ACHICHARRADOS POR EL SOL
El verano es una época incómoda para conducir. El sol no da tregua y esto se traduce en elevadas temperaturas en el interior del coche, especialmente si ha estado estacionado. Te damos unos consejos para mitigar, en la medida de lo posible, el «efecto horno» en el habitáculo.
Subirse a un coche en pleno verano cuando está aparcado al sol es como entrar en el infierno. Al abrir una puerta, la bocanada de aire caliente que sale de su interior invita poco —o nada— a subirse, y mucho menos a recorrer unos cuantos kilómetros. Partiendo del hecho de que en España la temperatura es la que es y los milagros —al menos referidos al calor vehicular— no existen, podemos poner en práctica algún que otro truco que al menos haga descender unos cuantos grados el termómetro interior del vehículo.