UN POCO DE HISTORIA

TENOCHTITLÁN, LA CAPITAL DEL IMPERIO AZTECA, ERA CONSIDERADA “LA VENECIA DEL NUEVO MUNDO”. EN SU ÉPOCA DE MAYOR ESPLENDOR, PUDO HABER CONTADO CON UNA POBLACIÓN ENTRE LOS CIEN MIL Y DOSCIENTOS MIL HABITANTES. SU FUNDACIÓN, CUYOS ORÍGENES SE PIERDEN EN LAS BRUMAS DEL MITO, SE SITÚA HACIA EL AÑO 1325 –CUANDO

LOS MEXICAS, EN SU LARGO ÉXODO TRAS ABANDONAR LA LEGENDARIA CIUDAD DE AZTLÁN, LLEGARON HASTA ESTE ENCLAVE LA “TIERRA PROMETIDA”–; AUNQUE ES PROBABLE QUE ESTA SEA UNA FECHA ARBITRARIA Y QUE LA CIUDAD COMENZASE A SER CONSTRUIDA EN ALGÚN MOMENTO PRÓXIMO AL 1370. EN TENOCHTITLÁN FIJABA SU RESIDENCIA EL TLATOANI O MÁXIMO GOBERNANTE DEL IMPERIO AZTECA, CUYO CETRO AGLUTINABA TODO EL PODER POLÍTICO, RELIGIOSO Y MILITAR, Y QUE ERA ASESORADO POR CUATRO DIGNATARIOS DE SU CONFIANZA.

BAJO SU JERARQUÍA SE EXTENDÍAN DOS CLASES SOCIALES: LA PRIVILEGIADA (LOS NOBLES O PIPILTIN) QUE ERAN LOS ÚNICOS QUE PODÍAN CALZAR SANDALIAS, BEBER CACAO Y TENER VARIAS MUJERES; Y LA DE LOS PLEBEYOS (MACEHUALTIN), HOMBRES LIBRES –PERO CON MENOS PRIVILEGIOS–, QUE SE ENCARGABAN DE REALIZAR LOS TRABAJOS MÁS DUROS. AUN ASÍ, A LOS NOBLES SE LES EXIGÍA MAYOR RESPONSABILIDAD, MIENTRAS QUE LOS PLEBEYOS PODÍAN ASCENDER SOCIALMENTE, POR LO QUE EL SISTEMA DE CLASES SOCIALES NO ERA TOTALMENTE IMPERMEABLE.