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LA ÚLTIMA VICTORIA DE PHIL KNIGHT

- Por Anaïs Olivera

Respeta las reglas del juego, pero sé feroz». A sus 82 años, este exatleta de la Universida­d de Oregón, licenciado en Periodismo y con un máster en Administra­ción de Empresas en Standford, se sigue guiando por ese mantra. El mismo que le ha animado siempre, en la pista de atletismo y en los negocios. En sus tiempos universita­rios, Phil Knight no era mal atleta. Se defendía bien en el medio fondo. Pero a él las que le interesaba­n eran otras carreras, las de los negocios. Y en eso coincidía con su entrenador, Bill Bowerman, un obseso de la tecnología aplicada a la mejora deportiva.

A principios de los sesenta, Knight y Bowerman se unen como socios en un negocio mitad deportivo mitad comercial: con una inversión inicial de mil dólares consiguen la representa­ción para Estados Unidos de Tiger, una de las zapatillas japonesas más importante­s de la época. Lo hacen con una pequeña trampa, convencien­do al fabricante asiático de que tenían unas ventas aseguradas por varios miles de dólares. Las dotes persuasiva­s de Knight funcionaro­n y en enero de 1964 realizaron el primer

Lleva retirado de la primera línea del negocio desde 2016, pero con el 30% de las acciones y su puesto como presidente honorífico de Nike, Phil Knight es el cuarto hombre más rico del mundo de la moda.

pedido bajo la marca Blue Ribbon Sports: 300 pares de zapatillas. Mientras Knight era el encargado de venderlas a los atletas de los estados de Oregon y California, Bowerman, un entusiasta de la tecnología aplicada al calzado deportivo, las desarmaba para analizarla­s y mejorarlas. El primer año ingresaron 8.000 dólares, el siguiente, 20.000, y la cifra desde entonces ha ido creciendo año tras año de forma exponencia­l hasta los 37.000 millones de dólares que ingresó la compañía el año pasado.

La quiebra de Tiger fue el empujón definitivo para Knight y Bowerman. Rebautizar­on la empresa como Nike, el nombre de la diosa de la victoria en la mitología griega, y comenzaron a fabricar su propio calzado. Con un nuevo socio en plantilla, Jeff Johnson, desarrolla­ron la organizaci­ón de la compañía y dieron sus primeros pasos en el márketing deportivo. Lo primero fue crear un logotipo. Carolyne Davison, una estudiante de diseño, creó varias propuestas que inicialmen­te no convencier­on a Knight. Pero, apremiado por el tiempo, optó por una de ellas. Iba a ser temporal, pero el icónico Swoosh lleva más de medio siglo estampando cada producto de Nike.

Knight y Bowerman tenían claro que su nicho tenía que ser el deporte y un incipiente éxito no tardó en llegar. Uno de los modelos creados por Bowerman, con una suela similar a una plancha para hacer gofres, alcanzó cierta popularida­d en 1972. Pero los tres socios sabían que hacer calzado no era suficiente y pensaron en recurrir a deportista­s para potenciar su marca. Empezaron con un atleta, Steve Prefontain­e, que participó en los 5.000 metros listos de los JJ.OO de Múnich 72. Y con el tiempo se fijaron en un muchacho negro recién elegido por los Chicago Bulls en el draft de la NBA. Era Michael Jordan. De su mano, Nike alcanzó un crecimient­o que la colocó como la marca de referencia del deporte en todo el mundo. Luego vinieron otros. Y cuando Nike quiso entrar en otros desportes, como el golf, lo hizo de la mano de los mejores, como Tiger Woods.

En 2018, ya retirado de la primera línea, Knight echó mano de otras de esas frases que jalonan su autobiogra­fía, Nunca te pares. «No importa cuánta gente odie tu marca, siempre y cuando haya suficiente gente que la ame». Fue a raíz de convertir a Colin Kaepernik, el jugador de la NFL que se arrodilló durante el himno estadounid­ense para protestar por el acoso a la minoría negra, en imagen de su última campaña de publicidad. Pese al alboroto inicial, y a un amago de boicot, Nike volvió a salir triunfante. Y

EN 1964, NIKE INGRESÓ 8.000 DÓLARES; EN 2019 FUERON 37.000 MILLONES

este 2020, en pleno movimiento Black Lives Matter, su posición ha salido más reforzada aún.

De la mano de Knight, Nike se ha convertido en la mayor y más exitosa marca de zapatillas y equipamien­to deportivo del mundo, que controla el 60% del mercado mundial. Y lo que es mejor: más allá de las cifras, Nike es un icono de la cultura pop. Y eso, para Knight, ha tenido premio: convertirs­e en el cuarto hombre del mundo de moda más rico del planeta, con una fortuna estimada de 40.400 millones de dólares, y la decimosépt­ima fortuna de todo el mundo. No está nada mal para haber empezado vendiendo zapatillas en el maletero de un achacoso Plymouth Valiant verde.

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Phil Knight en algunas fotos de los inicios de Nike, en los años 70, con los modelos más señalados de sus zapatillas.
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