JAVIER PELLICER
EN SU NOVELA DE CORTE HISTÓRICO, “EL ESPÍRITU DE LINCE, JAVIER PELLICER RELATA LA VIDA DE ICOBERLES. DESDE EL MOMENTO DE SU NACIMIENTO, ESTE ES MARCADO POR LOS DIOSES COMO EL ELEGIDO. CON ESTA IDEA EN MENTE, SUS PADRES COMIENZAN A PREPARARLO PARA QUE SE CONVIERTA EN EL LÍDER QUE UNIFIQUE TODAS LAS TRIBUS DE IBERIA.
¿CÓMO ERA EL MUNDO DE ICORBELES, EL PROTAGONISTA DE SU ÚLTIMA NOVELA, “EL ESPÍRITU DEL LINCE”? ¿QUÉ DIFÍCIL EQUILIBRIO EXISTÍA EN ÉL TRAS LA PRIMERA GUERRA PÚNICA, QUE ENFRENTÓ A CARTAGINESES Y ROMANOS?
–La vida de los íberos justo tras la Primera Guerra Púnica era, en realidad, muy simple. El resto de potencias del Mediterráneo todavía no habían reparado en aquellos pueblos "bárbaros" (tal y como griegos y romanos conocían a cualquier cultura ajena a las suyas), que residían al final del mundo conocido. El contacto con los íberos era escaso y la existencia de estos continuaba inalterada, con sus costumbres de siempre, sus ritos, su religión, su manera de hacer las cosas... Tan solo en la costa mediterránea se apreciaba una influencia más profunda de los colonos griegos y cartagineses.
¿CÓMO ERA IBERIA EN AQUEL PERIODO Y QUÉ TRIBUS HABITABAN EN ELLA?
–En primer lugar hay que erradicar esa idea de que Iberia era algún tipo de nación. Todo lo contrario: los distintos pueblos íberos jamás tuvieron conciencia de pertenecer a una misma "patria" ni nada similar. De hecho, no se referían a sí mismos como "íberos" (el término fue acuñado por los griegos). Su identidad territorial se limitaba a la ciudad que habitaban (que en ese sentido funcionaban de manera similar a las ciudades estado griegas) y, sobre todo, al caudillo que habían jurado servir a través de la famosa devotio. Lo único que unía a las tribus entre sí era el hecho de compartir una misma cultura, algo así como nuestra actual concepción de cultura occidental.
La cantidad de etnias íberas era enorme: desde los turdetanos del sur de la península hasta los ilergetes en el norte, pasando por bastetanos, oretanos, contestanos o los edetanos, que son los grandes protagonistas de "El espíritu del lince". Todos, como digo, compartían una misma cultura, pero vivían con escasa interacción entre ellos. En ocasiones, incluso, estaban enfrentados.
¿QUÉ PAPEL JUEGA LA MITOLOGÍA, LA CREENCIA EN DIOSES, EN EL RELATO DE “EL ESPÍRITU DEL LINCE”? –Sabemos muy poco acerca de la religión íbera. Al desconocimiento en torno a su escritura se le suma el hecho de que la mayoría de textos conservados en plomos y tablillas parecen ser de na
turaleza administrativa y comercial. Los historiadores postulan que sus creencias eran de orden naturalista, como otros pueblos de su entorno, y que, por tanto, adorarían a las encarnaciones de las fuerzas de la naturaleza. Se supone que tenían una orden de sacerdotes y, sobre todo, sacerdotisas. En base a estas teorías tuve que crear una ficción dentro de la novela con la que llenar esas lagunas, por ejemplo, encarnando a la Dama de Elche como una de estas sacerdotisas (aunque, en realidad, desconocemos a quién representa el busto). De lo único que estamos seguros es de que a lo largo de su historia los íberos recibieron la influencia de las religiones de aquellos que crearon colonias en la península, pues se han encontrado templos dedicados a algunos dioses, por ejemplo, en Sagunto, con fuerte influencia griega.
¿CÓMO DESCRIBIRÍA A ICORBELES? ¿FUE UN PERSONAJE REAL, HISTÓRICO?
–Como personaje, Icorbeles sigue un poco la premisa del héroe trágico que se ve enfrentado a un destino que lo aparta de todo cuanto quiere. Es una figura universal con la que cualquier lector puede empatizar, pues todos nos hemos visto obligados en alguna ocasión a seguir los pasos que otros nos han marcado. En cuanto a su historicidad, el personaje en sí es completamente ficticio. Que sepamos, jamás existió un líder que buscara crear una alianza de pueblos íberos, lo cual, por otra parte, fue uno de los motivos de que jamás pudieran plantar cara a los cartagineses y los romanos. El nombre de Icorbeles, sin embargo, es real. Se puede leer en una moneda de acuñación íbera hallada en Sagunto, aunque se cree que perteneció a algún tipo de cargo administrativo.
¿CÓMO FUE LA LLEGADA A LA PENÍNSULA IBÉRICA DE LOS EJÉRCITOS CARTAGINESES AL MANDO DE AMÍLCAR BARCA Y SU FAMOSO HIJO, ANÍBAL?
–Fue toda una aventura, comparable incluso a la que años más tarde emprendería Aníbal para llegar a suelo romano. Tras la Primera Guerra Púnica, una de las restricciones que Roma impuso a Cartago fue la prohibición de fletar barcos de carácter militar. Esto obligó al ejército de Amílcar a salvar la distancia hasta Iberia bordeando la costa norte africana, desde Cartago hasta el Estrecho de Gibraltar, que luego cruzaron con barcas. Si el modo en que su hijo Aníbal salvó el Ródano durante su travesía, resulta asombroso imaginar cómo lo haría Amílcar para hacer llegar a todo un ejército hasta Gádir (Cádiz), donde las colonias de origen fenicio los recibieron con los brazos abiertos.
¿QUÉ SUCESOS DIERON ORIGEN A LA SEGUNDA GUERRA PÚNICA, DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LOS ÍBEROS?
–En el sentido más estricto, la Segunda Guerra Púnica comienza con el asedio de Sagunto. Pero, si pudiéramos preguntarle a un íbero de la época, cada uno de ellos nos daría una respuesta distinta, basada en la etnia a la que pertenecía. Los turdetanos fueron los primeros que sufrieron la llegada de los cartagineses, así que para ellos la amenaza empezaría en esos primeros meses de presencia púnica. En cambio, el ejército cartaginés no llegaría hasta las tierras edetanas, en la región valenciana, hasta varios años después, con
"EN EL SENTIDO MÁS ESTRICTO, LA SEGUNDA GUERRA PÚNICA COMIENZA CON EL ASEDIO DE SAGUNTO. PERO, SI PUDIÉRAMOS PREGUNTARLE A UN ÍBERO DE LA ÉPOCA, SU RESPUESTA SERÍA MUY DISTINTA".
lo que no tendrían noción de estar siendo conquistados hasta ver en el horizonte los ejércitos de Aníbal marchando hacia Sagunto.
ENTRE LOS EPISODIOS HISTÓRICOS IMPORTANTES QUE RELATA EN SU NOVELA SE ENCUENTRAN LA BATALLA DE HELIKE Y EL SITIO DE SAGUNTO, ¿QUÉ PUEDE CONTARNOS AL RESPECTO?
–Con respecto a la ubicación de Helike, donde falleció Amílcar Barca, existe una gran polémica. Tradicionalmente se ha situado en Elche, lo cuál resulta confuso, ya que dicha población también se la menciona como Ilici. Actualmente la mayoría de historiadores defienden que aquella plaza íbera se alzaba en la actual Elche de la Sierra, lo cual tiene más sentido porque coincide con el punto de expansión en el que se encontraban los cartagineses en la época. Por aquel entonces todavía no habían llegado a las costas levantinas. En Helike tuvo lugar la famosa batalla de los toros embolados, quizás la única victoria íbera sobre los cartagineses, que provocaron una estampida de toros con teas en los cuernos, provocando el caos entre el ejército cartaginés.
Y en cuanto al Sitio de Sagunto, fue, sin duda, una de las grandes batallas de la Antigüedad. No solo por su importancia y en lo que iba a derivar, sino por la épica de la defensa saguntina, comparable a la que años después protagonizarían los numantinos. Durante meses resistieron todo cuanto Aníbal ideó para derrotarles, solos, sin ayuda de nadie más, ni siquiera de sus aliados romanos, que los ningunearon. El relato de Tito Livio me fascinó tanto que prendió la mecha para "El espíritu del lince".
A LO LARGO DE LAS PÁGINAS DE SU NOVELA, RECORRE VARIOS ESCENARIOS COMO LAS POBLACIONES IBÉRICAS DE EDETA (LIRIA), ARSE (SAGUNTO), SAITI (JÁTIVA) O ILICI (ELCHE) Y CARTAGO, LA DESAPARECIDA CIUDAD AFRICANA... ¿QUÉ IMPORTANCIA TUVIERON EN EL TRANSCURSO DE LA HISTORIA QUE RECOGE EN “EL ESPÍRITU DEL LINCE”?
–Toda novela necesita de unos escenarios centrales donde se desarrolle el argumento. Lugares que estén a la altura de la historia que se pretende narrar. En el caso de "El espíritu del lince" contaba con un contexto fascinante. Dichas poblaciones marcan el camino del personaje de Icorbeles, que está conectado profundamente a todos ellos: Edeta es el hogar al que sirve durante gran parte de la novela; Saití, donde nació su padre, representa el pasado; Ilici es donde nace la profecía que lo marca desde su nacimiento; Cartago es ese enemigo con el que debe combatir, a pesar de que dos de las personas a las que más ama son cartagineses; y Arse es donde todo acaba, donde Icorbeles debe enfrentarse al destino augurado. Todos estos emplazamientos, salvo quizás Cartago y Sagunto (gracias a Blasco Ibáñez y su maravillosa "Sónnica la cortesana"), jamás han sido protagonistas de una novela histórica.
¿LE HA SIDO DIFÍCIL DOCUMENTARSE EN ESTE PERÍODO HISTÓRICO? ¿CUÁNTO HAY DE FICCIÓN Y CUÁNTO DE REALIDAD HISTÓRICA EN SU RELATO?
–Fue todo un reto. Especialmente porque cuando empecé a trabajar en "El espíritu del lince", hace doce años, jamás había escrito una novela histórica. Debemos tener en cuenta que el libro que ahora se pueden encontrar en librerías es una reedición, que se publicó originalmente en 2012. Desconocía casi todo sobre la cultura íbera, pero afortunadamente encontré mucho material documentación, ya que hay excelentes profesionales dedicados al mundo íbero, así como infinidad de museos cuyas exposiciones resultaron fundamentales para entender a aquella cultura y poder hacerme una imagen visual de cómo eran. En ese sentido, siempre destaco la ayuda que supusieron mis visitas al Museo de Prehistoria de Valencia.