Cemento en la cocina
La mesa rural puesta al día
Esta cocina rompe con las típicas convenciones sobre distribución de espacios y propone una nueva mirada mediante un planteamiento totalmente renovado. La planta gira alrededor de un insólito mueble rectangular de cemento acabado en dos curvas que se inscriben en el suelo, donde se prepara la comida y se comparte el tiempo. Como las viejas mesas de madera.
Las ventanas proporcionan luz natural y ventilación a la cocina
La pared está equipada con un sencillo programa de mobiliario lacado en blanco
Una gran isla de hormigón protagoniza la estancia
Desde esta pieza se puede disfrutar de unas fantásticas vistas exteriores
El gran mueble isla central que domina el panorama de esta pieza, donde no se cocina sino que tan solo se preparan los alimentos, es una versión actualizada y moderna de la típica mesa central que poseía toda masía o caserío.
Dado que nos encontramos en el País Vasco, en el interior de una construcción rural tradicional, es obvio que la vieja mesa de madera ha sido sustituida por el gran cuerpo de hormigón que conforma la isla. Bajo la superficie gris se encuentran unos estantes que permiten conservar los servicios de mesa. Preparación de comida en la superficie y servicios a mano. Se trata de improvisar un picoteo que se puede cumplimentar allí mismo con la ayuda de los taburetes del fondo. Y si se trata de una comida más formal, el comedor cercano, éste sí equipado con muebles tradicionales de madera.
Y para cocinar y conservar, la pared trasera, cerca de la isla de cemento, y con todo bien organizado. El primer lugar que recibe al visitante es la planta diáfana, presidida por dos elementos contundentes como son el mural que alberga la cocina y un mueble fijo realizado en hormigón visto que, además de diferenciar la zona de noche de la nocturna, dividen este último espacio en salón y comedor.
El comedor queda en un lugar más recogido, pero luminoso y amplio, mientras que el salón, junto con un pequeño estudio, se abre a la gran terraza, dispuesta sobre la cubierta del porche inferior.
La pared enfrentada a las aberturas está equipada con un sencillo programa de mobiliario lacado en blanco donde se ha colocado una encimera de cuarzo del mismo color, muebles contenedores, frigorífico panelado y hornos en columna. Atravesando la planta de lado a lado aparece de nuevo la estructura de hormigón original, acompañando a un corredor generado tras el mural o núcleo central, el cual diferencia las estancias a la vez que da acceso a la misma.
La vinculación entre la planta baja y la superior se produce a través de un hueco que abarca dos alturas, ubicado en el centro del edificio y apoyado sobre la fachada trasera, al que se ha dotado de una personalidad propia gracias a unos peldaños exentos que emergen de la propia pared. Éstos se han acabado en hormigón visto y en la planta superior se han rematado con un paño de vidrio que enfatiza el vacío, haciendo de escaparate hacia el mismo.