COLÓN, ¿no descubrió AMÉRICA?
VERDADES Y MENTIRAS HISTÓRICAS
Un manuscrito italiano del siglo XIV, siglo y medio antes del desembarco de Cristóbal Colón, podría cambiar la historia del descubrimiento. La mención de una tierra bautizada como Marckalada y que los investigadores identifican con América, sugiere la posibilidad de que la existencia del nuevo continente ya fuera conocida por los marineros del norte de Europa.
UN MANUSCRITO ITALIANO DEL SIGLO XIV, SIGLO Y MEDIO ANTES DEL DESEMBARCO DE CRISTÓBAL COLÓN, PODRÍA CAMBIAR LA HISTORIA DEL DESCUBRIMIENTO. LA MENCIÓN DE UNA TIERRA BAUTIZADA COMO MARCKALADA Y QUE LOS INVESTIGADORES IDENTIFICAN CON AMÉRICA, SUGIERE LA POSIBILIDAD DE QUE LA EXISTENCIA DEL NUEVO CONTINENTE YA FUERA CONOCIDA POR LOS MARINEROS DEL NORTE DE EUROPA. ¿HUBO MARINEROS QUE LLEGARON A LAS COSTAS DE AMÉRICA, MUCHOS AÑOS ANTES QUE COLÓN?
EL PASADO MES DE SEPTIEMBRE, EN VÍSPERAS DEL ANIVERSARIO DEL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA, LOS MEDIOS DE COMUNICACIÓN SE HICIERON ECO DE UN INSÓLITO HALLAZGO: LA MENCIÓN, EN UN MANUSCRITO MEDIEVAL DEL SIGLO XIV, CIENTO CINCUENTA AÑOS DEL DESEMBARCO DE CRISTÓBAL COLÓN (1451-1506), DE UNAS TIERRAS DENOMINADAS MARCKALADA QUE SE IDENTIFICARÍAN CON AMÉRICA. La fuente de este hallazgo sería un reciente trabajo académico publicado por Paolo Chiesa, profesor de literatura latina medieval en la Universidad de Milán, en la revista "Terrae Incognitae" (julio, 2021), en el que se aventuraba la posibilidad de que marineros del norte de Europa ya tuvieran constancia de la existencia del nuevo continente, a cuyas costas podrían accederse a través del Atlántico norte. Esta información, en la que se mezclaban datos reales e imaginarios, habría llegado a oídos de marineros genoveses… ¿Fue Cristóbal Colón uno de ellos?
DEL GÉNESIS... ¿AL DESCUBRIMIENTO DE AMÉRICA?
El "Crónica universalis" es un texto en latín que debió ser escrito entre 1339 y 1345, y que es una de las últimas obras –que quedó inconclusa– del dominico italiano, residente en Milán, Galvano Fiamma (1283-1344/1345). Como su título indica, el fraile tenía la intención de relatar toda la historia del mundo en quince volúmenes, siguiendo la cronología bíblica desde la Creación del mundo, tal y como se refiere en el Génesis para terminar completando este relato con la historia secular.
EL ORIGINAL DEL TEXTO MEDIEVAL "CRONICA UNIVERSALIS" NO HA LLEGADO HASTA NOSOTROS, PERO SÍ SE CONSERVA UNA COPIA ATRIBUIDA A PIETRO GHIOLDI. ESTA FUE ESCRITA EN MILÁN, A FINALES DEL SIGLO XIV.
Como tantos otros textos medievales, no ha llegado hasta nuestros días el manuscrito original del "Cronica universalis", pero sí se conserva una copia atribuida a un copista, un tal Pietro Ghioldi, y que fue escrita en Milán a finales del siglo XIV. Es decir, todavía poco más de un siglo antes del descubrimiento de América de 1492, por lo que no cabe la posibilidad de que manos posteriores hayan adulterado el texto original incluyendo interpolaciones. Esta copia del "Cronica Universalis", que contiene algunos errores de transcripción (de nombres personales y lugares geográficos,) y al que se añade la dificultad de estar escrito en letra gótica (que no siempre es fácil de descifrar) es la que está siendo analizada por los investigadores.
En el tercero de los quince volúmenes previstos del "Cronica universalis" (y que dedica espacio a relatar la historia de los patriarcas bíblicos de Abraham hasta el rey David), Galvano inserta un relato descriptivo de los lugares geográficos más lejanos y exóticos: desde el Extremo Oriente, hasta las tierras del Ártico pasando por las costas de África.
En su proceso de documentación, Galvano comienza ilustrándose a través de los clásicos de la Antigüedad tardía (en la transición antes del Medievo) entre los que menciona al gramático italiano Solinus, autor del "De mi
rabilibus mundi" (siglo IV), Isidoro de Sevilla, autor de "Etimologías" (634), para acceder hasta los cronistas del siglo XIII: el franciscano parisino Bartolomeo Ánglico (1203-1272), autor de "Sobre las propiedades de las cosas" (1240), el teólogo y geógrafo Alberto Magno (1193/1206-1280) o el humanista Benzo de Alejandría (1250-1329).
Como fuentes para su descripción de los lugares más exóticos, Galvano menciona a exploradores –la mayoría de ellos italianos–, como el célebre mercader Marco Polo (1254-1324), cuyas crónicas permitieron conocer mejor el Asia Oriental, al también italiano Odorico de Pordenone (1265-1331), quien, partiendo desde Turquía, recorrió varios países de oriente hasta llegar a Pekín. También cita al misionero franciscano Giovanni de Montecorvino (1247-1328), quien fuera misionero en el Lejano Oriente, y al religioso y cartógrafo genovés Giovanni da Carignano (1250-1329). En su "Cronica universalis", no hay dato o extracto de información aportado por Galvano Fiamma del que no sea mencionado su fuente consultada de origen.
Pero lo que más reclama la atención del "Cronica universalis" es su descripción de unas extrañas tierras que son bautizadas como Marckalada, donde se erigen ciclópeas construcciones en piedras de tamaño colosal que solo podrían haber sido alzadas por gigantes (sic). Este lugar es el que se identificarían
con el Nuevo Mundo descubierto siglo y medio más tarde por el almirante Cristóbal Colón: América (ver cuadro).
EN SU CRÓNICA UNIVERSALIS, GALVANO FIAMMA SE REFIERE A UNA TIERRA QUE ESTARÍA EN EL ATLÁNTICO NORTE, MÁS ALLÁ DE LOS PAÍSES NÓRDICOS, Y QUE ÉL DENOMINA MARCKALADA.
EL MISTERIO DE UN NOMBRE: MARCKALADA
En su "Cronica universalis", Galvano Fiamma se refiere a una tierra que estaría en el Atlántico norte, más allá de los países nórdicos, y que él denomina como Marckalada. La descripción que el religioso ofrece de este lugar es demasiado escueta (apenas unas cuantas líneas) y, para colmo, lo hace dejando desatar su imaginación sugiriendo que solo podía ser poblada por gigantes. A falta de más datos que permitan identificar este lugar, ¿por qué la investigación académica ha vinculado el nombre de Marckalada con América?
El motivo no es otro que este vocablo Marckalada guarda una muy estrecha similitud con el nombre, en nórdico antiguo (lengua germánica hablada por los vikingos hasta el siglo XIV), de Markland (Marklandia), que es como los vikingos de Islandia bautizaron una de las tres costas del norte de América en la que desembarcaron en torno al año 1000, aproximadamente.
Como es sabido –y aceptado por la Historia oficial–, quinientos años que Colón, el explorador vikingo Leif Erikson (¿970-1020?), hijo del mítico Erik el Rojo, partiendo desde Groenlandia, después de haber dejado atrás Islandia –de donde fue exiliado–, habría alcanzado las costas de América del Atlántico norte (concretamente en el actual Canadá). Tal y como se refleja en las Sagas de Vinlandia –que integran la Saga de Erik el Rojo (siglo XIII) o la Saga de los groenlandeses (siglo XIV), ambas de autoría anónima–, los vikingos desembarcaron en tres cosas del Atlántico norte americano que recibieron los nombres de Hellulland, Vinlandia y… ¡Markland! (ver cuadro).
Así pues, la Marckalada mencionada por Galvano y la Markland en la que desembarcaron los vikingos compar
ten un nombre muy parecido y unas coordenadas geográficas similares, por lo que todo apunta a la posibilidad de que se están refiriendo al mismo lugar: las costas del Atlántico norte de América (actual Canadá).
Tal y como expresa el académico Paolo Chiesa, el hecho de que Marckalada y Markland no coincidan plenamente en su ortografía no debe ser obstáculo para que sean asimiladas como el mismo término: “Es imposible saber si tales diferencias se derivan de las fuentes consultadas por Galvano o si deben atribuirse a errores cometidos por Galvano mismo o por el copista del manuscrito. Ghioldi a menudo escribió mal nombres personales y geográficos con los que no estaba familiarizado, pero servilmente transcribió sus modelos donde la redacción era sencilla. Aparentemente, este es el caso: el copista pudo haber escrito mal el nombre de la tierra, pero no hay razón para creer que modificó el resto del texto, algo que sería inusual en su labor de copista”.
Asimismo, la ortografía de la palabra Marckalada presenta elementos inusuales que descartan que sea un término inventado. Tal y como argumenta Chiesa: “El único elemento de la ortografía que nos parece extraño es el grafismo CK, extremadamente raro en los manuscritos italianos
del siglo XIV y único en toda la "Cronica univesalis". El uso de CK implica una anomalía en la pronunciación (reforzada o acentuada) del sonido gutural. Es poco probable que este rasgo ortográfico sea una creación de Galvano o del copista Ghioldi, y su singularidad genera la sospecha de que depende de la persistencia de una fuente anterior”.
¿LEYENDAS DE ALTA MAR?
En el manuscrito de Galvano Fiamma hay más elementos que coinciden con lo descrito en las Sagas Vikingas. El hecho sorprende más si se tiene en cuenta que las crónicas islandesas no eran conocidas en la Italia del siglo XIV. De hecho, el conocimiento que se tenía de los países nórdicos era muy limitado lo que contrasta aún más con la acertada descripción que Galvano también ofrece de Groenlandia.
En su escueta crónica sobre Marckalada, Galvano la describe como un lugar tupido de árboles, lo que coincide con el relato de Leif Erikson. También, cuando menciona las enormes losas de piedras, coincide con la descripción que, en una de las sagas islandesas, se hace Helluland, la otra costa americana donde encuentran “muchas losas de piedra tan grandes que dos hombres podían estarse sobre ellos de suela a suela”.
Ante la sorprendente similitud del "Cronica universalis" con las Sagas Vikingas en su mención y descripción de Marckalada, identificada como América, cabe preguntarse: ¿de dónde obtuvo un religioso como Galvano, que nunca había salido del norte de Italia, esta información tan precisa?
Paolo Chiesa, a quien corresponde el mérito de esta investigación, argumenta que Galvano Fiamma se preocupaba de mencionar escrupulosamente todas y cada una de las fuentes de las que extraía cada párrafo de información. Sin embargo, cuando menciona Marckalada, Galvano se limita a mencionar algunos autores como Marco Polo, de los cuales solo extrae una información superficial. Así pues, teniendo en cuenta que Galvano no escatima nunca en mencionar ninguna de las fuentes consultadas (algo que hoy no hacen muchos escritores y divulgadores), debemos creer que dice la verdad cuando afirma que su conocimiento sobre Marckalada es un testimonio oral (“los marineros dicen…”).
Tal y como argumenta Chiesa: “Si Galvano hubiera tenido alguna fuente escrita (sobre Marckalada) a su disposición, lo más probable es que lo hubiera declarado, como lo hace habitualmente, con el fin de otorgar a su manuscrito una autoridad más sólida. Compatible con fuentes orales es también la combinación de elementos extraídos de varias historias, legendarias o reales, pertenecientes a tradiciones anteriores en diferentes tierras”.
Así pues, es bastante probable que Galvano escuchara hablar de Marckalada a marineros que conocían los mares del norte. “Galvano –continúa Chiesa– identifica su fuente como gente de mar, y no veo ninguna razón para no creerle. Testimonios alternativos como los peregrinos nórdicos o los clérigos que pasan por Milán de camino a Roma, no pueden obviamente ser excluidos (como testimonio original de esta información), pero no se corresponden con la fuente específica citada por Galvano: él no habla de peregrinos ni de clérigos, ni se refiere a documentos eclesiásticos relacionados con Islandia o Groenlandia, aunque tales documentos habrían otorgado mayor credibilidad a su testimonio. De hecho, los detalles que informa son coherentes con la descripción que haría un marinero de su viaje: la posición de la Estrella Polar, visible hacia el sur, la singular mención de osos blancos que traen náufragos
ANTE LA SORPRENDENTE SIMILUTD DEL "CRONICA UNIVERSALIS" CON LAS SAGAS VIKINGAS EN SU MENCIÓN Y DESCRIPCIÓN DE MARCKALADA, IDENTIFICADA COMO AMÉRICA, CABE PREGUNTARSE: ¿DE DÓNDE OBTUVO EL RELIGIOSO ESA INFORMACIÓN?
marineros en tierra, el comercio de aves rapaces, muy lucrativo en la época, la dificultad de llegar a las costas de Groenlandia, las olas violentas que dañan los barcos…”.
¿PRENAUTAS EN EL NORTE DE EUROPA?
Galvano Fiamma siempre residió en Milán, una ciudad no costera. Así que, lo más probable, es que la fuente originaria de la información acerca de Marckalada llegara a oídos del religioso a través de la ciudad portuaria más próxima: Génova, que es mencionada varias veces y con mucha familiaridad en su "Cronica universalis", y donde, tal vez (aunque no existe constancia de ello), hubiera estado residiendo durante algún lapso de tiempo mientras era estudiante.
Así que, según la hipótesis de Paolo Chiesa, es probable que marineros genoveses, a su regreso a la ciudad, difundieran las noticias, entre reales y fantasiosas, que habían escuchado de los marineros del norte de Europa. Aun así, la referencia de Marckalada (léase Markland) en el "Cronica universalis" no dejó de ser una simple anécdota, sin trascendencia en la cartografía mediterránea, que no incluyo América en sus mapas. “Este hecho –explica Chiesa– sugiere un escenario de informalidad: los genoveses parecían más interesados en difundirlos rumores de la gente de alta mar sobre las tierras del extremo noroeste para un eventual beneficio comercial, pero estos rumores eran demasiado vagos para encontrar coherencia en mapas cartográficos”. Cabe preguntarse ahora si Cristóbal Colón, al que entre sus muchas nacionalidades se atribuye un origen genovés, escuchó alguna de estas leyendas acerca de Marckalada…