NIÑO. Resulta extraño que aquellas mujeres que hubieran errado a la hora de determinar el sexo del bebé. Resulta difícil determinar la causa del error, pero algunos de sus biógrafos apuntan a la posibilidad de que la pequeña fuera hermafrodita o tuviera sus órganos poco definidos. Buckley apunta que Cristina pudo haber nacido “con algún tipo de malformación genital, y habría sido lo que se conoce como un ser intersexual”. Lo cierto es que tanto su naturaleza como condición sexual estuvo siempre en entredicho. Ella misma afirmó en cierta ocasión que ni era “un hombre ni un hermafrodita, como se ha querido difundir acerca de mí”. Cristina no gustaba de vestir o actuar de manera femenina, como ella misma aseguró. Fuera cual fuera su condición sexual, Cristina siempre dejó claro que no pretendía que ningún hombre la tratara “como un campesino trata a sus tierras”. A Cristina de Suecia se le atribuyeron muchos amantes, tanto hombres como mujeres. Entre estas, la más conocida fue su única favorita, Ebba Sparre, a la que rebautizó como “Belle”. Cristina compartía el lecho con Belle pero no era algo extraño que dos mujeres convivieran tan íntimamente. Al parecer a Cristina no le importaban aquellos chismorreos que ella misma se encargaba de alimentar mostrando públicamente su negativa a contraer matrimonio. Quien sí llegó a casarse fue la propia Ebba Sparre con Jacobo Casimiro de la Gardie; un matrimonio que dio como fruto tres hijos que no sobrevivieron a la infancia y la muerte prematura de Jacobo, dejando a Ebba viuda, triste y deprimida. Bartolomé Benassar afirmaba que, a pesar de la intimidad entre Cristina y Belle, no llegaron a ser amantes, “pero sí se sabe que luego tuvo aventuras homosexuales”. Las más sonadas fueron madame de Thianges, una dama de la corte de Luis XIV a la que intentó persuadir para que se marchara con ella a Roma, o la escritora y cortesana parisina Ninon de Lenclos. Existe también una larga lista de hombres a los que supuestamente amó, desde su amor de juventud, Magnus Gabriel de la Gardie y su propio primo Carlos Gustavo hasta el diplomático español, Antonio Pimentel, o su fiel cardenal Azzolino, quien permaneció a su lado hasta los últimos días de su vida. Las malas lenguas llegaron a asegurar que Azzolino mantuvo relaciones carnales con Cristina, quien llegó a tener un hijo. Pero nada de todo esto pudo nunca probarse y dichas habladurías se unieron a la larga lista de rumores que circularon sobre sus afinidades sexuales a lo largo de su vida para desprestigiar una y otra vez su nombre.