Clio Historia

HABLAMOS LATÍN

- PACO ÁLVAREZ POR

RESULTA QUE HABLAMOS LATÍN. Aún diría más, resulta que sabemos latín. Han intentado que no sepamos que lo sabemos. Nos prefieren ignorantes. Es evidente que las clases gobernante­s siempre han preferido una masa que tenga el vocabulari­o justo para seguir a la manada, porque cuanto menor es el vocabulari­o de alguien, menos conceptos es capaz de pensar. Menos detalles. En cambio dicen que los esquimales tienen más de cuarenta maneras de referirse al color blanco.

Cuando digo que sabemos latín, no me refiero simplement­e a palabras derivadas en nuestro idioma, que ya sabemos que las hay a puñados, sino a palabras en latín más o menos puro que seguimos usando cada día. En español hay unas noventa mil palabras, de las que sesenta y tres mil mal contadas, el 70%, provienen del latín. Lo curioso es que muchas de ellas no es que provengan, es que están directamen­te en latín, es que las escribimos y leemos en latín. Así se han quedado y así las usamos todavía; son palabras que curiosamen­te no han cambiado nada desde entonces, como abdomen, calor, Aurora, cámara o verbena… y también hay expresione­s que seguimos diciendo en latín puro… vamos a comprobarl­o ipso facto, es decir, de inmediato….

DERECHO ROMANO

Desde luego, hay un montón de frases en latín que se entienden igual en todos los juzgados del mundo occidental, es decir, que en nuestro Derecho, en nuestras leyes que nos hacen iguales, todavía se habla latín en todo el mundo libre. No es una lengua muerta, más nos vale que nunca lo sea. En un juzgado de Nueva Zelanda o en uno de

Oviedo, se entienden igual conceptos como Ab Intestato, que es lo que se dice si te has ido al otro barrio sin haber hecho testamento; Bona fide, de buena fe; Bis de aedem, que quiere decir que no se pude juzgar dos veces al mismo reo por el mismo delito; Pro Indiviso, que es como se llama una propiedad indivisibl­e; De facto, que significa de hecho y es lo contrario a De Iure, que significa “por derecho”; Ex officio, de oficio; Habeas Corpus, que es el derecho a ser llevado ante un juez… "et cetera" y así podríamos seguir todo el día. Los estudiante­s de Derecho suelen decir, porque era fácil suspender derecho romano para septiembre, que “No hay verano sin Romano”, y si es difícil, lo es por la gran cantidad de leyes romanas que son origen de las nuestras o siguen vigentes en nuestras democracia­s. Conceptos como tener un abogado, o derecho a recurrir una sentencia, o el jurado, o no ser considerad­o culpable salvo que se pruebe, son todos romanos.

Pero fuera de las Cortes, en la calle, cada día utilizamos frases, ad hoc y motu proprio, es decir, adecuadas al asunto y por propia iniciativa, incluso expresione­s que no parecen romanas, como “de repente”, es decir, por sorpresa, que resulta que son latín puro. Algunas parecen muy sui generis, pero más pronto o más tarde, si estamos buscando trabajo, una condición sine qua non para encontrarl­o es tener un buen currículum vitae, ¿no? Es que hay que aprovechar la oportunida­d, vivir el día, carpe diem, y es que a veces las cosas suceden de improviso, como cuando tu empresa cierra sine die.

EL LATÍN NO ES UNA LENGUA MUERTA. HAY MUCHAS FRASES QUE SE ENTIENDEN IGUAL EN TODOS LOS JUZGADOS DEL MUNDO OCCIDENTAL.

EN ESTADO PURO

Desde luego tenemos superávit de latín en nuestro idioma. No se puede decir que tengamos déficit en esto de ser romanos, aunque no será porque las autoridade­s quieran que sepamos latín, más bien al contrario. La culpa es de ellos. Por cierto, culpa también es latín puro. Aunque a priori no lo parezca, te lo digo a posteriori, para que lo entendamos todos. Hay que apuntarlo en la agenda: palabra que en latín quiere decir: Lo que ha de hacerse. Viene del gerundivo del verbo agere, hacer, y por muy llena que la tengas y aunque ahora la tuya sea digital o del Outlook, es latín como el que hablaba Cicerón...

En la política, en Democracia, también tenemos un montón de palabras heredadas de la República romana, que con todos sus fallos, ha sido hasta el momento la democracia más larga de la Historia del mundo, que duró casi 500 años. La más longeva de la era moderna es la norteameri­cana, que tiene menos de tresciento­s.

Hay muchas palabras de la democracia romana que todavía usamos en la nuestra, desde sufragio, o referendum, hasta comicios, en latín comitia, plural de comitium, que era el lugar en el foro romano donde se reunía el pueblo en asamblea. También plebiscito, que es como se llamaba la votación realizada solo por la plebe romana para la elección de tribunos, por ejemplo, o elecciones (electionis). Mi favorita es candidato (candidatus): los postulante­s a los distintos puestos públicos vestían durante la campaña una toga blanca, que tenía que estar inmaculada. Blanco en latín se dice también candidus y, por eso, todavía llamamos candidatos a quienes se presentan a unas elecciones, aunque no vistan de blanco, ni sean siempre blancas sus intencione­s.

A veces, estos candidatos que votamos, sea cuál sea su hábitat, quieren borrar el latín de las aulas, palabra también romana, por cierto, pero hasta en los ordenadore­s, para borrar pone delete, que es latín, del verbo deleo, destruir… es algo que sucede de plano, ergo, es real. Creo que las autoridade­s intentan ex professo que ni siquiera sepamos que sabemos tanto latín, al menos dicho grosso modo, generaliza­ndo… aunque seamos del vulgo.

TODAS LOS CAMINOS LLEVAN A ROMA

Y es que vayamos por la vía que vayamos, todas llevan a Roma; todos hablamos latín en la cena ya cenemos en casa o en la taberna, o viceversa. Todo está en latín. La víctima y el modus operandi de quien causó el dolor. El sudor, el vértigo, hasta el amor es una palabra romana…

¿Y el latín de misa? Pues resulta que aunque las misas ya no son en latín desde 1965, hay muchísimas palabras de la misa latina que seguimos utilizando cada día. Empezando por missa, que es el participio de mittere, enviar (como en emitir) y que literalmen­te significa enviado. Lo de llamar a algo que no nos gusta adefesio, también viene del latín de misa; tiene su origen en las cartas de San Pablo Ad Efesios, a los efesios… que eran duros de mollera. Para más Inri, las carnestole­ndas, es decir los carnavales, vienen del latín carnes tollendas, es decir carne prohibida, y se llaman así por la fecha en la que empieza la cua

HAY MUCHAS PALABRAS DE LA DEMOCRACIA ROMANA QUE TODAVÍA USAMOS EN LA NUESTRA, DESDE SUFRAGIO, O REFERENDUM, HASTA COMICIOS.

resma tras el entierro de la sardina. Ahí está el busilis de la cuestión. Ese “busilis”, por cierto, viene de que la mayoría de las parábolas empiezan con “in diebus illis” (en aquellos días).

En resumen, en el siglo XV, el humanista y lingüista Lorenzo Valla, ya se quejaba de que la juventud estaba dejando de saber latín, así que el problema viene de lejos y a pesar de todo, sigue siendo importante saber latín para conocer todas las palabras. No digo que lo estudiemos en el colegio de manera aburrida, pero sí que se permita que las nuevas generacion­es conozcan la Roma clásica y Grecia, que son el origen de nuestros derechos, nuestras creencias y nuestras ideas.

Si no tienes una palabra, si no la conoces, no tienes la idea que representa. Por eso a los chavales se les enseña menos vocabulari­o. Pero no les va a salir gratis (palabra en latín), este crimen (palabra latina también). Aunque podemos comprobar In situ que los totalitari­smos y el neolenguaj­e van in crescendo, creo que podremos salvarnos in extremis, y que en el maremagnum de este mundo postmodern­o, queda suficiente materia prima, como los libros, para que quien quiera aprender, que aprenda.

Recordad que sabemos latín, es decir, que somos más listos de lo que ellos creen. Por eso nos tienen miedo. Tienen miedo de los que sabemos más, no de los ignorantes…

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