ESTELADAS... DE TODOS LOS COLORES
LA ESTELADA BLAVA FUE CREADA POR VICENÇ ALBERT BALLESTER (1872-1938), ACTIVISTA DE VARIOS GRUPOS NACIONALISTAS DE PRINCIPIOS DEL SIGLO XX, ALREDEDOR DE 1908. SU DISEÑO SE INSPIRA EN LA BANDERA DE CUBA, PAÍS CUYA EMANCIPACIÓN EN 1898 ALIMENTARÁ TAMBIÉN LAS REIVINDICACIONES INDEPENDENTISTAS VASCAS Y CATALANAS.
LA ESTELADA VERMELLA O GROGA, VINCULADA A UN INDEPENDENTISMO NO CONSERVADOR Y DE IDEOLOGÍA MARXISTA, COMIENZA A DIFUNDIRSE EN LA DÉCADA DE LOS SETENTA DEL SIGLO PASADO EN LAS MANIFESTACIONES DEL PSAN (PARTIT SOCIALISTA D’ALLIBERAMENT NAIONAL DELS PAÏSOS CATALANS). POSTERIORMENTE, LA ESTELADA “ROJA” INTEGRARÁ EL LOGOTIPO DE TERRA LLIURE.
El ascenso al poder del dictador Francisco Franco tras la Guerra Civil (1936-1939) significó el inicio de una “caza de brujas” que persiguió cualquier ideología opuesta al régimen. Los movimientos independentistas, alienados en el frente común de resistencia contra la Dictadura, sumergieron sus actividades en la clandestinidad.
Entre estas organizaciones destacó el Front Nacional de Catalunya (FNC), plataforma independentista –conocida también como "La Organización"–, surgida al término de la Guerra Civil en el sur de Francia. Durante la II Guerra Mundial, sus militantes, catalanes exiliados por el régimen franquista, se alistaron en la Resistencia francesa contra el III Reich, recibiendo incluso reconocimientos internacionales. En su lucha contra la Dictadura, el FNC esperaba contar con el apoyo de los países aliados, especialmente a través de sus servicios de inteligencia, para derrocar el último bastión del fascismo en Europa. Sin embargo, esa ayuda nunca no llegó, y el mantenimiento del FNC fue erosionándose con el tiempo, aunque su testigo sería recogido por otras organizaciones…
EL ESPÍRITU DE MAYO DEL 68
Cuando los vientos del mayo francés del 68 llegaron a la España de Franco, apenas afloraron unas cuantas huelgas y movilizaciones universitarias, durante reprimidas por las autoridades. Como contrapartida, con el sesentayochismo se articularon en Europa las primeras organizaciones contestatarias de ideología marxista, que iniciaron una actividad armada calificada de terrorista en las sociedades democráticas. No en vano, el 68 fue el período en el que el Che Guevara, líder de la revolución cubana ejecutado un año antes en Bolivia, se convirtió en icono de los grupos de ideología marxista, instando a la sublevación contra el capitalismo a través de la “guerra de guerrillas”.
Fue en estas fechas cuando la organización independentista vasca ETA cometió sus primeros atentados con víctimas
LOS MOVIMIENTOS INDEPENDENTISTAS, ALIENADOS EN EL FRENTE COMÚN DE RESISTENCIA CONTRA LA DICTADURA, SUMERGIERON SUS ACTIVIDADES EN LA CLANDESTINIDAD.
mortales. Tan solo un año más tarde, en Reino Unido se consolida el IRA Provisional (Ejército Republicano Irlandés), en Italia surgieron las Brigadas Rojas; mientras que, en Alemania, en 1970, comenzó a actuar Fracción del Ejército Rojo (RAF). Así pues, la revolución del 68 desplegó también un nuevo escenario para el independentismo catalán. De la disgregación del FNC surgieron nuevas siglas entre las que destacaron dos organizaciones: PSAN y EPOCA.
El PSAN (Partit Socialista d'Alliberament Nacional dels Països Catalans), de ideología marxista leninista, reivindicó la independencia de los “países catalanes” (Cataluña, Valencia y Baleares) en una misma soberanía bajo un gobierno socialista. Durante la Diada de 1969 se inauguraron sus primeras acciones, no violentas pero represaliadas por el régimen, con la colocación de varias esteladas.
A partir de diciembre de 1970, el Proceso de Burgos en el que el régimen franquista solicitó penas de muerte para varios miembros de ETA acusados de asesinato, generó una corriente de solidaridad internacional (incluso el Vaticano pidió clemencia para los encausados) a la que no era ajeno el PSAN. Simpatizando con los gudaris (guerrilleros) encarcelados (cuyas penas de muerte habían sido conmutadas), el PSAN pretendía orientarse a la “acción directa”. Sin embargo, la pertenencia de sus miembros a ambientes universitarios y acomodados de la pequeña burguesía, se tradujo en un escollo que limitó sus acciones fuera del debate político. Y aunque una de sus escisiones –bautizada como el PSAN Provisional, en alusión al IRA irlandés– trató de ir más allá del marco teórico, el PSAN terminó atomizándose en los setenta para nutrir otros grupos independentistas.
Paralelamente, y en contraste, al PSAN, se situó EPOCA (Exèrcit Popular Català), que puede considerarse el primer grupo independentista catalán de carácter armado. A EPOCA, que contó con medio centenar de miembros adiestrados en tácticas paramilitares, se le atribuyen inicialmente acciones de guerrilla urbana (como sabotajes con gases lacrimógenos en visitas del entonces príncipe Juan Carlos I) que luego degenerarían en acciones más cruentas que contabilizarían víctimas mortales. En 1977, miembros de EPOCA secuestraron y torturaron a un empresario catalán que fue asesinado después de adosarle al pecho un artefacto explosivo. Dos años después, el aparato logístico de EPOCA (cuyos dirigentes lograron evadir la acción de la Justicia) se encontraba desarticulado.
ARMADOS PARA MORIR... Y NO MATAR
Con la instauración de la democracia –tras la muerte de Franco en 1975–, que culminó con la aprobación de la Constitución en 1978, se inició el período de Transición en el que se concedió mayores parcelas de gobierno a las comunidades autónomas, especialmente las consideradas “históricas” (Galicia, Cataluña y País Vasco). En el caso de Cataluña, la restauración de la Generalitat, a través del regreso del presidente exiliado Josep Tarradellas (1899-1988), se convirtió en un símbolo con el que el gobierno de Adolfo Suárez pretendía satisfacer las reivindicaciones catalanistas. Sin embargo, esta medida no pareció suficiente para quienes consideraban que el rey Juan Carlos I significaba una continuidad del régimen franquista, que había dejado todo “atado y bien atado”, por lo que continuaron reclamando la independencia de la soberanía española.
LA RESTAURACIÓN DE LA GENERALITAT A TRAVÉS DEL REGRESO DE JOSEP TARRADELLAS SE CONVIRTIÓ EN UN SÍMBOLO CON EL QUE EL GOBIERNO DE ADOLFO SUÁREZ PRETENDÍA SATISFACER LAS REIVINDICACIONES CATALANISTAS.
Recogiendo las cenizas de las corrientes independentistas que se movilizaron a partir del posfranquismo –FNC, PSAN y EPOCA–, a finales de los setenta surgió Terra Lliure. Su núcleo fundador estaba integrado por miembros del PSAN-P (escisión del PSAN que abogaban por un acción más directa y menos teórica). La necesidad de una provisión de armas, así como un adiestramiento paramilitar fue lo que condujo a este embrión de Terra Lliure a establecer los primeros contactos con los gudaris refugiados en el País Vasco francés en las navidades de 1978. Como contraprestación, los catalanistas se comprometían a dinamizar campañas de propaganda a favor de los presos “políticos” vascos.
A diferencia de otras organizaciones como ETA, uno de los pilares fundamentales en la actividad armada desplegada por Terra Lliure fue la de no causar víctimas mortales.
DEJANDO LAS ARMAS POR LAS URNAS
En 1979, la incorporación en Terra Lliure de militantes de EPOCA, aportando su experiencia en tácticas paramilitares, permitió su continuidad como organización armada, abandonando la clandestinidad para darse a conocer públicamente al comenzar la década de los ochenta. Terra Lliure inicia entonces el despliegue de una intensa campaña propagandística en la que, a través de su manifiesto programático Crida (Llamamiento), destaca su defensa de los Países Catalanes y su adhesión al discurso ecologista contra las centrales nucleares. Las gradas del estadio deportivo del Camp Nou fueron el escenario elegido para desplegar las primeras esteladas vermellas.
En los noventa, las divergencias asamblearias provocaron varias disidencias en el seno de Terra Lliure. Aunque su apoyo popular, dentro de los círculos independentistas, era prácticamente nulo, la organización continuó su campaña colocando rudimentarios artefactos explosivos. En julio de 1991, la V Asamblea de Terra Lliure comunicó públicamente su autodisolución que se materializó definitivamente durante la Diada de 1995. Un año más tarde, y bajo el gobierno conservador del Partido Popular, todos sus miembros obtuvieron la amnistía al reinsertarse abrazando la vía política que les brindó Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Hoy, veintiséis años después, el indulto para los políticos que defendían la autodeterminación de Cataluña a través de las urnas pareció no contar con el mismo respaldo de quienes amnistiaron a los independentistas que, en lugar de urnas, abrazaron las armas…