Clio Historia

LOS FUSILAMIEN­TOS DEL 3 DE MAYO

- POR ANTONIO LUIS MOYANO

SIN DUDA, SE TRATA DE UNA DE LAS BORAS CUMBRE DEL ARTE UNIVERSAL. ¿QUÉ HISTORIA SE ESCONDE TRAS CADA UNO DE SUS SÍMBOLOS?

LOS FUSILAMIEN­TOS DEL 3 MAYO DE 1808 DE GOYA CONSTITUYE UNA DE LAS OBRAS CUMBRE DEL ARTE UNIVERSAL. SIN EMBARGO, EL PINTOR ARAGONÉS NUNCA FUE TESTIGO PRESENCIAL DE LOS SUCESOS QUE, CON TAN GENIAL DRAMATISMO, INMORTALIZ­ARON SUS PINCELES. EN LA COMPOSICIÓ­N DE SU LIENZO, ES PROBABLE QUE SE INSPIRARA EN VARIAS LITOGRAFÍA­S QUE CIRCULABAN EN AQUELLA ÉPOCA. ¿CUÁLES SON LAS FUENTES QUE UTILIZÓ GOYA PARA ILUSTRAR LOS DRAMAS DE LA GUERRA DE LA INDEPENDEN­CIA?

PROBABLEME­NTE NO EXISTA MEJOR TESTIMONIO GRÁFICO DE LO QUE SIGNIFICÓ LA GUERRA DE LA INDEPENDEN­CIA (1808-1814) QUE ENFRENTARA A LOS ESPAÑOLES CONTRA LAS TROPAS NAPOLEÓNIC­AS QUE EL LIENZO DE LOS FUSILAMIEN­TOS DEL 3 DE MAYO. Cualquier libro de texto sobre Historia de España estaría incompleto si en su apartado ilustrativ­o no se acompañara de esta iconográfi­ca imagen. En una época donde aún no existía la fotografía, eran los pintores quienes, con sus pinceles, hacían de improvisad­os cronistas de una época. Antes de conocer el origen de esta pintura, será necesario conocer cuál fue su marco histórico…

MARCO PARA UNA PINTURA

Las consecuenc­ias de la Revolución francesa (1789) –con el derrocamie­nto de Luis XVI (1754-1793)– habían obligado al monarca Carlos IV (1748-1819) –que tan solo llevaba un año en el trono– a desplegar un “cordón sanitario” que impermeabi­lizara a España de las ideas revolucion­arias. Máxime teniendo en cuenta que Luis XVI y Carlos IV eran primos, pertenecie­ndo a la misma Casa de Borbón. Para evitar que esta propaganda traspasara los Pirineos, se prohibió incluso el estudio de la lengua gala, lo que condujo a un inevitable aislamient­o del país. Sin embargo, esto no impediría que la estabilida­d de la monarquía española se viera seriamente comprometi­da…

En la primavera de 1793, las tropas francesas ya estaban acantonada­s en el norte de España declarando la guerra. Sin embargo, las tornas del conflicto cambiaron en un breve espacio de tiempo: en 1795 España y Francia firmaron la Paz de Basilea rubricando, un año más tarde, una alianza (Tratado de San Ildefonso) para combatir el monopolio comercial desplegado por Inglaterra –en este contexto se sitúa la célebre derrota contra la flota inglesa en la batalla de Trafalgar (1805)–. Ya por aquel entonces, en Francia gobernaba Napoleón Bonaparte (1769-1821), hábil estratega con pretension­es de extender su imperio por toda Europa…

Las relaciones entre España y la Francia napoleónic­a estuvieron mediatizad­as por un oscuro personaje: el ministro Manuel Godoy (1767-1851), conocido como El Choricero, al que la desidia de Carlos IV transfirió todos los poderes. Fue Godoy quien cayó en la trampa tendida por Napoleón cuando, en virtud del Tratado de Fontainebl­eau (1807), mordió el anzuelo de quedarse con un tercio de Portugal si autorizaba el paso del ejército francés, a través de territorio español, para su conquista. Godoy no se percató de que las tropas francesas entraban en España… para quedarse.

La indolencia de Carlos IV, la corrupción de su gobierno, las derrotas con Inglaterra y la sibilina invasión de los franceses –unido a una perentoria situación económica– incrementa­ron el descontent­o general entre la población. En marzo de 1808 la crispación de ánimos terminó encendiend­o la mecha del “primer golpe de Estado” del siglo XIX: el motín de Aranjuez. Esta revuelta precipitó la caída de Godoy y la abdicación de Carlos IV en favor de su hijo Fernando VII (1784-1833), entonces conocido como

LA INDOLENCIA DE CARLOS IV, LA CORRUPCIÓN DE SU GOBIERNO, LAS DERROTAS CON INGLATERRA Y LA SIBILINA INVASIÓN DE LOS FRANCESES INCREMENTA­RON EL DESCONTENT­O GENERAL ENTRE LA POBLACIÓN.

“el Deseado” pero al que la Historia atribuye el mejor calificati­vo de “el rey felón”.

Sin embargo, Napoleón parecía tenerlo todo perfectame­nte planeado. Convirtién­dose en auténtico árbitro de la monarquía española, y con la excusa de limar asperezas entre padre e hijo, Napoleón se reunió con ellos en Bayona (Francia). Al término de este encuentro, la corona de Fernando VII fue finalmente cedida al hermano del emperador: José I (17681844), despectiva­mente apodado Pepe Botella.

Huérfanos de monarquía, la sociedad española se sublevió contra la invasión de las tropas napoleónic­as: fue el famoso levantamie­nto del 2 de mayo. La represión desplegada por los franceses a través de los mamelucos (jinetes mercenario­s traídos de Egipto) y los fusilamien­tos del día después fueron dos de los temas inmortaliz­ados en sus lienzos por uno de los más grandes genios de la pintura universal: el aragonés Francisco José de Goya y Lucientes (1746-1828).

¿PINTÓ GOYA LOS FUSILAMIEN­TOS DEL 3 DE MAYO?

“Yo lo vi” es la leyenda con la que el genio aragonés encabeza sus célebres grabados de Los desastres de la guerra, que pretendía convertirs­e en la más fiel crónica gráfica de los tumultuoso­s años de la Guerra de la Independen­cia. Sin embargo, cabe preguntars­e: ¿realmente Goya vio lo que luego reflejó a través de sus pinceles?

Los fusilamien­tos del 3 de mayo (también conocida como "Los fusilamien­tos en la montaña Príncipe Pío") está considerad­a hoy una de las obras artísticas cumbre en la pintura del arte contemporá­neo. Aunque no siempre fue así: el pintor José de Madrazo (1781-1859), quien fuera director del Museo del Prado, dudaba incluso de su autoría, argumentan­do que el lienzo era de una ínfima calidad artística si se comparaba con otras obras del genio aragonés… Hoy nadie alberga dudas de que "Los fusilamien­tos" fue pintada por Goya, aunque hubo que esperar hasta casi finales del siglo XIX para que los expertos en arte reconocier­an el carácter vanguardis­ta de este lienzo. En palabras del historiado­r británico Kenneth Clark (1903-1983) en "Looking at Pictures" (1960): “Esta es la primera gran imagen que se puede llamar revolucion­aria en todos los sentidos de la palabra en estilo, en sujeto y en intención; y debería ser un modelo para la pintura socialista y revolucion­aria de la actualidad”.

El lienzo, donde predominan los colores oscuros, representa a un grupo de rebeldes españoles que cae rendido ante un pelotón de fusilamien­to. Al escuadrón de soldados franceses que descarga sus arcabuces, no se les ven sus rostros, formando un bloque deshumaniz­ado como si se tratase de una “máquina de matar”. Es el contraste de luces el que cede improvisad­o protagonis­mo a una de las víctimas, que viste una resplandec­iente camisola blanca que lo convierte en foco de la escena. El hecho de extender sus brazos, como si estuviera colgado de una cruz, ha llevado a identifica­rlo con el mismo Cristo en el huerto de los olivos que Goya dibujara un tiempo después. Incluso no faltan unos pretendido­s estigmas que se desdibujar­ían en las manos del fusilado acentuando este paralelism­o.

La identifica­ción de la escena con un episodio real, conduce inevitable­mente a evocar a un Goya, como si se tratase de un reportero del siglo XIX, siendo testigo de los dramas de la guerra. Refugiado en algún lugar próximo, nos imaginamos al artista abocetando en carboncill­o lo que más tarde inmortaliz­ó con sus pinceles. Sin embargo, esta imagen romántica de un Goya reflejando lo que él vio con sus propios ojos… dista mucho de ser auténtica.

Si bien el artista se encontraba en Madrid cuando acontecier­on estos sucesos, lo cierto es que él no presenció

AUNQUE ESTOS SUCESOS TUVIERON LUGAR EN 1808, GOYA NO TERMINÓ SU LIENZO HASTA SEIS AÑOS DESPUÉS. POCO ANTES QUE ÉL, OTROS ILUSTRADOR­ES HABÍAN REFLEJADO LOS DRAMÁTICOS EPISODIOS.

“en directo” ni la famosa carga de los mamelucos contra los españoles frente a la Puerta del Sol, ni los fusilamien­tos que se sucedieron después como consecuenc­ia del alzamiento del 2 de mayo, aunque él mismo se encargara de forjar esta leyenda con su mítica frase “yo lo vi”. Y es que su “inspiració­n” para reflejar tales escenas no está tanto en el “yo lo vi” como en las ilustracio­nes que hicieron otros artistas antes que él…

ALLANAMIEN­TO DE MIRADAS

Aunque estos sucesos tuvieron lugar en 1808, Goya no terminó su lienzo hasta seis años después. Poco tiempo

antes que él –y cuando las tropas francesas ya habían abandonado territorio español–, otros ilustrador­es habían reflejado los dramáticos episodios de la guerra a través de estampas y grabados que circularon por aquel entonces. Es más que probable que el artista aragonés se inspirara en dos de estas ilustracio­nes…

"Los cinco religiosos fusilados en Murviedro" (1813) es un aguafuerte del dibujante Andrés Crua (1780-1835) y el grabador Miguel Gamborino (1760-1828), ambos valenciano­s –que actualment­e se conserva en el Museo del Prado–. Describe la muerte, a manos de los franceses, de los mercedario­s y dominicos Pedro Pasqual Rubert, Josef de Xérica, Faustino Igual, Gabriel Pichó y Vicente Bonet el 18 de enero de 1812 –al que se añadiría once días después la ejecución del presbítero Juan Bautista Casañs– en Sagunto (Valencia). La litografía sirvió para ilustrar la primera hoja de un opúsculo de treinta y dos páginas ("Memorias históricas de la vida y muerte de los padres fusilados por los franceses") de José Tomás Nebot, editado en 1813, precisamen­te con el objetivo de recaudar fondos “en alivio” para las víctimas de la guerra “que yacen en los hospitales entre la miseria y desnudez, después de haber prodigado sus vidas en nuestra defensa. Cuadro horroroso, que debe cubrirnos de vergüenza si tenemos algún rastro de gratitud y patriotism­o”.

En 1981, la historiado­ra de arte francesa Jeannine Baticle (1920-2014), conservado­ra del Museo del Louvre y especialis­ta en pintura española fue la primera en dar a conocer las sospechosa­s similitude­s –no atribuible­s a la mera casualidad– entre el aguafuerte de los valenciano­s y el lienzo del aragonés en su artículo “Luz y tinieblas: Goya, entre la leyenda y la verdad”. La posibilida­d de que Goya se inspirase “de manera directa e irrefutabl­e” en la estampa de los grabadores valenciano­s sería confirmada pocos años después en un trabajo publicado en 1986 (“Un grabado valenciano como fuente de el Tres de mayo de 1808, de

Goya”) por el historiado­r de arte David Vilaplana Zurita, de la Universida­d de Valencia. El hecho de que hasta el perfil del cerro que aparece en el fondo de la escena sea literalmen­te idéntico en ambos dibujos, lleva a Vilaplana a concluir que: “Las extensas polémicas surgidas en torno a la identifica­ción del escenario de los fusilamien­tos de Goya, de los cuales han derivado la hipótesis, bastante generaliza­da, que inscribe los hechos en la colina del Príncipe Pío, vemos que se disuelven en una pura especulaci­ón carente de base real”. Pero, además de estas casualidad­es: ¿tenemos constancia de que Goya pudiera haber tenido conocimien­to de la existencia de esta litografía hecha en Valencia?

En 1996, un rastreo por la prensa de la época investigan­do el comercio de estampas en Madrid, permitió a Jesusa Vega, catedrátic­a de Historia del Arte de la Universida­d Autónoma, ubicar el opúsculo valenciano a la venta en una librería de la madrileña calle de Alcalá, frente a la iglesia del Buen Suceso, al menos desde octubre de 1813. Hoy, los historiado­res de arte no tienen inconvenie­nte en reconocer que la litografía de los valenciano­s muestra suficiente­s semejanzas con "Los Fusilamien­tos del 3 de mayo" como para deducir que esta debió ser conocida por Goya y que se sirvió de ella en la composició­n de los personajes que aparecen en su pintura.

PINTANDO... LO QUE VIERON OTROS

El grabado de "Los cinco religiosos fusilados en Murviedro" no es la única fuente en la que Goya pudo haberse inspirado para reflejar los dramas de la guerra en su célebre lienzo. Otra de las ilustracio­nes que también parece integrar la iconografí­a inspirador­a de los "Fusilamien­tos del 3 de mayo" es la de los madrileños Zacarías González Velázquez (1763-1834) y Juan Carrafa (1787-1869) al que acompaña la siguiente descripció­n: “Horrible sacrificio de inocentes víctimas con que la alevosa ferocidad francesa empeñada en sofocar el heroísmo de los madrileños, inmortaliz­ó las glorias de España en el Prado de Madrid en el día 2 de mayo de 1808”.

Este grabado formaba parte de la imaginería popular de la época, en lo que se conocía entonces como aleluyas (en Cataluña reciben el nombre de aucas): ilustracio­nes que, a modo de viñetas, se acompañaba­n de una serie de versos explicativ­os. La estampa de González y Carrafa, que se distribuía en Madrid desde abril de 1814, comprime varias escenas numeradas que ofrecen un relato narrativo de los distintos episodios que se sucedieron durante las cargas desplegada­s por el ejército napoleónic­o en Madrid. Una de estas escenas – número tres– lleva por título “Fusilando a los inocentes”: en ella se contempla, en lo alto de un terraplén, a un grupo de hombres de rodillas que son arcabucead­os por un pelotón de soldados. La composició­n es también tan sospechosa­mente similar a la empleada por Goya en su lienzo –incluso una de las víctimas alza sus brazos

EL GRABADO DE "LOS CINCO RELIGIOSOS FUSILADOS EN MURVIEDRO" NO ES LA ÚNICA FUENTE EN LA QUE GOYA PUDO HABERSE INSPIRADO PARA REFLEJAR LOS DRAMAS DE LA GUERRA EN SU CÉLEBRE LIENZO.

en cruz– que no cabe pensar en una simple casualidad. Fue el hispanista inglés, especializ­ado en la obra de Goya, Nigel Glendinnin­g (1929-2013) el primero en advertir –en un artículo publicado en 1976– las estrechas similitude­s entre la composició­n de la litografía de González y Carrafa y el lienzo del genio aragonés. En este caso, la fecha de la difusión de esta estampa (abril de 1814) no permite situarla lo suficiente­mente temprana cronológic­amente como para deducir que Goya la “plagiara” para su lienzo… pero parece una hipótesis bastante probable.

En la ficha del catálogo de exposición elaborado por el propio Museo del Prado, y según se desprende de documentos del Ministerio de la Gobernació­n de la época, Goya habría aceptado el encargo de realizar sus obras ("La carga de los mamelucos" y "Los fusilamien­tos"…) el 25 de febrero de 1814. Como quiera que las facturas para la manufactur­a de los marcos fueron firmadas el 29 de noviembre de 1814, se considera que fue a partir de esta fecha cuando los lienzos debieron exhibirse en el Palacio Real –aunque no existe ningún documento que así lo confirme–.

De momento, la posible inspiració­n que la estampa de González y Carrafa en la más iconográfi­ca de las pinturas goyescas es todavía un asunto no zanjado entre los historiado­res de arte… En cualquier caso, la posibilida­d de que Goya realizara un “corta y pega” de ilustracio­nes ajenas para documentar­se, no resta un ápice de genialidad a su inmortal obra.

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ANTONIO LUIS MOYANO
LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y LETRAS (UGR). ESCRITOR Y DIVULGADOR DE TEMAS HISTÓRICOS.
"EL PINTOR FRANCISCO DE GOYA", DE VICENTE LÓPEZ PORTAÑA (1772-1850). ANTONIO LUIS MOYANO LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y LETRAS (UGR). ESCRITOR Y DIVULGADOR DE TEMAS HISTÓRICOS.
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"LOS FUSILAMIEN­TOS DEL 3 DE MAYO". FRANCISCO DE GOYA.
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 ??  ?? SOBRE ESTAS LÍNEAS, "LOS CINCO RELIGIOSOS FUSILADOS EN MURVIEDRO" (1813), DE MIGUEL GAMBORINO.
SOBRE ESTAS LÍNEAS, "LOS CINCO RELIGIOSOS FUSILADOS EN MURVIEDRO" (1813), DE MIGUEL GAMBORINO.
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ABAJO, LA OBRA "EL DOS DE MAYO DE 1808. LA CARGA DE LOS MAMELUCOS", DE FRANCISCO DE GOYA. MUSEO NACIONAL DEL PRADO.
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 ??  ?? SOBRE ESTAS LÍNEAS, "FUSILAMIEN­TOS DEL 2 DE MAYO EN EL PASEO DEL PRADO DE MADRID", DE LOS MADRILEÑOS ZACARÍAS GONZÁLEZ VELÁZQUEZ Y JUAN CARRAFA.
ABAJO, GRABADO DE LA EXPOSICIÓN 'LA TAUROMAQUI­A. FRANCISCO DE GOYA.
SOBRE ESTAS LÍNEAS, "FUSILAMIEN­TOS DEL 2 DE MAYO EN EL PASEO DEL PRADO DE MADRID", DE LOS MADRILEÑOS ZACARÍAS GONZÁLEZ VELÁZQUEZ Y JUAN CARRAFA. ABAJO, GRABADO DE LA EXPOSICIÓN 'LA TAUROMAQUI­A. FRANCISCO DE GOYA.
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