Seat Tarraco
Con el Tarraco Seat completa su gama SUV con su modelo más grande, de talante más familiar y como buque insignia de la marca con los trazos estilísticos que marcarán el devenir de sus futuros modelos.
Probamos a fondo el SUV más grande de la marca.
Si bien las primeras unidades de exposición llegarán en el mes de diciembre a los concesionarios, habrá que esperar hasta febrero para poder disfrutar del SUV más grande construido hasta la fecha por la firma española, que con el Arona en el segmento B —que aglutina el 35,6 por ciento de las ventas—, el Ateca en el de los compactos —con el 52,1— y este Tarraco en el de los C más grandes —10,2— optará al 98 por ciento de la tarta de ventas con una silueta que desde septiembre en nuestro mercado es la más demandada. Por encima de los compactos tradicionales.
El Tarraco es el último modelo concebido por el Grupo Volkswagen con la plataforma MQB-A LWB (Long Wheel Base, batalla larga) tras el Skoda Kodiaq y el VW Tiguan Allspace. Desarrollado y diseñado por Seat, en Martorell, se construye en Wolfsburg (Alemania), como el Tiguan, mientras las unidades europeas del Kodiaq salen de la planta checa de Kvasiny. Es por 3 cm el más largo de todos, que comparten 2,80 m de batalla, y estrena el nuevo lenguaje de diseño de la marca; con una parrilla muy vertical con una calandra con marco tridimensional, faros full led embutidos y una zaga con los pilotos unidos por una fina línea que le otorga continuidad —de momento sin iluminar— que rememora a las primeras generaciones del Toledo.
Con buenos mimbres
En cuanto a modularidad o habitabilidad es prácticamente calcado a sus «primos»
y, aunque el diseño de su salpicadero sí cambia sustancialmente, se mantiene ese aroma a gran calidad de ejecución, conformándose como el Seat con mejor calidad visual en sus materiales. Con una lograda moldura en el salpicadero que aparenta ser de madera noble o aluminio. También en su conducción nos recuerda a Kodiaq y Allspace. No es tan dinámico como un Ateca, sintiéndose claramente su peso más elevado y las inercias en las transferencias de masas. Lo que no es óbice para gozar de una gran precisión y estabilidad, pero siempre con una clara tendencia subviradora. Al menos sin la opcional amortiguación adaptativa DCC, que se maneja desde el mando giratorio Drive Profile de la consola central, de serie, para establecer los distintos modos de respuesta de acelerador, dirección, cambio DSG y amortiguación; con programas Normal, Sport, Eco y el configurable Individual a los que con la tracción total 4Drive se suman Nieve y Off Road.
Sobresale por su conectividad, con Full Link, que integra Apple CarPlay, Andorid Auto y Mirror Link, pero también con el asistente de voz Alexa o el control gestual, y por sus asistentes de ayuda a la conducción. Sumando a los habituales cambio de carril involuntario, aviso de vehículos en el ángulo muerto, asistente de frenada —con reconocimiento de peatones y ciclistas—, de atascos… el de precolisión y detección de vuelco, que tensa cinturones, activa warning, airbags, desbloquea puertas…