EMOCIONAR CON TUS FOTOS ES EL VERDADERO FIN
¿Quién necesita una compacta teniendo un teléfono móvil? El smartphone ha cambiado para siempre la industria fotográfica. Según los datos publicados desde hace más de 20 años por la asociación CIPA (Camera & Imaging Products Association), el mercado de cámaras de fotos digitales se encuentra en valores de 2001 en cuanto a unidades vendidas se refiere. El pasado año se cerró con 15,21 millones de cámaras despachadas (14,75 millones en 2001), cifra que supone un descenso del 87,5% frente al máximo de 121,46 millones conseguido en 2010 (108,57 millones de compactas y 12,89 millones de objetivos intercambiables). Ahora bien, si se analiza en detalle el reparto actual (6,75 millones de compactas y 8,46 millones de objetivos intercambiables) todo cambia: el mercado de réflex y sin espejo solo ha bajado un 34,36%.
NO TODOS LOS MÓVILES CUENTAN CON BUENOS SENSORES, NI TODAS LAS CÁMARAS HACEN MEJORES FOTOS QUE UN BUEN SMARTPHONE
Queda claro que las grandes perjudicadas de la mejora y especialización fotográfica de los smartphones han sido las cámaras compactas, que han perdido el 93,78% de su mercado en una década. ¿Por qué? Así, resumido, porque el móvil se ha convertido en el dispositivo fundamental para compartir nuestra visión con el mundo: lo llevamos siempre encima y la fotografía móvil también puede ser creativa y artística. Este nuevo paradigma ha cambiado nuestra forma de expresarnos y compartir momentos, y el 'buen ojo fotográfico', ese instinto de saber combinar el momento, con la luz y el encuadre, es independiente de la cámara: una buena fotografía siempre emociona.
Ahora bien, ni todos los teléfonos móviles cuentan con buenos sensores y ópticas, ni todas las cámaras hacen mejores fotos que un buen smartphone de última generación. De hecho, son dispositivos que se complementan. Está claro que un buen reportaje fotográfico se hará mejor con una cámara de objetivos intercambiables con distintas ópticas y prestaciones profesionales, pero no es menos cierto que no es viable cargar con el equipo en el día a día, para qué, ¿para hacer un par de fotos? Al final, todo se resume en tener la capacidad de saber capturar el momento, de transmitir algo y, por encima de todo, de disfrutar de la fotografía.