85 AÑOS DEL BOMBARDEO DE GUERNICA
– 85 ANIVERSARIO DE UNA POLÉMICA –
DURANTE LA GUERRA CIVIL, EL 26 DE
ABRIL DE 1937, LA LOCALIDAD VIZCAÍNA DE GUERNICA FUE ARRASADA EN UN BOMBARDEO. MIENTRAS QUE LA PRENSA INTERNACIONAL DENUNCIÓ QUE SE TRATABA DE UN “CRIMEN DE GUERRA” CONTRA POBLACIÓN CIVIL COMETIDA POR LA AVIACIÓN DEL III REICH QUE APOYABA MILITARMENTE AL EJÉRCITO DEL GENERAL FRANCO; LA VERSIÓN OFICIAL DIFUNDIDA POR EL RÉGMEN ATRIBUYÓ LA TRAGEDIA AL BANDO REPUBLICANO.
DURANTE LA GUERRA CIVIL, EL 26 DE ABRIL DE 1937, LA LOCALIDAD VIZCAÍNA DE GUERNICA FUE ARRASADA EN UN BOMBARDEO. MIENTRAS QUE LA PRENSA INTERNACIONAL DENUNCIÓ QUE SE TRATABA DE UN “CRIMEN DE GUERRA” CONTRA POBLACIÓN CIVIL COMETIDA POR LA AVIACIÓN DEL III REICH QUE APOYABA MILITARMENTE AL EJÉRCITO DEL GENERAL FRANCO; LA VERSIÓN OFICIAL DIFUNDIDA POR EL RÉGIMEN ATRIBUYÓ LA TRAGEDIA AL BANDO REPUBLICANO. 85 AÑOS DESPUÉS, LA CONTROVERSIA DE LO QUE OCURRIÓ AQUELLA TARDE EN GUERNICA SIGUE VIVA…
CASI INMEDIATAMENTE DESPUÉS DEL BOMBARDEO, EL APARATO DE PROPAGANDA FRANQUISTA ADOPTÓ LA SIGUIENTE ESTRATEGIA: ELABORAR UNA "VERSIÓN OFICIAL" QUE TRATARA DE NEGAR O MINIMIZAR LO OCURRIDO EN GUERNICA.
LA COMPARECENCIA DEL PRESIDENTE DE UCRANIA VOLODÍMIR ZELENSKI (1978) EN EL CONGRESO DE LOS DIPUTADOS EL PASADO MES DE ABRIL, EN EL QUE COMPARABA LAS AGRESIONES MILITARES DE RUSIA A LA POBLACIÓN CIVIL UCRANIANA CON EL BOMBARDEO DE GUERNICA DURANTE LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA (1936-39) POR PARTE DE LA AVIACIÓN DEL III REICH, HA REABIERTO UNA VIEJA CONTROVERSIA. La solicitud de ayuda militar y humanitaria por parte de Zelenski quedó eclipsada por la polémica que todavía genera en gran parte de la sociedad española referirse a episodios de la Guerra Civil. Sin tener en cuenta que, muy probablemente, Zelenski no conociera antes nada sobre Guernica –y que su mención respondiera únicamente a un intento de adaptar su discurso a cada uno de los países que visita solicitando ayuda–, algunos dirigentes políticos (que niegan o minimizan el daño cometido por el bando franquista) prefirieron emitir declaraciones de reproche contra el presidente ucraniano. Pero, ¿qué es lo que ocurrió realmente en Guernica aquella tarde del 26 de abril de 1937? ¿Fue realmente un bombardeo de la aviación italo-alemana que apoyaba al bando nacional sublevado del general Francisco Franco (1892-1975)? ¿O acaso se trató de un incendio provocado por los comunistas y que una conspiración judeo-masónica atribuyó al franquismo, tal y como todavía defienden algunos “historiadores” y dirigentes políticos?
¿CONSPIRACIÓN JUDEO-MASÓNICA?
Casi inmediatamente después del bombardeo, y ante la repercusión internacional que tuvo la noticia, el aparato
de propaganda franquista adoptó la siguiente estrategia: elaborar una “versión oficial” que tratara de negar o minimizar lo ocurrido en Guernica y, en todo caso, difundir fake news que atribuyeran la masacre a una acción militar del bando republicano.
Para esta campaña de contra-propaganda, que pudo haber sido diseñada por Luís Bolín (1894-1969), adscrito a la Oficina de Prensa y Propaganda de las fuerzas sublevadas en Salamanca y encargado de relaciones internacionales, fue comisionado el entonces teniente coronel Rafael García Valiño (1898-1972). Este visitó la localidad de Guernica la mañana del 29 de abril junto a un grupo de periodistas, afectos al bando sublevado, que tomaron fotografías de la ciudad en ruinas para descontextualizar las imágenes y difundir la teoría de que esta no fue bombardeada, sino quemada por los republicanos. Así, por ejemplo, unos bidones, restos de una gasolinera arrasada, fueron presentados como la prueba de que las calles habían sido rociadas en gasolina antes de prender fuego.
A partir de estas imágenes manipuladas, la voz en off del NO-DO, noticiario franquista de la época, difundía este discurso: “Guernica. No queda de ella más que el nombre.
La meca del legítimo fuerismo vasco ha desaparecido. La prensa judía y masónica del mundo y las hipócritas plañideras de Valencia (tras la inminente caída de Madrid por el bando sublevado, la República decidió trasladar el gobierno hasta Valencia desde noviembre de 1936 a octubre de 1937) rasgaron sus vestiduras frente al Caudillo, cuyo nombre, limpio como nuestro cielo, pretendieron manchar con la baba de su información calumniosa. La cámara fotográfica, que no sabe mentir, deja bien claro que tanta y tamaña destrucción no fue sino obra de incendiarios y dinamiteros…”.
Una nota de prensa, sin firmar –probablemente elaborada desde el mismo aparato de propaganda del franquismo–, fue difundida a través de los periódicos de mayor tirada atribuyendo la destrucción de Guernica a una conspiración urdida entre republicanos y nacionalistas vascos –señalando como responsable a José Antonio Aguirre (1904-1960), entonces lehendakari vasco– a instancias de la Unión Soviética. Así se publicaba el 30 de abril en el ABC de la edición de Sevilla (zona ocupada por los sublevados): “Guernica está ya en poder el Ejército nacional. Mejor dicho, está en poder del Ejército nacional lo que quedaba de Guernica, la villa que las hordas rojas en contubernio siniestro con
LA CAMPAÑA PUBLICITARIA FRANQUISTA RESULTÓ TAN EFICAZ AL DIFUNDIR LA NOTICIA SOBRE GUERNICA, QUE INCLUSO SUS PROPIOS SUPERVIVIENTES TENÍAN MIEDO A HABLAR PÚBLICAMENTE DE LO QUE REALMENTE HABÍA OCURRIDO, SO PENA DE SER REPRESALIADOS.
los separatistas de Aguirre han convertido en ruinas. Como Irún y Lequeito, Guernica ha sufrido el temporal apocalíptico de los que, al huir –son órdenes precisas de Moscú (sic)–, dejan el incendio y la miseria como una estela de locura. Es inútil que Aguirre mienta una vez más y pretenda atribuir a nuestro Ejército la destrucción de Guernica (…). Guernica ha sido destruida por los rojos al servicio de los separatistas vascos”.
La campaña publicitaria franquista resultó tan eficaz al difundir fake news sobre Guernica, que incluso sus propios supervivientes tenían miedo a hablar públicamente de lo que realmente había ocurrido, so pena de ser represaliados por las autoridades del régimen. Esto hizo que su testimonio solo perdurara en forma de tradición oral, que pasaría de padres a hijos…
¿UNA VERDAD INCÓMODA?
Las fakes news del franquismo tuvieron que ser contrarrestadas por los corresponsales de prensa extranjeros que cubrían las noticias sobre la Guerra Civil, entre los que adquiría un especial protagonismo el británico, de origen sudafricano, George L. Steer (1909-1945). Junto con otros corresponsables, Steer se encontraba, en las proximidades de Arbácegui
Gerricaiz, a poco más de veinte kilómetros por carretera de Guernica. De hecho, los periodistas tuvieron que refugiarse en el cráter de una bomba para no ser ametrallados por los aviones alemanes que regresaban esa misma tarde de la villa vizcaína. Tras el incidente, Steer regresa a Bilbao, y es allí donde recibe la noticia del bombardeo.
Junto con otros periodistas, y cuando no han pasado cuatro horas después del bombardeo, George L. Steer
visitó esa misma noche una ciudad devastada entre los escombros. Mientras el resto de corresponsables prefirió regresar a Bilbao para redactar sus teletipos, Steer decidió quedarse hasta el día siguiente y realizar una crónica más pormenorizada, aprovechando la oportunidad de entrevistarse con varios de sus supervivientes…
El 28 de abril publicó, en The Times y en The New York Times, su crónica La tragedia de Guernica: pueblo destruido en un ataque aéreo: “Guernica, la ciudad más antigua de los vascos y centro de su tradición cultural, fue destruida por completo ayer por la tarde en un ataque aéreo de la insurgencia. El bombardeo de esta ciudad abierta situada muy por detrás de las líneas duró exactamente tres horas y cuarto, durante las cuales una poderosa flota de aviones que consistía en tres modelos alemanes bombarderos Junkers y Heinkel, no cesó de arrojar sobre la ciudad unos artefactos que pesaban un máximo de 450 kilos y se calcula que más de 3.000 proyectiles incendiarios de aluminio con un peso de un kilo cada uno. Los cazas, entretanto, descendían sobre el centro de la ciudad para acribillar con sus ametralladoras a la población civil que se había refugiado en el campo. Pronto, toda la ciudad de Guernica estaba en llamas…”.
La repercusión que tuvo la noticia en cada uno de los periódicos fue diferente. Mientras que el diario neoyorquino publicaba la crónica en portada, el circunspecto periódico británico decidió minimizar la noticia. Algunas fuentes sugieren que esta circunstancia fue debida a las secretas simpatías de su editor, Geoffrey Dawson (18751944), hacia el bando sublevado franquista. En todo caso, la política editorial de The Times con respecto a los regímenes de Franco y Hitler prefirió mostrarse menos beligerante y más “apaciguadora”. No obstante, el hecho de que la noticia se publicara en un diario, como el británico, nada afecto con el bando republicano, y haciendo caso omiso a los telegramas que, desde la diplomacia franquista pretendían atribuir el ataque a los comunistas, constituye una sólida prueba de lo que realmente ocurrió… De hecho, el propio Dawson salió en defensa de la crónica de Steer cuando este, tachado de calumniador por el régimen franquista, tuvo que publicar una réplica contra la “versión oficial” franquista (ver cuadro). Dawson dijo de Steer que “su esencial veracidad nunca fue cuestionada”. La crónica de George L. Steer, homenajeado en 2006 con la inauguración de un busto en bronce en Guernica, conmocionó a la opinión pública internacional, despertando la solidaridad los países que brindaron refugio al éxodo de niños vascos huérfanos como consecuencia de la tragedia…
¿CORTINA DE HUMO DEL III REICH?
Quienes todavía atribuyen el desastre de Guernica a un pretendido ataque de “falsa bandera” cometido por el bando republicano prefieren ocultar al público los documentos alemanes que confirman que, efectivamente, fue la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana (y no los “rojos”) las que arrasaron la emblemática localidad vasca. Es la historiadora alemana Stefanie Schüler (1962), de la Universidad de Hamburgo, especializada en la Guerra Civil española, en su artículo El mito de Guernica publicado en la revista Historia del presente (2009), quien rescata algunos de testimonios epistolares del III Reich que demuestran su responsabilidad en el ataque a Guernica.
Así, por ejemplo, el conocido “as de la aviación” de la Legión Cóndor, Harro Harder (1912-1940), que participó en la Guerra Civil española, escribe en su diario, cuyo fragmento se recoge en el libro Legión Cóndor 1936-1939 (1980), de
Karl Ries y Hans Ring: “Hoy viajamos a Guernica. La ciudad fue totalmente destruida, y no, como dicen todos los periódicos de por aquí, por los incendiarios rojos, sino por bombarderos alemanes e italianos. Desde el punto de vista de todos nosotros es una auténtica marranada destruir una ciudad como Guernica que no tiene interés alguno desde el punto de vista militar. Bajo las ruinas seguramente reposan todavía miles de muertos, víctimas innecesarias. En todas partes hay escombros humeantes, socavones de bombas, fachas vacías…”.
Así, parece que el bombardeo de Guernica era motivo de bochorno para los propios pilotos de Legión Cóndor, que habían aprovechado su sobrada superioridad militar y armamentística para arrasar una ciudad que ni siquiera tenía capacidad de hacer frente a un ataque aéreo. No es de extrañar, por tanto, que, desde el mismo III Reich, se intentara para negar su intervención en dicho ataque y desviando la atención hacia “los rojos”. Una carta atribuida al oficial de la Luftwaffe, Hans Henning von Beust (1913-1991), que integró la Legión Cóndor –citada por el historiador Klaus A. Meier en Guernica (1976)– apunta a que se indicó a los pilotos que no hablasen sobre el ataque a Guernica y que, cuando se les preguntase sobre ello, lo negasen.
El despliegue de esta pretendida estrategia de “contra-propaganda” parece confirmarse en documentos como el hallado en la década de 2000, y que es mencionado por la historiadora Stefanie Schüler. Se trata de una carta escrita en 1939 por el mariscal de la Luftwaffe, el barón Wolfram von Richthofen (1895-1945), quien, desde 1936, asumiría el mando de la Legión Cóndor –lo que le mereció condecoraciones por parte del general Franco– y dirigida al mando del Arbeitsgrupe Spannien (Sección Española) en el Ministerio del Aire del III Reich. En dicha carta, el máximo responsable de la Legión Cóndor que había bombardeado varias ciudades aparte de Guernica, escribe lo siguiente: “Nos ha costado mucho desmentir las afirmaciones (sobre el bombardeo de la ciudad por parte de la Legión Cóndor) hasta que logramos finalmente que incluso los nacionales en España creyeran firmemente que Guernica ha sido destruida por los Rojos” (sic).
Este testimonio parece sugerir que parte de esa “versión oficial” del franquismo, atribuyendo el bombardeo de Guernica a milicias del Frente Popular que incendiaron sus calles, pudo haber sido auspiciada también desde las mismas altas esferas del III Reich...