ELEFANTES, LOS TANQUES EN LA ANTIGÜEDAD
DURANTE MILENIOS LOS ELEFANTES SIRVIERON A LOS HUMANOS COMO ANIMALES DE CARGA, MONTURAS BÉLICAS Y ARTISTAS DE CIRCO, AUNQUE EN LA ACTUALIDAD, POR DESGRACIA, APARECEN EN LA LISTA DE ESPECIES EN PELIGRO DEBIDO A LA DESTRUCCIÓN DE SU HÁBITAT Y A LA CAZA FURTIVA QUE BUSCA SU CARNE Y SU MARFIL.
EL ELEFANTE ES EL ANIMAL TERRESTRE MÁS GRANDE DEL PLANETA. UN MACHO DESARROLLADO PUEDE ALCANZAR LOS 6.000 KILOS DE PESO, Y UN ELEFANTE RECIÉN NACIDO PESA MÁS QUE UN HOMBRE ADULTO. DURANTE MILENIOS HAN SERVIDO A LOS HUMANOS COMO ANIMALES DE CARGA, MONTURAS BÉLICAS Y ARTISTAS DE CIRCO, AUNQUE EN LA ACTUALIDAD, POR DESGRACIA, APARECEN EN LA LISTA DE ESPECIES EN PELIGRO DEBIDO A LA DESTRUCCIÓN DE SU HÁBITAT Y A LA CAZA FURTIVA QUE BUSCA SU CARNE Y SU MARFIL.
SE HAN HALLADO RESTOS DE ELEFANTES DOMÉSTICOS DE ALREDEDOR DE 4.500 ANTES DE CRISTO EN EL VALLE DEL DEL INDO (ACTUAL PAKISTÁN) Y DATADO SU USO EN TORNO A 1100 A.C., GRACIAS A NUMEROSOS VERSOS EN SÁNSCRITO. Hay evidencias también en China, cerca del Río Amarillo, y Mesopotamia, pero en ambas zonas se extinguieron o sobrevivieron pocos. Se prefería a los machos para la batalla y a las hembras para tareas de logística. Su tamaño garantizaba una fuerza de choque impresionante que, junto al aspecto, asustaba al enemigo, que a menudo huía al verlos. Debido a su tamaño y su fuerza excepcionales, los elefantes eran los tanques de los ejércitos antiguos.
Como muestra, un botón. Con las primeras luces del alba del 1 de octubre de 331 a.C., ante los ojos de los soldados macedonios desplegados en la llanura de Gaugamela (Irak) frente a las tropas de persas de Darío III, aparecieron monstruosos e inmensos animales englobados en la formación enemiga. Fueron presa de tal temor que su líder Alejandro Magno tuvo que ofrecer sacrificios a Fobos, el dios del miedo, para que otorgase a sus soldados el valor de enfrentarse a aquellas bestias increíbles.
Era la primera vez que un soldado europeo se encontraba cara a cara con un elefante, que hacía más de mil años que se usaban en las guerras entre pueblos asiáticos. Era difícil enfrentarse a los paquidermos, etimológicamente "piel gruesa", porque no era posible abatirlos con flechas o lanzas, y su carga sembraba el terror en las filas enemigas. Tras aquella contienda, Alejandro incorporó a los elefantes a su propio ejército.
EN LA ANTIGÜEDAD, SE PREFERÍA A LOS MACHOS PARA LA BATALLA Y A LAS HEMBRAS PARA TAREAS DE LOGÍSTICA. SU TAMAÑO GARANTIZABA UNA FUERZA DE CHOQUE IMPRESIONANTE.
Cuando el general macedonio llegó al subcontinente indio se enfrentó a ejércitos que podían sacar al campo de batalla un número de elefantes mucho mayor que el de los persas. En la batalla del río Hidaspes (326 a.C.) superó a una fuerza de hasta 100 elefantes de guerra enfrentados a su infantería y su caballería.
Los cartagineses los usaron en sus enfrentamientos contra los romanos durante la Segunda Guerra Púnica (218-202 a.C.). Aunque el uso de elefantes en la guerra es algo muy antiguo entre los indios, los persas y los egipcios. Después de Alejandro Magno, los romanos los emplearon en la batalla de Heraclea (280 a.C.) frente a los de Pirro.
A decir verdad, los elefantes eran un arma más psicológica que otra cosa, y existen investigadores que consideran que su efectividad real sería más que dudosa, dado lo impredecible de estos animales, que podían volverse contra los suyos cuando resultaban heridos. El peligro de los elefantes era su descontrol si resultaban heridos o se asustaban.
Es muy posible que los cartagineses emplearan algunos elefantes asiáticos, que les llegarían a través de Egipto, aunque la mayoría eran de una especie extinta que habitaba los aledaños de la cordillera del Atlas, en el norte de África, de un tamaño inferior al de los elefantes asiáticos y los africanos de las sabanas meridionales.
Normalmente irían montados solo por un guía, que haría embestir al animal contra las líneas enemigas, tratando de desbaratarlas con su impresionante masa y presencia, y abriendo el paso a las tropas propias.
LOS PAQUIDERMOS QUE ATRESARON LOS PIRINEOS Y LOS ALPES Memorable es el capítulo del paso de Aníbal de los Pirineos y los Alpes (218 a.C.) con un ejército de 40.000 hombres y 40 elefantes. Su genialidad consistió en conducirlos al otro lado del Mediterráneo y usarlos en varias batallas. De los que sobrevivieron a la travesía, desempeñaron un papel clave en las contiendas de Trebia, Trasimeno y Cannas (216 a.C.).
Pero fue en la batalla de Zama (Cartago, Túnez) en 202 antes de Cristo, cuando los romanos supieron derrotar a los elefantes. Escipión el Africano ordenó hacer sonar los cuernos y trompetas y tocar los tambores... Aquel estruendo asustó a los pa
quidermos, que retrocedieron y desbarataron la formación enemiga. La victoria romana supuso el final de la Segunda Guerra Púnica y el exilio de Aníbal. Durante la paz que siguió, los cartagineses debieron entregar a los romanos todos sus elefantes y comprometerse a no volver a usarlos como ayuda para la batalla.
Los paquidermos que emplearon los púnicos tenían un aspecto majestuoso y temible: llevaban las orejas y la frente pintadas de colores vivos; el cuerpo protegido por una coraza acabada en hierro y cubierta de una funda de color rojo con flecos de cascabeles.
En el año 46 a.C., Julio César capturó sesenta y cuatro elefantes entrenados para la guerra pertenecientes al rey Juba de Túnez. Llevados a Italia, los paquidermos fueron utilizados en Triunfos y espectáculos. Algunos autores han especulado con la posibilidad de que el ala indiana del ejército romano, que servía en Britania, fuera un ala de elefantes, porque los romanos aplicaban el término "indio" a los mahouts que montaban elefantes.
No acaban ahí los estrechos vínculos que los romanos mantuvieron con esta especie animal. En el siglo I de nuestra era, justo a las afueras de Roma, en Laurentum, se mantuvo una tropa de elefantes para ser utilizados en espectáculos. Todos ellos eran machos con colmillos, puesto que las hembras, instintivamente, huían de los machos. En el año 43 d.C., las tropas de Laurentum fueron puestas en estado de alerta para la invasión de Claudio de Britania con el fin de que se enfrentaran a los carros britanos, pero no hay evidencia de que llegaran a cruzar el Canal.
Mientras, en el año 193, el emperador Juliano hizo traer a Roma los elefantes de Laurentum para participar en su defensa frente a las legiones de Septimio Severo, que marchaba desde Panonia para reclamar el trono. Sin embargo, todo el asunto se convirtió en un caos tal que provocó las carcajadas de Dión y otros senadores.
En el mundo occidental los elefantes desaparecieron de los conflictos bélicos en el siglo I, pero siguieron
EN EL MUNDO OCCIDENTAL LOS ELEFANTES DESAPARECIERON DE LOS CONFLICTOS BÉLICOS EN EL SIGLO I, PERO SIGUIERON UTILIZÁNDOSE EN ALGUNAS ZONAS DE ASIA HASTA EL SIGLO XIX.
utilizándose en algunas zonas de Asia hasta bien entrado el siglo XIX. En la India, los gobernantes nativos los emplearon en sus guerras contra los británicos en el siglo XVIII, y en el Sudeste Asiático los jemeres del siglo XII usaron elefantes de guerra con profusión.
60.000 MÚSCULOS EN LA TROMPA
El rasgo más asombroso del elefante es su trompa. Tiene 60.000 músculos, nada menos, y el animal la usa de muchas maneras distintas. Su principal función consiste en extenderse y coger la hierba, las hojas, brotes, tallos y frutas con los que el animal se alimenta. El extremo de la trompa se enrosca alrededor del manjar, lo sujeta bien, lo arranca y se lo lleva a la boca abierta. Repite incansablemente esa acción, una y otra vez, día tras día. Para el elefante, la comida ocupa por lo menos 18 de cada 24 horas.
También usa la trompa para beber. El animal sorbe con ella unos siete litros de agua, cierra la punta y la lleva a la boca. Allí vierte el líquido a chorros directamente en su garganta. Si hay abundancia de agua, un elefante adulto bebe entre 135 y 225 litros de agua al día. Si hay escasez, usa la trompa para husmear el suelo en busca de agua subterránea. Si encuentra algún lugar prometedor, el animal cava con sus enormes colmillos hasta hacer un agujero suficientemente profundo para extraer un poco de líquido.
También usa la trompa durante el baño. Los elefantes tienen que mantener su piel de 2 centímetros de grosor en buenas condiciones y les gusta bañarse cada día. Cuando lo hacen, se vierten el agua a chorros sobre el lomo. Si hace mucho calor, esto también les sirve para refrescarse.
Dado que la trompa es una supernariz, los elefantes la usan para husmear todo lo que tocan, enterándose así de muchas cosas acerca del objeto en cuestión. La trompa acaricia otros elefantes durante el cortejo y cuando los amigos se saludan. Las madres pueden examinar sus pequeños palpándolos con la sensible punta de su trompa. A veces, los elefantes rivales forcejean con sus trompas cuando luchan.
Así, la trompa del elefante es a la vez una delicada nariz, un labio sensible, una mano firme, un brazo fuerte, una poderosa manguera, un tubo de respiración y una sonora trompeta. No en vano, es uno de los órganos más extraordinarios del mundo animal.
Los machos viven solos, fuera del grupo familiar. Son incluso mayores que la hembra dominante. En un combate, un macho grande podría vencer sin dificultad a una hembra grande y convertirse entonces en cabeza de la manada. Pero no es tan sencillo, ya que, si lo intentara, las hembras se reunirían y se volverían contra él. Para las elefantas, la regla de oro es "la unión hace la fuerza". A los machos solo se les permite acercarse a la manada cuando las hembras están dispuestas a aparearse. Luego, deben alejarse y reanudar su vida solitaria. Lo hacen cuando alcanzan la madurez a la edad de 14 años. Puede ocurrir que unos cuantos machos vivan juntos formando una manada, pero no suele durar mucho tiempo, y no se ayudan unos a otros como las hembras.
Las hembras están en celo unos pocos días cada año, período durante el cual los machos muestran un estado de intensa excitación sexual que se conoce como musth. Durante este los machos se muestran más agresivos de lo normal e intentan, de forma reiterada, aparearse con cualquier hembra que se muestre receptiva a sus atenciones.
Por otro lado, cabe señalar que existe una romántica historia que no es del todo cierta acerca de los elefantes. Esta dice que, cuando están a punto de morir, estos paquidermos se retiran a un lugar especial y sagrado conocido como "cementerio de elefantes". La leyenda empezó porque alguna vez los exploradores pasaron por sitios en que yacían grandes cantidades de huesos de elefantes en el suelo. La verdad acerca de esos cementerios, la triste verdad, es que se trataba de lugares en que los cazadores humanos perpetraban matanzas de manadas enteras y dejaban los cuerpos pudrirse. La cruda realidad es que, cuando un elefante muere, se queda dondequiera que caiga.
EXISTE UNA ROMÁNTICA HISTORIA QUE DICE QUE, CUANDO ESTÁN A PUNTO DE MORIR, ESTOS PAQUIDERMOS SE RETIRAN A UN LUGAR ESPECIAL Y SAGRADO CONOCIDO COMO "CEMENTERIO DE ELEFANTES".
ASIÁTICOS Y AFRICANOS
Los elefantes asiáticos (elephas) y los africanos (loxodonta) constituyen las dos únicas clases de esta especie que quedan hoy en día sobre nuestro planeta. Son muy parecidos, aunque difieren en ciertos detalles. Los elefantes asiáticos tienen la frente abombada; la de los africanos es plana. El elefante asiático tiene la cabeza baja y el lomo arqueado; el africano tiene la cabeza alta y una ligera depresión en el centro del lomo. Las orejas del elefante asiático son más pequeñas que las del africano, debido a que las usan para refrescar el cuerpo y los elefantes africanos sufren más por el calor que los asiáticos. Los colmillos de las hembras de elefante asiático son tan pequeños que ni siquiera asoman de la boca; los de la hembra de elefante africano, aun siendo menores que los del macho, son claramente visibles a distancia. El elefante asiático es ligeramente más pequeño que el africano y más fácil de domesticar.
Su área biográfica de origen cubre el norte de África y el sur del desierto del Sáhara, Oriente Próximo (llega hasta Siria), el subcontinente indio, China y el Sudeste Asiático. Pero cada vez quedan menos. La intensidad de la caza furtiva de elefantes africanos debido a su marfil está provocando una cría selectiva de elefantes sin colmillos. Hoy en día, un tercio de los elefantes africanos nacen sin colmillos, frente al uno por ciento de comienzos del siglo XX. Suave y transparente, el marfil ha sido el medio ideal par los artistas que lo han convertido en estatuas, bajorrelieves, joyas y pequeños objetos exclusivos, por ejemplo cajas, pipas o sellos.