Cocina en un loft
Proyecto de vida en común
Centrándose en el espacio semiindustrial preexistente, los autores de este loft han creado una vivienda en la que todos los espacios están conectados respondiendo a la intención de sus dueños de tener una vida en común. La cocina se convierte en el centro de atención del loft.
Cocina, comedor y salón conforman el área de día de este loft
Los materiales escogidos buscan también la relación con el espacio existente
En el interiorismo se ha apostado por la creación de un estilo singular y
personal
Se han creado dos espacios muy diferenciados pero que mantienen un
mismo discurso
El proyecto de este loft, ubicado en el barrio de Poblenou de Barcelona, parte de un espacio existente semiindustrial de principios de siglo, un rectángulo con unas dimensiones aproximadas de 18x10 metros en planta y un poco más de cuatro metros de altura.
La arquitectura del proyecto, obra de Mariona Genís y Jordi Planelles de AGP Arquitectes, surge de la firme voluntad de no compartimentar el espacio y mediante ello hacer llegar la luz a todos los rincones. Esta idea organiza la actuación mediante un área común, un eje que comunica la zona de día y la de noche uniendo así las dos fachadas que actúan como focos de luz. El eje no es sólo un espacio común, un simple pasillo, sino que sostiene diferentes espacios vitales como el acceso a la zona de niños con la escalera-armario y la biblioteca, ambas con formas sinuosas que se contraponen. Además, se han evitado las divisiones formales y se han generado los espacios mediante el uso de puertas correderas, librerías, estanterías horizontales y altillos, entre otros elementos.
Los materiales escogidos por los autores del proyecto buscan también la relación con el espacio existente, cuyos elementos arquitectónicos se han conservado al máximo, intentando que sean siempre naturales: las paredes se han dejado con el ladrillo visto, limpiado y protegido con lasures, en el suelo parqué natural y en el altillo se ha utilizado acero, linóleum y cristal. La única licencia para lo artificial ha sido el uso de Corian, pero su utilización es siempre a nivel de piel, por encima del esqueleto.
En el interiorismo, obra de Cristina Pérez, se ha apostado por la creación de un estilo singular y personal, en el que todos los espacios están conectados en respuesta a una intención de vida en común y de compartir funciones entre todos los habitantes de la casa.