Entre los grandes
Tras dos años en el mercado, el Edge recibe una completa puesta al día tanto a nivel técnico como en ayudas a la conducción, equipamiento y tecnología.
Exteriormente son bastantes los aspectos que cambian, sobre todo en la parte delantera, donde nos encontramos una parrilla de mayores dimensiones o faros y paragolpes de nuevo diseño, entre otros detalles. Detrás también se integran nuevos pilotos y cambia el paragolpes. Además, la nueva gama se configura con cuatro acabados diferentes: Trend, Titanium, ST Line y Vignale, cada uno de ellos con una personalidad muy definida. Muy atractiva resulta la terminación ST Line, que entre otras cosas recibe salidas de escape más grandes, molduras exteriores en negro, llantas de 20” —opcionales de 21”—, asientos en cuero con costuras en rojo y pedales en aluminio. Dado su talante deportivo, esta versión también cuenta con unos tarados de suspensión ligeramente más enérgicos. Por su parte, la terminación Vignale marca diferencias con sistema de audio Bang&Olufsen, navegador, asientos de cuero ventilados, faros led, etc.
Siempre 4x4
Más importantes son, si cabe, las mejoras que el nuevo Edge ofrece en el plano técnico. La gama de motores es nueva y los 2.0 TDCi empleados hasta la fecha dejan paso a un nuevo EcoBlue, también de 2 litros y alimentado por gasóleo, que se ofrece en variantes de 150, 190 y 238 CV. A España llega la versión de potencia intermedia exclusivamente con la caja de cambios manual de seis marchas y tracción total; y también la de prestaciones más elevadas pero equipada con una nueva caja de cambios de convertidor de par
con ocho relaciones. El menos potente se introducirá en otros mercados.
Vivimos la presentación del nuevo Edge en el norte de Suecia, en unas condiciones de frío extremo y con las carreteras completamente nevadas. El objetivo de la marca era demostrar que el Edge no es un simple todocamino de bulevar, sino un vehículo muy capaz en conducción difícil y muy apropiado para los amantes al esquí y a los deportes de invierno. Convenientemente calzado con neumáticos de contacto claveteados y gracias a la tracción total, el SUV de Ford nos demostró su enorme eficacia en estas condiciones.
El Edge parece, no obstante, especialmente diseñado para viajar en familia, y en carretera resulta ser un coche ágil y eficaz, sobre todo con la motorización más potente. Y es que el motor 2 litros biturbo es un prodigio de virtudes, potente, muy elástico y siempre dispuesto a responder con gran contundencia a las insinuaciones con el pedal del gas.
Y aunque es grande y pesado, lo cierto es que en marcha es bastante manejable y su afinado bastidor permite una agilidad sorprendente por todo tipo de carreteras, resultando además un vehículo muy confortable. El comportamiento sobre el hielo parece, además, muy intuitivo, con un tren delantero bastante obediente y una trasera que se insinúa en los cambios de apoyo con total progresividad y nobleza.