Todas las vidas
El amor por el cuero inspira todos los trabajos del diseñador Jordi Ribaudí. Sus piezas hablan del material, de su tacto y su color, pero también de los recuerdos de la infancia y de la memoria familiar.
JJordi Ribaudí nació en Igualada, Barcelona, uno de los epicentros de la curtición de cuero, fabricas que en Cataluña se llaman adoberías. Su bisabuelo tenía una y él decidió instalarse en una antigua construcción del barrio de las curtidurías cuando se planteó ampliar su estudio de diseño industrial. «En Igualada, la presencia de la piel es algo muy fuerte, está flotando en el ambiente, empezando por el olor –asegura–. Cuando tuve que decidir qué es lo que realmente me producía placer como diseñador, hacia dónde quería encaminar mi trabajo con las manos y la exploración de los materiales, me di cuenta de que quería hacer realidad el sueño de experimentar con la piel».
Es, ante todo, un proyecto muy personal, que mezcla descubrimiento y memoria. De este sueño y de esta tradición nació Toru en 2015, un proyecto que mezcla descubrimiento y memoria. Su objetivo es ir más allá de los materiales de trabajo, laborando con uno que ha acompañado siempre al hombre. «El cuero y la piel se usan como una especie de tejido en el diseño de muebles, básicamente para recubrir