PERSONAJE: VIRIATO, el héroe hispano de Roma
EN NO POCAS OCASIONES SE HA CONSIDERADO QUE ESPAÑA Y PORTUGAL OCUPAN UN LUGAR PERIFÉRICO CON RESPECTO A EUROPA, LO QUE, SIN DUDA, PUEDE PARECER CIERTO SI NOS REFERIMOS A SU LOCALIZACIÓN GEOGRÁFICA, PERO NO LO ES EN CUANTO A SU EVOLUCIÓN HISTÓRICA Y POR HABERSE CONVERTIDO IBERIA EN UNO DE LOS PILARES FUNDAMENTALES PARA COMPRENDER LAS BASES DE LA CULTURA OCCIDENTAL. La historia de Hispania, propiamente dicha, se inició con la conquista romana (después de la segunda guerra púnica) por ser en este momento cuando se desarrollaron los hitos primigenios que han definido nuestro pasado común. En el año 197 a.C. la península estaba bajo control romano se encontraba dividida en dos provincias gobernadas, cada una de ellas, por un pretor: la Hispania Citerior, al este, y la Ulterior, al sur. En lo que se refiere al proceso de conquista, las regiones que habían tenido un contacto más estrecho con los pueblos colonizadores del Mediterráneo Oriental aceptaron, sin demasiadas complicaciones, su integración en el mundo romano, pero en el caso de los grupos tribales de la fachada atlántica, el interior peninsular y las regiones más septentrionales, la situación fue mucho más compleja, incluso con episodios de extremada violencia como los desarrollados durante las guerras lusitana.
Viriato, conocido también en latín como adsertor (protector) de Hispania, mantuvo en jaque a las legiones republicanas que trataban de establecer el orden romano en la Península ibérica. Si analizamos las fuentes clásicas veremos a varios personajes en Viriato: el héroe idealizado de la antigüedad a imitación de Aníbal, Espartaco o Vercingetorix; el pastor que se convirtió en bandido y aterrorizó a las tropas de un nuevo ocupante del territorio y el paradigma del buen salvaje fiel a sus hombres. Al margen de este tipo de interpretaciones que, en buena medida, responden a un proceso de mitificación, creemos necesario contextualizar la época para comprender mejor al personaje.
VIRIATO MANTUVO EN JAQUE A LAS LEGIONES REPUBLICANAS QUE TRATABAN DE ESTABLECER EL ORDEN ROMANO EN LA PENÍNSULA IBÉRICA.
LA CONQUISTA DE HISPANIA
Tras la derrota cartaginesa en la segunda guerra púnica (uno de los principales escenarios fue la Península ibérica) Roma inició la conquista de Hispania. Evidentemente, no todos los pueblos peninsulares se adaptaron a la imposición del orden romano, por lo que, durante este largo y a veces violento proceso de conquista que duró cerca de doscientos años, se sucedieron guerras y revueltas puntuales, en ocasiones con aniquilaciones y auténticas matanzas sobre poblaciones enteras.
Dentro de las conocidas como guerras Lusitanas, en el suroeste peninsular surgió un líder, Viriato,
dispuesto a derrotar a través de la guerra de guerrillas a las tropas romanas invasoras. No sabemos ni dónde ni cuándo nació, aunque tuvo que ser en la primera mitad del siglo II a.C. y en el actual territorio portugués-español conocido como Lusitania. Entre 154 y 153 a.C., después de muchas y feroces batallas, el pretor Lucio Mumio logró imponerse contra los siempre combativos lusitanos y firmar una paz precaria. Un poco más tarde, en el año 151 a.C. se reinició la guerra. Servio Sulpicio Galba y el procónsul Lucio Licinio Lúculo se hicieron con el control de la zona, por lo que los hispanos contestaron con determinación obligando a Galba a retirarse y a negociar en el 150 a.C. Fue entonces cuando se produjo uno de los episodios más controvertidos de la conquista romana, cuando el inclemente y despiadado Galba invitó a los líderes tribales a una reunión a la que acudieron más de 30.000 hombres desarmados sobre los que cayeron impunemente las legiones en una orgía de sangre, muerte y traición.
Las fuentes nos cuentan que Viriato fue uno de los supervivientes de esta atroz carnicería, aunque no lo podemos asegurar. Lo que parece claro, es que la violencia de los romanos le causó una