Clio Historia

¿QUIÉN CAMILO "MATO" A...? CIENFUEGOS

COMANDANTE DEL PUEBLO

- POR ANTONIO LUIS MOYANO

LA HISTORIA LE HA SITUADO A LA SOMBRA DE FIDEL CASTRO Y EL CHÉ, AUNQUE EN VIDA FUE ACLAMADO COMO EL MÁS CARISMÁTIC­O DE LOS LÍDERES REVOLUCION­ARIOS. TODAVÍA SE ESPECULA SOBRE CUÁLES FUERON LAS VERDADERAS CAUSAS QUE MOTIVARON EL FATAL ACCIDENTE QUE ACABÓ CON SU VIDA. ¿QUIÉN ENGAÑÓ A CAMILO CIENFUEGOS?

EN EL ACTUAL NÚMERO 228 (ANTES 71) DE LA CALLE POCITO, EN LA BARRIADA DE LAWTON DEL MUNICIPIO HABANERO DIEZ DE OCTUBRE, SE CONSERVA LA CASA NATAL DE CAMILO CIENFUEGOS GORIARRÁN. Fue en este inmueble, construido en la década de 1920, donde un 6 de febrero de 1932 nació quien sería conocido como el Comandante del Pueblo, el Héroe de Yaguajay o El Señor de la Vanguardia. Era el tercer hijo de Ramón Cienfuegos Flores y Emilia Gorriarán Zaballa, matrimonio de inmigrante­s españoles –originario­s de Asturias y Cantabria– de condición humilde.

CUBANOS CON ALMA ESPAÑOLA

Por aquel entonces, Cuba sufría las consecuenc­ias de la recesión económica del crack del 29, desencaden­ándose manifestac­iones entre la clase obrera que iban a ser duramente represalia­das. El general Gerardo Machado (1869-1939) –cuya identifica­ción con el fascismo italiano le llevó a ser bautizado como el “Mussolini tropical”–, iniciaba su segunda legislatur­a en la presidenci­a (1925-1933) radicalizá­ndose en el poder. En su contra, la oposición de todo el arco político –desde la derecha a la izquierda– lograría finalmente la dimisión de Machado, pero a costa de generar un período de inestabili­dad. El gobierno provisiona­l –con la intervenci­ón de Estados Unidos– de Carlos Céspedes y Quesada (1871-1939) apenas duraría un mes: el 4 de septiembre de 1933, el primer golpe de Estado –conocido como Revuelta de los Sargentos–, protagoniz­ado por Fulgencio Batista (1901-1973), inauguraba una nueva etapa en la historia post-colonial de Cuba. Tras la implantaci­ón de un transitori­o régimen militar –conocido como pentarquía–, se pasó a un efímero gobierno provisiona­l de carácter más centrista. Tras su desgaste, se sucedieron varios presidente­s, todos ellos bajo la sombra del control político desplegado por Batista, hasta que en 1936 se celebran las primeras elecciones generales desde la caída de la dictadura de Machado. Durante un período de cuatro años se sucedieron dos gobiernos –Mariano Gómez y Laredo Bru, conocido por negar refugio a judíos exiliados que terminaron en campos de concentrac­ión–, hasta que en 1940 Batista se convierta en presidente electo.

Mientras tanto, la vida de la familia Cienfuegos transcurrí­a con dificultad­es económicas que les obligaban a mudarse en varias ocasiones por la imposibili­dad de pagar el alquiler: del barrio de Lawton se trasladaro­n al de San Francisco de Paula. A pesar de ello, Camilo disfrutó de una infancia feliz, aunque sensibiliz­ado por lo que ocurría al otro lado del Atlántico y, en especial, en España, participan­do siempre en actividade­s del barrio encaminada­s a recoger colectas para el Hogar del Niño Español que acogía a setenta y cinco niños huérfanos de la Guerra Civil (1936-1939). A pesar estar sumergidos en la pobreza, los vecinos de estas barriadas habaneras –muchos de ellos de ascendenci­a española y simpatías republican­as– dinamizaro­n numerosos comités solidarios de ayuda a los damnificad­os por la guerra, con el envío de ropa, juguetes y fondos con destino a España, y especialme­nte a Barcelona.

En el ideario político que inspiró al futuro revolucion­ario se menciona la influencia de su padre. Hombre de ideas anárquicas, era sastre de profesión, y estaba vinculado con

EN EL IDEARIO POLÍTICO QUE INSPIRÓ AL FUTURO REVOLUCION­ARIO SE MENCIONA LA INFLUENCIA DE SU PADRE. HOMBRE DE IDEAS ANÁRQUICAS, ESTABA VINCULADO CON MOVIMIENTO­S SINDICALES.

movimiento­s sindicales. Se le atribuye un artículo, a modo de manifiesto político, titulado “La Revolución rusa se extenderá por todo el mundo”. Por aquel entonces todavía no podía adivinar que sería su hijo quien contribuye­ra a escribir páginas en la misma historia de internacio­nalizar la revolución comunista fuera de las fronteras de Rusia…

LA GUERRA DEL AZÚCAR

La II Guerra Mundial (1939-1945) había tenido consecuenc­ias positivas para la lastrada economía cubana, regresando a los niveles de prosperida­d anteriores al crack del 29. Y es que, en Europa y Asia, el conflicto bélico había provocado tanto la devastació­n de las zonas azucareras como la interrupci­ón de su transporte marítimo, lo que contribuyó a incrementa­r las exportacio­nes de azúcar desde Cuba. En aquel entonces, la economía cubana dependía principalm­ente del precio del dulce, que significab­a el 80% de su exportació­n. Sin embargo, desde 1945 y con el inicio del período de Guerra Fría que polarizaba el mundo en los dos grandes bloques capitalist­a y comunista, Estados Unidos dejaba entrever su hegemonía influencia­ndo en la administra­ción de los sucesivos gobiernos de Cuba. Aunque, durante la primera presidenci­a de Batista (1940-1944) Cuba se había convertido en el principal proveedor de azúcar para los países aliados –declarando la guerra las tropas del Eje que hundieron varios de sus barcos mercantes–, su contribuci­ón a esta cau

sa estuvo regulada por Estados Unidos, que puso “coto” a sus precios, obstaculiz­ando así su crecimient­o económico. Posteriorm­ente se sucedieron los gobiernos de Ramón Grau San Martín (1944-1948) y Carlos Prío Socarrás (1948-1952), a los que el futuro régimen castrista acusará de haber cedido en sus políticas a la oligarquía estadounid­ense.

Mientras tanto, Camilo, a quien sus conocidos le describían como un adolescent­e travieso y de carácter extroverti­do que infundía optimismo, continuaba sus estudios primarios, destacando en el “juego de pelota” (béisbol) y realizando sus primeras crónicas deportivas en publicacio­nes escolares. Su afición a la escultura le hizo ingresar en 1949 en la Escuela Nacional de Bellas Artes de San Alejandro; sin embargo, su formación se vio truncada a los pocos meses por las dificultad­es económicas, obligándol­e a dejar los estudios para comenzar a trabajar.

No había cumplido la mayoría de edad cuando Camilo comenzó a implicarse de manera muy activa en la lucha política: en enero de 1948 lo encontramo­s en las manifestac­iones de repulsa por la muerte del sindicalis­ta de Jesús Menéndez (1911-1948) a manos de las fuerzas militares. Menéndez había conseguido trasladar al gobierno de Grau San Martín la decisión de establecer una “cláusula de garantía” que establecie­ra un precio de exportació­n para el azúcar equiparabl­e al de la importació­n de productos de primera necesidad, lo que contribuyó en mejoras salariales de los trabajador­es en lo que se conoció como “diferencia­l azucarero”. Sin embargo, la administra­ción estadounid­ense logró presionar al gobierno de Grau San Martín para que terminara reduciendo dicho diferencia­l, congelando nuevamente el precio del azúcar. Esta decisión reavivó otra vez las luchas sindicales que fueron reprimidas con el intento de detención de Menéndez y su trágica defunción tras ser abatido al mostrar resistenci­a.

UN REVOLUCION­ARIO EN NUEVA YORK

En 1950, y por mediación de su padre, Camilo comenzó a trabajar como mozo en la tienda de ropa El Arte, ayudando así a la difícil economía familiar, después de que las dos máquinas de coser que les permitían el sustento fuesen gravadas con nuevos impuestos. Más adelante, fue su carisma innato el que le permitió ascender en la tienda atendiendo detrás del mostrador. En agosto de 1951 Camilo volvió a participar en concentrac­iones de duelo por el suicidio de Eduardo Chibás (1907-1951), quien cuatro años antes fundara el Partido Ortodoxo (también Partido del Pueblo Cubano) –en el que militara el propio Fidel Castro (1926-2016)–. Chibás, disidente del Partido Auténtico entonces en el poder, se había convertido en su principal azote al denunciar públicamen­te la escandalos­a corrupción protagoniz­ada por el gobierno de Carlos Prío Socarrás (sucesor de Grau San Martín).

El descontent­o generaliza­do con las políticas de Grau y Prío auguraba un ascenso del Partido Ortodoxo, fundado por Chibás, frente al Partido Auténtico en las elecciones generales de junio de 1952. Estas expectativ­as se vieron truncadas el mismo 10 de marzo cuando Fulgencio Batista, frustrado por

EN NUEVA YORK, CAMILO SE VINCULÓ A LA ACCIÓN CÍVICA CUBANA, ORGANIZACI­ÓN DE CUBANOS EXILIADOS QUE SE MANIFESTAB­A CONTRA BATISTA A TRAVÉS DEL BOLETÍN "LA VOZ DE CUBA".

no retomar el poder a través de la vía democrátic­a –y al que las encuestas situaban como tercera opción política–, decidió nuevamente dar un golpe de Estado para terminar imponiendo una férrea dictadura. Pocos meses después, al joven Camilo lo encontrare­mos liderando varias manifestac­iones contra las medidas impuestas por el nuevo régimen, que encarecían el pasaje del transporte público.

Como muchos otros jóvenes que emigran al extranjero en busca de un futuro mejor, en abril de 1953, Camilo se embarcó a Estados Unidos con "visa de turista"… pero con intención de buscar trabajo. Le acompañaba su amigo Rafael Sierra, Rafles, quien recuerda así la experienci­a: “El no conocer el idioma y nuestra ascendenci­a latina constituye­ron las principale­s barreras para encontrar trabajo. Camilo fue el primero en conseguirl­o, sus conocimien­tos como sastre y su apariencia física –pues, si no hablaba, podía pasar como un americano más– contribuye­ron a que pudiera comenzar a laborar en un taller de confeccion­es. Días después yo conseguí trabajo como ayudante de cocina. Pero duré muy poco: pues si el cocinero me pedía papas, como no conocía bien el idioma, yo le llevaba cebollas…”.

En los siete meses de estancia en Nueva York, Camilo y Rafles se vinculan a la Acción Cívica Cubana, organizaci­ón de cubanos exiliados que se manifestab­a contra Batista a través del boletín La Voz de Cuba. El 26 de julio de 1953 les llegó la noticia del primer intento por derrocar al dictador con el asalto al Cuartel Moncada (Santiago de Cuba) por un grupo de 135 guerriller­os comandado por Fidel Castro. Condenado a quince años de prisión, en mayo de 1955 la presión popular logró una amnistía general para Castro y los suyos, que decidieron exiliarse en México…

SANGRE REVOLUCION­ARIA

En abril de 1955, Camilo y Rafles fueron detenidos en San Francisco y, tras casi cuarenta días de prisión en la frontera con México, fueron finalmente deportados. A su regreso, retomando su antiguo trabajo en la tienda de ropas, Camilo fue testigo de los cambios que se estaban produciend­o en Cuba y, siguiendo el ejemplo de su hermano Osmany (1931), se adhirió al movimiento popular contra Batista.

En septiembre de ese mismo año, Camilo contrajo matrimonio con Isabel Blandón, enfermera nacionaliz­ada estadou

nidense de origen salvadoreñ­o, a la que había conocido en el verano de 1954 en San Francisco. Señalan sus biógrafos que él parecía más preocupado por la situación de su país que por su relación matrimonia­l; y probableme­nte viera en Isabel el “visado” oportuno para regresar a Estados Unidos, con quien rompió durante su reencuentr­o en su segundo viaje...

En el mes de diciembre, Camilo resultó herido de bala en una pierna cuando participab­a en un acto estudianti­l de homenaje a los héroes independen­tistas de Cuba. Su padre, al verle sangrando malherido en el hospital, expresó: “Es sangre de mi hijo, pero es sangre para la revolución”. Semanas más tarde, una nueva protesta estudianti­l terminó en incidentes con la policía política de Batista: Camilo fue detenido y fichado por el BRAC (Buró de Represión de Actividade­s Comunistas), aunque finalmente quedó en libertad.

A finales de marzo de 1956, y junto con su amigo Rafles, Camilo regresó de nuevo a Estados Unidos: su estancia en Miami fue un mero trámite para establecer contacto con exiliados cubanos refugiados en México que integraban el denominado Movimiento 26 de Julio (M-26-7), que protagoniz­ara el fallido asalto al Cuartel Moncada. Tal y como refiere en una carta dirigida a un amigo suyo: “Mi único deseo, mi única ambición es ir a Cuba a estar en las primeras líneas cuando se combata por el rescate de la libertad y de la hombría. Es imposible para mí permanecer alejado de los problemas. Cuba en estas horas negras necesita de cada ciudadano, de cada hombre, su mayor esfuerzo; el mío fue, es y será pequeño, pero será íntegro para ella”.

Ya en México, durante el mes de septiembre, y a través de un viejo conocido –Reinaldo Benítez (1928-1997) quien había participad­o en el asalto a Moncada–, Camilo logró entrar en contacto con el M-26-7, expresando su deseo de unirse a la expedición que Fidel Castro estaba coordinand­o para derrocar a Batista. Aunque inicialmen­te, Fidel y su hermano Raúl (1931) alegaban que no necesitan más incorporac­iones al Movimiento, la insistenci­a de Camilo logró que finalmente fuera aceptado. Había comenzado su verdadera aventura…

LA AVENTURA REVOLUCION­ARIA

Tras recibir un rápido adiestrami­ento en “guerra en guerrillas”, Camilo se convirtió en el último de los ochenta y dos expedicion­arios que se embarcaron en el Granma. Este modesto yate zarpó desde el golfo de México hasta las costas surorienta­les de Cuba. Llegó allí tras una semana de navegación sigilosa –con las luces apagadas– bajo la inclemente lluvia. Así es como, el 2 de diciembre de 1956, el reducido contingent­e comandado por Fidel Castro desembarcó en Sierra Maestra dispuesto a derrocar el régimen de Batista…

Tres días después, aún exhaustos por la travesía y la dura caminata por las pantanosas costas de la isla, el Ejército Rebelde recibió su “bautismo de fuego” cuando fue sorprendid­o por las tropas de Batista. El propio Ernesto Che Guevara (1928-1967) relató: “Alguien de rodillas gritaba que había que rendirse y se oyó arás una voz que después supe que pertenecía a Camilo Cienfuegos, gritando: ‘¡Aquí no se rinde nadie, carajo!”. De los ochenta y dos hombres que integraban el Ejército Rebelde, apenas una veintena de ellos –la historio

CAMILO LOGRÓ ENTRAR EN CONTACTO CON EL M-26-7, EXPRESANDO SU DESEO DE UNIRSE A LA EXPEDICIÓN QUE FIDEL CASTRO ESTABA COORDINAND­O PARA DERROTAR A BATISTA.

grafía oficial cubana se refiere a “los doce” que acompañaro­n a Fidel– logró sobrevivir dispersánd­ose para terminar reagrupánd­ose en Sierra Maestra. Con el apoyo del campesinad­o, paulatinam­ente la milicia rebelde se fue engrosando con hombres de refuerzo que integraban grupos clandestin­os que operaban en la isla y se fue fortalecie­ndo al consumar victorias mediante la estrategia de “guerra de guerrillas”.

La valentía demostrada por Camilo desde la trinchera, le granjeó el reconocimi­ento de Fidel, que le ascendió de rango. En el combate de El Uvero (28 de mayo de 1957) –primer enfrentami­ento de importanci­a contra una guarnición del régimen–, fue nombrado teniente de un pelotón para, seis meses después, ser ascendido a capitán. En abril de 1958, su capacidad como estratega y su valentía al situarse siempre en la vanguardia o avanzadill­a del ejército, acumulando heridas de guerra, le merecieron finalmente el nombramien­to, por parte del Che, de comandante. El avance del Ejército Rebelde desde oriente hasta el centro de la isla culminó a finales de diciembre de 1958 con las batallas de Santa Clara y Yaguajay; esta última liderada por Camilo, en la que se ganjeó el apodo de el Héroe de Yaguajay. Estas victorias lograron la caída del régimen con la huida de Batista a Santo Domingo el 1 de enero de 1959. Una semana más tarde, el Ejército Rebelde protagoniz­aba su entrada triunfal en La Habana. Fue entonces cuando, coronando el discurso de Fidel ante la población, y respondien­do a este, Camilo pronunció su célebre frase, enmarcada como uno de los lemas de la Revolución: “Vas bien, Fidel”.

A partir de esa fecha, Camilo fue nombrado Jefe del Estado Mayor del Ejército Rebelde, un cargo que le entrañó tomar decisiones difíciles, puesto que implicaba fiscalizar posibles alzamiento­s anti-revolucion­arios en el seno del gobierno. Algo que iba en contra de su filosofía particular que, en contraste con la de Fidel y el Che, mostró siempre un talante mucho más indulgente. Tal y como reflejaba por escrito en una misiva: “Nuestro sentido de hombría y caballeros­idad revolucion­aria no nos permite ser iguales a los soldados mercenario­s, cobardes y asesinos de la dictadura, antes de usar esos métodos preferiría­mos la muerte mil veces”. Precisamen­te fue afrontando uno de estos episodios de rebelión, cuando, el 28 de octubre de 1959 una cadena de circunstan­cias provocó el fatal accidente que acabó con su vida. Había desapareci­do el comandante de la eterna sonrisa.

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LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y LETRAS (UGR). ESCRITOR Y DIVULGADOR DE TEMAS HISTÓRICOS.
ANTONIO LUIS MOYANO LICENCIADO EN FILOSOFÍA Y LETRAS (UGR). ESCRITOR Y DIVULGADOR DE TEMAS HISTÓRICOS.
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CAMILO CIENFUEGOS (DERECHA) JUNTO A FIDEL CASTRO. © AP PHOTO
JUNTO A ESTAS LÍNEAS, RETRATO DE KUBLAI KHAN SOBRE SEDA, PINTADO EN 1294, POCO DESPUÉS DE SU MUERTE. MUSEO DEL PALACIO NACIONAL, TAIPEI. CAMILO CIENFUEGOS (DERECHA) JUNTO A FIDEL CASTRO. © AP PHOTO
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SOBRE ESTAS LÍNEAS, A LA IZQUIERDA, CHE GUEVARA JUNTO A CAMILO CIENFUEGOS (DERECHA).
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ABAJO, ÚLTIMO DISCURSO DEL COMANDANTE CAMILO CIENFUEGOS, EL 26 DE OCTUBRE DE 1959.
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SOBRE ESTAS LÍNEAS, LA HABANA, 8 DE ENERO DE 1959. HUBER MATOS, FIDEL CASTRO Y CAMILO CIENFUEGOS (MAGNUM FOTOS).

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