Construcción de nidales para pájaros
Cada día hay menos aves en los campos: muchas de ellas son cada vez menos frecuentes y otras corren serio peligro de extinción. La causa más probable de esta alarmante escasez es la caza desenfrenada a que se ven sometidos los pájaros año tras año.
Pero las aves padecen otras agresiones más sutiles e Invisibles: en determinados ambientes el alimento escasea, las fumigaciones contaminan las plantas y los insectos, con lo que las aves, al comerlos, acumulan insecticidas en su tejido graso. Esto daña la fertilidad de muchas especies, cuyas puestas son cada vez menos fértiles al debilitarse la cáscara calcárea de los huevos. Si queremos que sigan volando los gorriones, petirrojos, zorzales y herrerillos que antes eran tan comentes en las aldeas, lo mínimo que podemos hacer es favorecer su nidificación, por lo menos alrededor de los núcleos humanos más castigados.
Morada y alimento
Si las cajas anideras o nidos artificiales están bien hechos y adecuadamente situados, los pájaros los aceptan con facilidad. Más difícil será atraer a los pájaros en un medio urbano y lograr que aniden en el balcón o en un jardín pequeño, pero con una buena dosis de paciencia y constancia se puede conseguir.
Desde luego, la mejor manera de atraer a las aves es alimentándolas. En las ciudades es difícil encontrar especies distintas a gorriones o palomas, y lo más probable es que críen en el alero de una vieja casa, allí donde estén las tejas levantadas. Si el me
dio en que vivimos es rural, o disponemos de un amplio jardín con arbustos y árboles, seguramente vivirán en los alrededores chochines, carboneros y hasta algún mirlo. En un balcón de ciudad no debe faltar nunca un platito con migas de pan; si renovamos esta pequeña despensa a diario veremos cómo en poco tiempo los gorriones de los alrededores se adueñan del balcón y nunca faltarán a la cita diaria. A cualquier hora podremos observarlos revolotear alrededor del plato, pero principalmente a primera hora de la mañana, cuando su actividad es mayor. Conviene poner el plato protegido de la lluvia, y tener presente que esta ayuda alimenticia es más necesaria cuando las condiciones climáticas son más adversas.
Si disponéis de suficiente espacio y amáis a las aves, podéis dedicarles una esquina completa del balcón o un rincón del jardín y con muy poco trabajo podréis admirar escenas interesantísimas del comportamiento de los pájaros. Colocad una mesita y encima dos cuencos anchos y bajos; uno lleno de agua renovada cada día, ya que estos animales gustan del baño diario; el otro con arena fina de playa o de la que se encuentra al borde de los caminos, dado que algunas especies, como los gorriones, se dan baños de arena habitualmente para cuidar y asear su plumaje.
Pedacitos de fruta y frutos secos atraerán al jardín a infinidad de aves de los alrededores. Si además de darles habitualmente comida, plantamos en el jardín arbustos con bayas tendremos asegurada su presencia —madroños, enebros, majuelos, tejos, son, entre muchos otros, algunos de los frutos más apetecidos por estos animales.
¡Es bien fácil!
Los nidos artificiales se colocan a finales del invierno, para que los pájaros se habitúen poco a poco a su presencia. Si se deciden a usarlos, construirán un confortable nido en su interior. Así, durante toda la crianza, la pareja irá llevando trocitos de hierbas y pajitas secas. Cada especie de ave tiene sus preferencias, por lo que algunas taponarán parcialmente la entrada con barro, otras intentarán hacerla más grande... Mientras dure la época de cría no se debe interferir para nada en el nido. Cuando los pollos nazcan, los padres necesitarán una ración extra de alimentos y será cuando más podremos ayudarles. Una vez que haya acabado la nidificación y los pollos vuelen, será conveniente limpiar a fondo el nido, pues se suelen acumular infinidad de parásitos. Es muy probable que las aves que han usado nuestro nido para criar en primavera lo emplean como dormidero durante el invierno.
Si alimentamos a los pájaros en primavera, que es cuando la naturaleza se muestra más pródiga, estamos moralmente obligados a hacerlo también cuando el alimento escasea durante los meses fríos.