¡Mantiene el tipo!
Con más de 92.000 km he
podido realizar un nuevo viaje con el Hyundai i30. Al sentarme tras el volante, todo como la primera vez. No aprecio desgastes y durante el recorrido tampoco lo veo en el tacto de los mandos o al usar las distintas funciones a través de la pantalla. Tampoco aprecio ninguna holgura ni ruido llamativo al utilizar los reglajes de asiento y volante para encontrar la posición óptima. En autopista mantiene un buen nivel de confort, pero es obvio que sus amortiguadores ya no tienen la misma capacidad y su pisada ya no es tan sólida cuando el firme es irregular, también por el desgaste que acumula su juego de neumáticos, lo que se nota al subir el puerto de Sierra Nevada, con un suelo muy resbaladizo. La bajada es aún más delicada, pero los frenos responden bien, nos movemos al ritmo normal del tráfico y realizamos rápidos adelantamientos sin problemas. Los consumos siguen siendo ajustados y solo ponemos combustible una vez. Me ha sorprendido encontrarme un motor tan en forma como el estado del coche en general.