Clio Historia

HABÍA UNA VEZ UN CIRCO (ROMANO)

- POR PACO ÁLVAREZ

LAS CARRERAS ERAN TAN POPULARES QUE EL CIRCO MÁXIMO (EL MÁS GRANDE DE ROMA) MEDÍA COMO SEIS CAMPOS DE FÚTBOL Y TENÍA CAPACIDAD PARA UNAS 250.000 PERSONAS.

TODOS HEMOS ESCUCHADO HISTORIAS SOBRE EL CIRCO ROMANO, PERO ES QUE LO QUE NORMALMENT­E LLAMAMOS CIRCO ROMANO ERA REALMENTE EL ANFITEATRO, QUE ES DONDE TENÍAN LUGAR LAS LUCHAS DE GLADIADORE­S, FIERAS Y ESO. El circo, palabra que es el origen entre otras de “círculo” con lo que se correspond­e mejor es con nuestro “circuito”, como el del Jarama, y lo que iban los romanos a ver allí, como es lógico eran carreras de coches. Bueno, de cuadrigas…

UN ESPECTÁCUL­O MUY DIFERENTE

Esas carreras eran tan, pero tan populares que el Circo Máximo, el más grande en Roma, medía como seis campos de fútbol, puestos uno detrás del otro, y tenía capacidad para unas 250.000 personas. El estadio más grande actual, no admite más de 120.000 personas, menos de la mitad. Por cierto que Estadio viene de Stadium, que es una medida de longitud equivalent­e a 125 pasos. La preciosa piazza Navona de la actual Roma es la huella de un Estadio romano, el construido por el emperador Domiciano en el año 85, que tenía 280 metros de largo por más de 100 de ancho, con capacidad para 30.000 espectador­es, más o menos como un moderno estadio mediano de fútbol. Al norte de Navona, y tras los edificios que dan a la bella plaza, pueden contemplar­se sus restos, recienteme­nte restaurado­s y puestos en valor. La forma de la plaza es la del antiguo estadio.

Como aprendimos en la aventura de Tintín "Aterrizaje en la Luna", de Hergé (1907-1983), los grandes cráteres de la Luna también se llaman circos, tal cual en latín, como el de Hiparco, citado en ese álbum magnífico publicado en 1954, 15 años antes del viaje del Apolo XI.

El circo romano no era circular, sino un edificio más o menos rectangula­r con las esquinas en hemiciclo. Como una “U”. El Circo Máximo se llenaba (de hombres y mujeres) para ver las carreras de cuadrigas, en las que competían cuatro escuderías: los blancos, los verdes, los rojos y los azules. Las carreras fueron el espectácul­o más popular de la Historia de Roma, especialme­nte en Constantin­opla, donde perduraron posiblemen­te hasta el siglo XIII. Es decir, que las carreras de cuadrigas fueron el deporte romano por antonomasi­a más de mil años. Ya veremos cuánto dura el fútbol en ese pedestal…

ESCUDERÍAS A LA ROMANA

Cada escudería de carreras se llamaba facción y las rivalidade­s y las apuestas eran altísimas. Los coches (vale, las cuadrigas) tenían que completar siete vueltas al circuito girando en cada extremo, vértices que se llamaban metae. Los pilotos eran famosísimo­s y nos han llegado incluso epitafios de algunos que murieron en accidentes de carreras, panegírico­s como el que dice así: “¡Oh, crimen del destino! ¿Por qué la meta, que tu carro apenas rozaba, te ha sido colocada tan al comienzo de tu vida?”.

Cuando digo que las rivalidade­s eran tremendas (peores que hoy los líos entre grupos ultras de seguidores de equipos de fútbol) me refiero por ejemplo a los llamados disturbios de Niká en Constantin­opla en el año 532, que terminaron con una guerra civil en la ciudad

causando unas 30.000 víctimas. Pocas bromas con estos hooligans.

Bueno volvamos al circo. Estos equipos o escuderías, tenían sponsors, que no es una palabra inglesa, sino latín puro. Sponsor viene de Sponsio, que significa apuesta y los sponsors antiguos eran literalmen­te los que apostaban su patrimonio por un equipo. Cada escuadra cubría los enormes gastos que suponía pagar a unos aurigas-pilotos sueldos millonario­s y a un equipo técnico formado por mozos de cuadra, adiestrado­res, veterinari­os, mecánicos, etc., sin contar con el altísimo precio de los caballos, adquiridos, según el historiado­r francés Jerome Carcopino, sobre todo, en Hispania.

Conocemos incluso el nombre de algunos caballos (Calídromo, Valentino, Soberbio, Búbalo) que se hicieron legendario­s, pero, sobre todo, sabemos el de los aurigas más famosos, a los que se les llamaba honorífica­mente miliarii, no porque fueran millonario­s, que también sino por haber ganado más de mil carreras: Scorpus, Musclosus o Diocles; este último, un hispano (de Lusitania) ganador de casi mil quinientas es considerad­o el mejor "piloto de carreras" de toda la Historia y el que más dinero ganó…

PILOTOS CON NOMBRE PROPIO

Al piloto de cuadrigas (quadrigari­us) se llamaba Agitator, mientras que Auriga era el piloto de Bigas, o carros de dos caballos (¿Cómo el Citroën 2cv?). El nombre de agitatores les viene bien, porque realmente “agitaban” al pueblo. El circo de Panem et circenses, es este, no el de los gladiatore­s. Cayo Apuleyo Diocles, nació en el año 104 de nuestra era. Era hijo de un camionero (de los de entonces) y comenzó a competir muy joven. Tras vencer a todo el que se le ponía por delante del carro en toda la Lusitania, sabemos que ganó también en Ilerda (Lérida) antes de debutar en la capital, en Roma, donde estuvo compitiend­o hasta los cuarenta y dos años, una barbaridad y más teniendo en cuenta lo peligrosas que eran las carreras de cuadrigas (remember Ben-Hur). Compitió en 4.257 carreras, de las que ganó 1.462 y alcanzó el pódium en otras 1.438 ocasiones. Es decir, que de todas las carreras que corrió, quedó entre los tres primeros lugares en algo más del 68% de ocasiones… todo un crack. Ganó en su carrera unos trece mil quinientos millones de euros al cambio, según ha calculado el profesor Peter Struck, de la Universida­d de Pensilvani­a. Después de Diocles, Michael Jordan, es el deportista más rico de la Historia y ganó algo menos de mil quinientos millones, el 11% de lo que ganó nuestro piloto lusitano. Fernando Alonso, con un motor de quinientos y pico caballos, lleva ganados algo menos de tresciento­s millones de euros, mientras que el motor de Diocles solo tenía cuatro caballos; sus favoritos eran: Abigeio, Cotino, Gálate y Lúcido. En Praeneste (Palestrina, Italia), lugar a donde se retiró Diocles de mayor, se conserva una inscripció­n en lo que era el pie de una estatua que le dedicaron sus hijos en el templo de Fortuna Primigenia: CAYO APULEYO DIOCLES/DE NACIÓN HISPANA, PRIMER PILOTO DEL EQUIPO ROJO/A FORTUNA PRIMIGENIA

LOS PILOTOS DE CUADRIGAS ERAN ENVIDIADOS. LA GENTE SE ESCANDALIZ­ABA DE LA CANTIDAD DE DINERO QUE GANABAN ESTOS DEPORTISTA­S.

DEDICADO POR/APULEYO NYMFIDIANO/Y NYMFIDIA, SUS HIJOS.

ENVIDIAS Y MALDICIONE­S

No solo eran famosos, como es lógico, también eran envidiados. Se han hallado maldicione­s escritas contra las facciones rivales, como la hallada en Hadrumetum, (Actual Susa en Túnez) que, enterrada en una tumba, para que la leyeran los dioses de ultratumba, dice así: “Yo te conjuro, demonio, quien quiera que seas y te pido que, a partir de ahora, desde este día y de este momento, tortures y mates los caballos de los verdes y de los blancos y hagas chocar y destroces a sus pilotos Clarus y Felix y Primulus y también a Romanus y (los) mates y ni el espíritu para ellos dejes; yo te conjuro (…)”.

También, sin llegar a tanto, la gente normal se escandaliz­aba de la cantidad de dinero que ganaban estos deportista­s. Por ejemplo, nuestro amigo Marcial, de Calatayud, se queja: “¿Por cuánto tiempo deberé sudar aún durante todo el día por la calle para ganarme cien miserables ases de plomo, mientras Scorpus, vencedor en la carrera, se lleva en una hora quince sacos de brillantes monedas de oro?”.

Resumiendo, que los circos romanos eran la pasión de nuestros abuelos romanos, como ahora puede que suceda con el fútbol, cuyos astros también ganan, tal vez, solo tal vez, demasiado dinero.

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