Guardar y reorganizar de la manera más natural
El cambio de armario no es, ni mucho menos, un traslado pero sí una actividad bastante estresante que se repite dos veces al año. Dejando al margen que durante por lo menos un par de días, dependiendo de los integrantes de la familia, la casa puede estar
Primavera y otoño, dos estaciones denominadas de entretiempo que son todo un canto a la naturaleza, nos producen no pocos quebraderos de cabeza. Los cambios de temperatura, el veranillo de San Martín, nevadas en pleno mes de mayo —¡ay el cambio climático!— convierten nuestro ropero en un caos. La clave para evitar la confusión está en la planificación y el orden. Así que respiremos hondo y vayamos a ponernos manos a la obra.
EL CALENDARIO ESTÁ LOCO
Aunque el pistoletazo de salida para comenzar a sacar y guardar prendas son las últimas semana de marzo y de septiembre, es evidente que no hay patrón fijo para inaugurar las estaciones. Pero sí está claro que tenemos que reservarnos unos días para poner orden y concierto en nuestro hogar.
La lluvia está presente en todas las estaciones y si hay algo que siempre tiene que estar accesible, tanto para mayores como para pequeños, son chubasqueros, botas de agua y paraguas. En algunas regiones, el kit básico de lluvia se encuentra solo entrar en las casas –climatología obliga–, pero no por vivir en una zona mediterránea o cálida nos vamos a librar de intempestivas tormentas. Si ya nuestros mayores no se cansaban de repetir que «el tiempo está loco» ahora, además de darles la razón, comprobamos en nuestras carnes cómo el calentamiento global, la mayor amenaza medioambiental, ha transformada las estaciones produciendo desgracias naturales. Rebajando la problemática al ámbito domestico, convertir el acto de vestirnos en un auténtico quebrado de cabeza. Así que no seamos estrictos y no corramos a guardar prendas de vestir, ropa de cama y accesorios que nos puedan ser imprescindibles.