100.000 km con el Dacia Duster
En su segunda generación, el Dacia Duster sigue siendo barato y espacioso, pero se vuelve mucho más sólido y maduro. A pesar de algunas debilidades, el pequeño SUV resistió sorprendentemente bien los rigores de la prueba de resistencia.
Señoras y señores, queridos conductores premium: así son los coches verdaderamente de ensueño. Los que no se alojan en las nubes, sino en la vida cotidiana y en los presupuestos de la gente normal. El Dacia Duster es uno de los SUV más vendidos en España. Actualmente, y con datos del mes de abril, ocupa la sexta plaza en el top ten del segmento de los SUV medios en nuestro país. Fue toda una revolución cuando en 2010 llegó al mercado. Ahora, en 2021 experimenta una profunda renovación, un lavado de cara que traerá consigo novedades tanto en el apartado estético como de equipamiento y a nivel mecánico, a la espera de la aparición de la tercera generación prevista ya para 2024.
Tal vez el modelo superior de la gama de la filial rumana de Renault no brille con tecnología innovadora, detalles refinados y una calidad de material exquisita, pero sí por un paquete general atractivo, a un precio sin igual. La mayoría de los SUV pequeños comienzan en poco menos de 20.000 euros, mientras el actual Duster TCe 90 básico está en la lista desde 13.390 euros.
Es un SUV muy asequible, especialmente porque el Duster es uno de los modelos más grandes de su clase en términos de apariencia. Muchos de los conductores han elogiado en la prueba la buena habitabilidad y el maletero generoso, por un lado, y la manejabilidad y luminosidad interior de un automóvil de 4,34 metros de longitud por el otro. También han destacado sus numerosos huecos portaobjetos y el manejo intuitivo de los mandos, incluido el infoentretenimiento con la pantalla táctil, que normalmente funciona de forma rápida y fiable. Y el que también se pueda ampliar y actualizar a través del portal en línea resulta igualmente positivo.
"EL BAJO PESO EN VACÍO CONTRIBUYE AL POCO DESGASTE DE LOS FRENOS"
STEFAN CERCHEZ, REDACTOR
En el lado menos positivo, los asientos delanteros han recibido críticas por la falta de apoyo lumbar y el hecho de que no fuesen calefactados en la unidad de pruebas, tapizados en cuero. También han recibido críticas por disponer de poca sujeción, con los apoyos laterales bajos. Y el rango de ajuste de los reposacabezas, corto, mientras que los que de los asientos traseros no disponen de tope al regularse. Los anclajes Isofix son de difícil accesibilidad y no disponen de tapa de protección.
La incomodidad de la tapicería de cuero se hace más evidente por su sensibilidad a la temperatura ambiente (como en cualquier coche), porque el climatizador tarda mucho en calentar o enfriar el interior, resultando además ruidoso. Por otro lado los flujos de aire del sistema de ventilación son poco potentes y no son suficientemente efectivos para mantener los cristales libres de vaho cuando llueve. En este apartado, decir que los limpiaparabrisas dejan una gran parte del cristal sin limpiar y la cámara de marcha atrás a menudo solo proporciona una imagen nublada en la parte trasera debido al agua que escurre. Los umbrales de entrada, la línea de carga y las poco prác
ticas manillas de las puertas abatibles también se ensucian rápidamente, pero las funciones elementales siempre hacen exactamente lo que deben: realmente funcionan bien.
Bueno, como casi todos los elementos funcionales. Bueno, casi siempre, porque el primera fallo que apareció después de unos 5.500 km fue en la pantalla de navegación, aunque solo fue un momento y ya no ocurrió nunca más. La memoria de errores no delataba ningún defecto, y como he dicho, no se repite ninguna otra vez este problema. En la lectura del cuentakilómetros, con 17.093, el portón trasero llama la atención con ruidos intermitentes, que desaparecieron al reajustar sus topes en la revisión oficial que tocaba realizar en breve. Mucho más tarde, el reemplazo de una bomba del limpiaparabrisas defectuosa (en garantía) y dos bombillas de la luz de cruce quedaron apuntadas como incidencia en la agenda de la prueba; eso fue todo.
DUSTER POR LA NOCHE
Hablando de luz. Aunque en el momento de comenzar la prueba todavía no se ofrecían faros de xenón o LED (actualmente incluso la versiones básicas llevan full-LED), la luz halógena amarillenta crea una iluminación amplia y bastante homogénea sobre la carretera. Además, el Duster frena con firmeza hasta el final de la prueba, y su ESP, de intervención temprana, mantiene el coche en su trayectoria de forma fiable. El sistema óptico de advertencia de punto ciego resulta ser una ayuda útil, aunque en algún momento puntual dejó de funcionar con lluvia intensa.
En cuanto a confort, elevado en condiciones normales, se ve ligeramente afectado en firmes irregulares por el recorrido algo corto de la suspensión que no absorbe las ondulaciones y los baches de forma total
mente efectiva cuando son particularmente profundos o evidentes. La amortiguación suave hace que la carrocería tienda al balanceo, sin embargo, en comparación con su predecesor, el progreso es claramente evidente. Un salto de calidad que se aprecia incluso en el apartado del motor, que en el caso del de nuestra unidad, un gasolina atmosférico de 1,6 litros, ha dejado de formar parte de la oferta del Duster. Claro, en “tiempos turbo”, el par de 156 Nm es muy pobre a 4.000 revoluciones para los 1.227 kg de peso en vacío.
La caja de cambios manual carece de una sexta marcha para rebajar las revoluciones y el consumo (en la prueba, una media de
8,5 litros de súper por cada 100 km), con un mayor desahogo en carretera. Pero, en general, este SUV cumple definitivamente con las necesidades básicas del automóvil. Y nuestros colegas británicos de “Top Gear” no están del todo equivocados en su opinión de que el Duster es “un coche mucho mejor de lo que debería ser a este precio”. Cinco revisiones periódicas por un total de unos 1.600 euros, cambiando sólo discos y pastillas de freno delanteros después de 100.000 km, y una depreciación estimada únicamente del 42,8 por ciento.
EL ENCANTO DE LO COTIDIANO
Particularmente me resulta sorprendente el hecho de que los materiales sencillos y robustos resultan ser muy duraderos, pues prácticamente no muestran desgaste. Al final de la prueba de larga duración, el Dacia no está peor que al principio, incluso los chirridos y crujidos siguen ausentes. En realidad, las expectativas bajas de un automóvil, por el hecho de ser barato, no se cumplen. Todo lo contrario: tras kilómetros de conducción y mucho uso, se aprende a comprender sus encantos. Uno de los probadores lo expresó en pocas palabras: “Sólo las cosas simples no decepcionan”. 1
"EL FLEMÁTICO CUATRO CILINDROS CARECE DE TURBOCOMPRESOR PARA OBTENER MÁS POTENCIA".
JONAS GREINER, REDACTOR MULTIMEDIA