Especies legendarias
Aunque acorralados por los SUV y las dificultades para disfrutar del off road, aún es posible encontrar algún 4x4 de ley, con chasis de largueros y travesaños, transmisión con reductora y vocación por los entornos exigentes, aunque «civilizados» para la
Adentrarse en un camino hacia el destino deseado, soñar con una travesía por pistas africanas o una zona de dunas, o acceder a recónditos puntos de nuestra geografía con la confianza de saberse a los mandos de un coche que no rehúye el trabajo duro va quedando restringido a una minoría. Son automóviles que, alejados de la corriente asfáltica impuesta por los SUV, siguen teniendo su razón de ser en la posibilidad de atacar la conducción off road más pura. De ahí la necesidad de una mecánica robusta y fiable, de un grupo motriz con reductora que permita ascender por lugares otrora imposibles, y de una electrónica de conducción que garantice la motricidad, colaborando con los diferenciales bloqueables a voluntad.
El más mítico de cuantos se fabrican en la actualidad es posiblemente el Toyota Land Cruiser, al que hoy enfrentamos a una propuesta bien diferente, adornado con un precio muy ventajoso, y que si bien no cuenta con argumentos tan poderosos en cuanto a refinamiento y eficacia durante la conducción, esa diferencia de precio hace plantearse si el japonés resultaría al menos un 50% mejor que el Rexton, que recientemente ha dado paso a su nueva generación en la que se refleja el avance experimentado por la marca coreana.
Sus dimensiones les hacen parecer masivos, llenos de poderío. Más incluso el Toyota, con esa impresión subjetiva acentuada por un capó muy horizontal, una agresiva parrilla delantera y unos pasos de rueda ensanchados que caracterizan a una carrocería que curiosamente resulta 13 cm más estrecha. Y esto tendrá una clara importancia en cuanto a habitabilidad interior, especialmente en anchura en la tercera fila (11 cm menos)
y capacidad de maletero, con ventaja en ambos casos para el Rexton, que no se olvida de la comodidad de los pasajeros, con salidas independientes de aire y regulador de caudal, como su rival japonés. Eso sí, no cuenta con regulación longitudinal de la segunda fila como el Land Cruiser, que gana un plus de versatilidad al poder llevar la capacidad del maletero hasta los 620 litros. Además, el Toyota ofrece un interior de más sensación de calidad, más moderno y vistoso, con detalles como la regulación del volante eléctrica, que lo hacen más distinguido.
¿Coches de asfalto?
Definitivamente, ni SsangYong Rexton ni Toyota Land Cruiser podrían pasar por SUVs diseñados para ser conducidos exclusiva-
A pesar de la revolución SUV, poder atacar la conducción más off road justifica la existencia de los 4x4 puros
mente en carretera. Ni mucho menos. Pero sobre el asfalto pasarán gran parte de sus vidas. Y ahí ya surgen grandes diferencias entre ellos. Y sorprendentemente el Rexton no sólo es capaz de conseguir un consumo en carretera mucho mejor que su rival, sino que también es capaz de ganar velocidad con algo más de facilidad, pero no es para nada un coche rápido, ni lo pretende, ni tampoco se sentirá muy cómodo una vez que se superan los ritmos relajados de marcha. Eso sí, aun con esa suspensión blandita y una dirección no demasiado rápida, cumple ejemplarmente con su misión de transportar a sus ocupantes —hasta siete o cinco más equipaje—, con comodidad y sin pretensiones ni queja.
En carretera, el Toyota saca partido de un chasis más elaborado, con geometrías de suspensión más eficaces y apoyadas en unas estabilizadoras activas que mitigan el balanceo de carrocería, mejorando la sensación en curvas de vías rápidas tomadas a alta velocidad. Se muestra entonces estable y noble, aunque advierte su elevadísimo peso, casi 2.400 kg —200 más que su también pesado rival— se advierte de manera muy clara e induce a la prudencia. Al menos, saberse a los mandos de un tracción total permanente puede ayudar a aliviar la ansiedad que surge cuando llueve
o el frío y la niebla hacen del asfalto una superficie peligrosamente deslizante, o al adentrarse en caminos donde, ante una situación imprevista, es preferible contar con cuatro ruedas motrices a tener que conectar el eje delantero, y con el ahorro en carretera que esto supone.
Es entonces cuando estos dos todoterreno de raza muestran su auténtico sentido. Y en este caso, el Land Cruiser es prácticamente imbatible. El SsangYong Rexton cuenta con una magnífica altura libre al suelo, aunque sus ángulos de aproximación y salida quedan muy lejos de los de su rival y será bastante más fácil quedarse con alguna rueda colgada en el aire dados unos recorridos de suspensión sólo razonables (350 y 340 mm, por 540 y 560 de su rival nipón). Si a eso le sumamos la posibilidad de bloquear los diferenciales central y trasero y más las posibilidades que aporta la electrónica —con modos específicos para determinadas condiciones climatológicas y rodadura que adaptan la respuesta de controles de tracción e inyección—, cuando el terreno se vuelve realmente complicado el Land Cruiser se lo va a poner mucho más fácil al conductor
Valor por dinero
Casi hay 11.000 euros de diferencia —descuentos incluidos—, que es lo que cuesta un utilitario básico y podría ser un salto insalvable para un buen número de aficionados, que entonces se decantaría por la opción económica más favorable: el Rexton. Pero la oferta mecánica de Toyota va más allá de esta sofisticada versión con control de crucero adaptativo y suspensión adaptativa —o de la superexclusiva Limited, alternativa a los grandes todoterreno de lujo como los Range Rover—, y propuestas como la VX reducirían la desventaja a «sólo» 6.000 euros prescindiendo de equipamiento, aunque mantendría su ventaja frente al Rexton en la conducción por campo exigente.
Cuestión diferente es si la economía fuese un factor determinante o si sólo se precisase de esa capacidad todo terreno a escala limitada, ya que el coste del día a día y la capacidad del Rexton respondería a estas necesidades sin grandes problemas.