In vino veritas
UNA BEBIDA CON ACENTO HISPANO
¿Qué historia esconde esta expresión? Indagamos por qué esta bebida tiene un marcado acento hispano.
HOLA AMIGOS ROMANOS, ¿A QUIÉN NO LE GUSTA EL VINO? NO CREO QUE HAYA MANJAR LÍQUIDO MÁS CIVILIZADO Y RICO. Y evidentemente sobre civilización, los abuelos romanos sabían un rato. Vino es de por sí una palabra en latín puro, todos conocemos el antiguo refrán que dice: "In vino veritas", que quiere decir que el vino hace relucir la verdad (o que un borracho no puede mentir). Y todos sabemos que el dicho es cierto, como los versos del poeta Horacio (65-8 a.C.): "¿Calices quem non fecere disertum?", es decir, "¿a quién las copas no sueltan la lengua?"...
LA HISTORIA DEL VINO
El arte del vino no se sabe si fue introducido en Hispania por los fenicios o por los griegos, si bien se conservan restos de vides muy anteriores a la visita de esos pueblos a nuestras costas. El vino de Ceret (Jerez) era ya conocido desde el siglo III a.C., hace dos mil trescientos años y sus huellas se han encontrado ánforas en todo el imperio con la inscripción "vino de Cádiz" (bueno, en latín: "vinum gaditanum") y también ánforas etiquetadas como "vinum ceretanum", es decir, vino de Jerez. Pero vides romanas las hubo en toda nuestra geografía.
Se sabe por ejemplo que las viñas de Burdeos fueron plantadas a partir de las nuestras, sin las que no habría ni una gota de vino galo en el mundo. Como ocurrió por ejemplo con el olivo, los romanos industrializaron la agricultura del vino y crearon una red comercial que hizo del caldo de aquí un bien tan preciado como el oro en todo el mundo, claro que el mundo entonces era más pequeño.
Restos de ánforas de vino hispano han aparecido en Gran Bretaña o en la frontera germana del imperio, en los límites de la civilización, como ejemplo de lo extenso de la red comercial romana y de lo que gustaba por el mundo nuestro vino, pero las vides españolas llegaron más lejos con el tiempo y, sin ninguna duda salvaron al vino de desaparecer en el mundo. No exagero. En Argentina, Chile, México, California… por toda la América hispana, nuestros
EL ARTE DEL VINO NO SE SABE SI FUE INTRODUCIDO EN HISPANIA POR LOS FENICIOS O POR LOS GRIEGOS, SI BIEN SE CONSERVAN RESTOS DE VIDES MUY ANTERIORES A LA VISITA DE ESOS PUEBLOS A NUESTRAS COSTAS.
abuelos llevaron y plantaron vides, traídas desde nuestra vieja Europa. Parece ser que fue el mismísimo Hernán Cortés quien primero ordenó que se llevaran y plantaran las primeras vides en América, allá por 1525. Siglos después, a partir de 1863, en toda Europa, y partiendo seguramente desde Francia, se extendió una terrible plaga que acabó con todas las vides del mundo: la filoxera.
En el país vecino y luego en el nuestro, en el Duero portugués, en Italia, en Austria… incluso en Australia las vides morían por el efecto de este insecto, originario de la costa este norteamericana. Solo quedaron a salvo las vides de algunas zonas latinoamericanas muy alejadas, como Argentina o Chile, en el fin del mundo, casi.
Precisamente de allí vino la solución. Las nietas de las vides plantadas por los españoles se trasplantaron de vuelta a Europa y en la actualidad todas las vides del mundo, las uvas de cada vieja parra descienden de ellas, así que la siguiente vez que tomes un vino, acuérdate de lo importante que ha sido para la historia del mundo su aclimatación en Hispania y que nos gustase tanto que lo llevamos al mundo nuevo que descubrimos, en cuanto tuvimos oportunidad. De no ser por Roma y de no ser por nuestros ancestros que lo replantaron en la Nueva España, ya no habría vino en el mundo. Tal cual te lo digo.
LA INDUSTRIA DEL VINO
La industria del vino requería otras industrias paralelas, la construcción de vías y carreteras, por supuesto, pero también los lagares, molinos aceiteros, grandes bodegas y una gran factoría de cerámica junto a cada bodega... Se sabe que algunas buenas ánforas de excelentes cosechas de buen vino las conservaban selladas sus dueños hasta 20 años o más. Curiosamente, los barriles o barricas de madera fueron un invento galo, que aprehendido por los romanos también impulsó, y de qué manera, la industria vitivinícola. La expresión que dice todavía "a ojo de buen cubero" tiene su origen precisamente en que los barriles o cubas de vino, las fabricaban a ojo artesanos muy especializados.
Sobre lo de cosechar vides, sabíamos mucho los hispanos, hasta el punto que los libros más antiguos, en latín por supuesto, que se conservan con consejos sobre el cultivo de plantíos de viñedos, fueron escritos precisamente por nosotros los romanos de Hispania, como los del gaditano Columela, algunos de cuyos consejos todavía se implementan en la vitivinicultura. Los legionarios romanos también tomaban vino cuando podían, aunque la bebida "oficial" del ejército romano era la Posca, que consistía en una mezcla de vinagre y agua. No bebían esto porque estuviera rico, que más bien no, sino porque el vinagre de algún modo desinfectaba el agua e impedía la mayoría de las enfermedades que siempre han acabado con todos los ejércitos. Beber agua del campo o incluso del grifo todavía en muchos países, es bastante, bastante peligroso.
COSA DE HISPANOS
Los hispanos teníamos acento al hablar en latín. Parece que parte del acento hispano consistía en que pronunciábamos igual la «b» y la «u ut be» lo que explicaría el famoso juego de palabras latino: "BEATI HISPANI QUIBUS VIVERE BIBERE EST". ¿Qué quería decir? "Felices los hispanos para quienes vivir es beber". Y es que como decía la canción de la Tuna: "Al que no le guste el vino es un animal…" (o no tiene un real, que es lo más normal). Vino bueno hay en todos los bares de Hispania. La siguiente vez que te tomes una copa de vino español, recuerda que estás bebiendo un tesoro que llevamos vendimiando más de 2.300 años. No por casualidad las fiestas de muchos pueblos coinciden desde antiguo con el fin de la vendimia.
Y hablando de fiestas, para celebrar desde siempre, brindamos con vino, con uno que lleva
burbujas y como decía el abuelo de mi mujer, de esos que mandan el tapón muy lejos. Pues los romanos antiguos ya tomaban algo parecido al cava o al champagne, vino espumoso que llamaban Vinum Titillum, nombre con el que era conocido todavía en el moderno siglo XV. No obstante, el monje francés Dom o Pierre Perignon fue quien perfeccionó la bebida, producto de una doble fermentación. Primero, como el vino, en tinaja y después en botella, añadiendo la cantidad adecuada de azúcar en su interior. El tapón de corcho cónico, la camisa de alambre del mismo y las botellas de cristal grueso, son también inventos de este monje, digno heredero de Baco. Cuentan que cuando probó por fin el resultado y la perfección de su invento, se puso contento. Muy contento. Sus compañeros le preguntaron que qué le pasaba y él contestó: "Stelle Bibi" ("Amigos, he bebido estrellas").
Bebas lo que bebas, recuerda que eres hispano y, por lo tanto, romano. Por cierto que el vino se servía en la época romana en cantidades
pequeñas. En teoría, lo mejor para poder apreciarlo era servirlo en cantidades más o menos de 5 centilitros que se vertían mediante cazos de esa capacidad en copas o vasos de esa medida. Parece ser que ese cazo, o el vaso para el vino, se llamaba cyathos, de cuyo nombre y escaso tamaño derivan todavía hoy los "chatos" de vino de nuestros bares más castizos. Más curioso aún es que del nombre de esos cyathos romanos viene nuestro verbo chatear, que en su origen (y hasta hace 20 años más o menos) era hablar mientras se tomaban unos vinos en el bar con los amigos, y ahora es mantener una conversación virtual vía internet, algo en lo que ni pensaban los romanos en sus sueños más etílicos, por muchos chatos de vino que hubieran ingerido mientras "chateaban". Como decían los antiguos: "Cum pane et vino conficietur iter" ("Con pan y vino, se hace el camino"). Salud.
LOS LEGIONARIOS ROMANOS TOMABAN VINO CUANDO PODÍAN, AUNQUE LA BEBIDA "OFICIAL" DEL EJÉRCITO ERA LA POSCA.