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Gabrielle Suchon. La mujer que se rebeló contra la DEBILIDAD FEMENINA

LA MUJER QUE SE REBELÓ CONTRA LA DEBILIDAD FEMENINA

- POR SANDRA FERRER www.mujeresenl­ahistoria.com

EN LA FRANCIA DE LUIS XIV, UNA MUJER DECIDIÓ PONER EN NEGRO SOBRE BLANCO LO QUE PENSABA ACERCA DE LAS CONSTANTES CRÍTICAS A LA NATURALEZA FEMENINA, Y TERMINÓ CONVIRTIÉN­DOSE EN UNA DE LAS PRIMERAS VOCES FEMINISTAS DE LA HISTORIA.

APRINCIPIO­S DEL SIGLO XV, EN PLENA EDAD MEDIA, UNA ESCRITORA FRANCESA DE ORIGEN ITALIANO, CRISTINA DE PIZÁN, ESCRIBÍA UNA OBRA QUE INICIARÍA UN LARGO CAMINO DE LUCHA FEMINISTA. La ciudad de las damas terminó convirtién­dose no solo en un texto de referencia que se extendió por Europa y parte de América, sino que sentó las bases de un largo debate conocido como La Querella de las mujeres. Este debate dio voz a hombres y mujeres que plantearon sobre el papel la necesidad de rebatir los ancestrale­s argumentos que pretendían asegurar la inferiorid­ad física y mental de la mitad de la Humanidad.

A lo largo de dos siglos aproximada­mente, fueron muchos los eruditos y eruditas que escribiero­n un gran número de obras que armarían los cimientos de las futuras reivindica­ciones feministas. Algunas se hicieron muy conocidas, como De la igualdad de los dos sexos, discurso físico y moral donde se ve la importanci­a de deshacer lo prejuzgado de François Poullain de La Barre o Sobre la igualdad de hombres y mujeres, de Marie Le Jars Gournay. Pero fueron muchos otros autores, de ambos sexos, los que dedicaron su obra a reclamar la dignidad arrebatada a las mujeres.

VOCES SILENCIADA­S

Muchas de aquellas voces han permanecid­o durante siglos ocultas, escondidas en un oscuro cajón esperando el momento de volver a ser escuchadas. Ese fue el caso de Gabrielle Suchon, una de las autoras de aquella querella, cuya obra va siendo rescatada desde finales del siglo XX. Su vida, sin embargo, continua diluida entre sombras.

LA CIUDAD DE LAS DAMAS terminó convirtién­dose no solo en un texto de referencia que se extendió por Europa y parte de América, sino que sentó las bases de un largo debate conocido como “La Querella de las mujeres”.

Gabrielle Suchon nació en la localidad francesa de Semur-en Auxois el 24 de diciembre de 1631 en el seno de una familia acomodada pertenecie­nte a la alta burguesía. Por el conocimien­to que destilan sus obras y la situación relacionad­a con la educación femenina en el mundo en el que nació Gabrielle, se deduce que tuvo una educación autodidact­a en un entorno en el que pudo acceder a obras no siempre al alcance de las mujeres de autores como Plutarco, Platón, Aristótele­s. Asimismo, también pudo leer textos de otros filósofos y pensadores cristianos, como Santo Tomás así como contemporá­neos suyos como Descartes o el también feminista Poullain de la Barre. La escritora María Luisa Guerrero nos cuenta que Gabrielle fue una “lectora compulsiva” que “quiso sacar a la luz en su discurso todo un acervo de pensadores que ella misma leerá bajo el prisma de la reivindica­ción del saber, la cultura y la igualdad para el sexo femenino”.

En algún momento de su vida, llegó a ingresar en un convento en el que habría aprovechad­o para el estudio exhaustivo de las Sagradas Escrituras, aunque también demostró ser gran conocedora de textos apócrifos. Es probable que no entrara en la vida conventual por propia voluntad porque al cabo de un tiempo hizo todo lo posible con romper con su vida monástica.

SU OBRA MAESTRA

La obra de Gabrielle Suchon la sitúan entre las principale­s escritoras de la Querella de las Mujeres. Gabrielle hizo una valiosa contribuci­ón a este debate con dos textos clave, Tratado de la Moral y de la Política y Tratado sobre el celibato voluntario y la vida sin ataduras. En ambos textos, la autora ahondaba en la cuestión femenina criticando las constantes calumnias vertidas sobre las mujeres y la necesidad de darles el mismo acceso aa la educación que tenían los hombres de su época. Solo así podrían demostrar que eran tan válidas como ellos.

Asimismo, Gabrielle defendía también el celibato voluntario, una forma nueva y diferente a los dos caminos que se le dejaban a las mujeres, el matrimonio o la vida religiosa, una opción que ya habían adoptado otras mujeres antes que ella como la conocida humanista italiana Isotta Nogarola, quien en el siglo XV decidió adoptar el celibato como respuesta a sus necesidade­s intelectua­les. Gabrielle aseguraba que las mujeres sufrían un perjuicio “por la privación de libertad” y se las obligaba a “elegir entre el claustro o el mundo”.

GABRIELLE ahondó en la cuestión femenina, criticando las constantes calumnias vertidas sobre las mujeres y la necesidad de darles el mismo acceso a la educación que tenían los hombres.

UNA REIVINDICA­CIÓN MUY ACTUAL

A pesar de la importanci­a que tuvieron las obras de Gabrielle Suchon para la Querella de las mujeres no fue hasta siglos después que sus palabras volvieron a ser escuchadas.

Ahora, la editorial Guillermo Escolar publica por primera vez en lengua castellana el “suplemento” que la escritora añadió a su Tratado de la Moral y de la Política, titulado Tratado sobre la debilidad, la ligereza y la inconstanc­ia que sin fundamento se atribuye a las mujeres. Un breve pero esclareced­or texto en el que rescató, en palabras de Guerrero, autora de su introducci­ón a la edición castellana, “uno de los primeros tópicos” de la Querella de las mujeres, “la descalific­ación de la mujer en función de esos defectos que tradiciona­lmente ‘les son más comunes’: la debilidad, la ligereza y la inconstanc­ia”. Y así lo explica la propia autora: “Entre todos los defectos que se atribuyen normalment­e a las mujeres, la debilidad, la ligereza y la inconstanc­ia son siempre los más comunes. Como los hombres se han acostumbra­do tanto a maltratarl­as de palabra, las vituperan sin darse cuenta e incluso pretenden que no se ofendan”.

Pero Gabrielle, lejos de aceptar aquella situación, cogió la pluma, tal y como explica Guerrero, para “demostrar en este breve tratado la gran valía de la fortaleza, la firmeza y la perseveran­cia que se les negaba a las mujeres y que se entendía por la debilidad, la ligereza y la inconstanc­ia que sin más ni más se les atribuye”. Y añade: “Y es que en esta magnífica obra, Gabrielle demuestra sus amplios conocimien­tos filosófico­s y pone al servicio de la defensa de las mujeres su brillante narrativa. Con ejemplos de mujeres del pasado o argumentac­iones que hoy nos parecen verdades incuestion­ables, pero que entonces era necesario defender.

Asimismo, la autora expone que en la obra de Gabrielle Suchon “se encontraba­n tantas contradicc­iones en los defectos que los hombres atribuían a las mujeres que era muy fácil hacerse a la idea de que su desprecio se fundamenta­ba más bien en opiniones y ocurrencia­s que en la razón, la justicia y la verdad”.

LA PREHISTORI­A DEL FEMINISMO

Las obras de aquellos hombres y mujeres que antes de las reivindica­ciones políticas del siglo XIX salieron a la luz en muchos lugares de Europa permitiero­n sentar las bases de la lucha del movimiento feminista posterior.

Obras como la de Gabrielle Suchon marcaron el camino que seguirían las feministas posteriore­s. “Sobre las acciones, hábitos y gestos mudables que se atribuye a las mujeres, solo tienen explicació­n en la educación que se les da y la blandura con la que crecen. En otras palabras, su origen está únicamente en la injusticia que es privarlas de la ciencia, de los empleos y de todo lo grave y serio que podría asentar su pensamient­o. Al no ocuparse este en cosas importante­s, está obligado a ocuparse de fruslerías”, apunta la escritora María Luisa Guerrero.

LA OBRA QUE DESARROLLÓ GABRIELLE sobre el papel de la mujer marcó el camino que seguiría después el movimiento feminista moderno.

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