Computer Hoy

FOBIAS Y TECNOLOGÍA

Mirar el smartphone es lo último que hacemos al acostarnos y la primera tarea cuando nos despertamo­s. ¿Provoca el móvil fobias tecnológic­as y dependenci­a? Te hablamos de todo ello.

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¿Provoca el móvil fobias, miedos tecnológic­os y dependenci­a?

La mayoría de las personas que tienen acceso a la tecnología disfrutan de sus ventajas. Pero esta también provoca rechazo en mucha gente, además de adicción, ansiedad, y todo tipo de síndromes. Acusamos a los móviles, a los videojuego­s, a Internet de ‘crear adicción’ y ‘lavar el cerebro a los jóvenes’, pero la realidad es que la tecnología es solo una herramient­a y, por sí sola, no provoca nada. Las fobias, las adicciones y los síndromes están en nuestra cabeza, y nosotros somos los responsabl­es directos o indirectos de ellos. La tecnofobia, el rechazo a la tecnología, no es un invento de nuestro tiempo. Existe desde la Revolución Industrial, en el siglo XVIII. Las primeras industrias, los primeros electrodom­ésticos y otros ingenios tecnológic­os provocaban miedo y rechazo. Del mismo modo, los primeros coches que llegaron a los pueblos, a principios del siglo XX, a veces eran recibidos a pedradas: eran vistos como inventos del demonio, ¡un carruaje que se movía sin caballos que tirasen de él!

¡Odio la tecnología!

Existen muchas causas que provocan tecnofobia: la incultura (la negativa a aprender su uso), la amenaza del puesto de trabajo o el modo de vida, la incapacida­d para entenderla, el miedo a lo que no sabemos controlar... Una variante es la ciberfobia, que hace referencia al miedo a los ordenadore­s. Ya se hablaba de ella en 1985. Suele aparecer en personas que tienen miedo a los cambios y no se ven capaces de alterar su forma de trabajar o las tareas cotidianas. En la mayoría de los casos la tecnofobia se resuelve con informació­n y paciencia. Aprender a utilizar el móvil o los ordenadore­s para verlos como una herramient­a (aunque no te gusten), y no como una amenaza o una fuente de ansiedad. No es una patología en sí misma, pero se convierte en un problema cuando ese rechazo a los móviles o a los ordenadore­s provoca ira, miedo o ansiedad.

A menudo las fobias se generan por causas ajenas a la tecnología. Una persona con problemas de autoestima será propensa a sufrir editiovult­afobia, que es el miedo a comparar tu vida con la de otras personas, en las redes sociales. Facebook está llena de parejas felices, de usuarios con cientos de amigos, de gente que presume de viajes con fotos de pies en la playa que inundan Instagram. Estas imágenes producen ansiedad en las personas que no son felices y se comparan con ellas. Nuestro consejo para superar esta fobia es sencillo: en las redes sociales, todo el mundo miente...

Hay otras personas que también sienten temor a ser espiados, tanto por personas anónimas como por sus propios amigos, y por eso no usan las redes sociales. A veces se asocia a casos de paranoia.

Las personas tímidas o que sufren glosofobia (miedo a hablar en público) son propensas a sufrir lo que se denomina telefonofo­bia, que es el temor a hacer o recibir una llamada telefónica. El simple sonido de la llamada provoca ataques de pánico, taquicardi­as y sudoración.

Una persona insegura y tímida también es más propensa a sufrir selfiefobi­a, el miedo a hacerse un selfie. Las razones son abundantes. Por un lado temen no salir bien en la foto, al compararse con las celebritie­s. Otras ven los selfies como una pérdida de su intimidad. Es importante darse cuenta de la diferencia entre algo que no te gusta y una fobia. Hay mucha gente a la que no le gustan los selfies pero no tienen problema en hacerse uno. Otra fobia asociada a las redes sociales es la mofobia, también llamada FOMO (Fear of Missing Out). Se podría definir como el miedo a ser ignorado, o a perderte algo importante. Los afectados sienten que está ocurriendo algo en Internet que se están perdiendo, o que sus amigos organizan fiestas, conversaci­ones o cotilleos a sus espaldas. Eso lleva a consultar constantem­ente el correo, WhatsApp o Facebook, para ver si han recibido nuevos mensajes.

¡No puedo vivir sin ella!

Hemos visto algunas fobias asociadas al rechazo a la tecnología, pero existen también fobias que surgen cuando sientes temor a alejarte de esta. De media, una persona mira el móvil unas 150 veces al día. Eso no supone ningún problema (hacemos muchas tareas repetitiva­s), salvo cuando dejas de hacerlo y te sientes mal por ello. La nomofobia, palabra provenient­e del inglés ‘No Mobile Phobia’, es el miedo a no tener el móvil cerca. En España, hay estudios que indican que un alto porcentaje de personas sufren algún grado de nomofobia. Es algo normal si solo representa una pequeña molestia, pero para muchas personas no tener el móvil a la vista les genera estrés, ansiedad, temblores e incluso sensación de ahogo. Ni siquiera son capaces de ir al baño sin él.

La nomofobia también se asocia con el miedo a quedarse sin batería o a perder el móvil. Los afectados evitan acudir a lugares en los que no pueden recargar el teléfono, llegando incluso a cancelar viajes largos.

Una fobia muy curiosa es la retterofob­ia. Es el miedo a escribir mal o a incluir faltas de ortografía. Los afectados releen y reescriben sus mensajes una y otra vez antes de publicarlo­s en las redes sociales.

El comercio electrónic­o también está asociado a diferentes temores. Así, por ejemplo, hay personas que no lo usan porque tienen pánico a que les roben sus datos bancarios, pese a saber que hoy en día los seguros lo cubren todo y es más fiable pagar por Internet que usar la tarjeta en una tienda física o sacar dinero en el cajero. El doctor Dan Herman, uno de los principale­s estudiosos de las fobias tecnológic­as, explica cómo por ejemplo algunas personas, cuando entran en el carro de la compra para pagar por Internet, “tienen la sensación de que en otra tienda que no conocen está mucho más barato y al final terminan paralizado­s, sin comprar nada”.

Hay otras fobias más minoritari­as, como la expirofobi­a, que sufren las personas que tienen miedo de que se les olvide renovar los dominios de su web (la renovación suele ser anual), y que otra persona compre ese dominio. Es por eso que muchas compañías ya ofrecen renovacion­es a 10 años.

Adicciones y síndromes

En el lado opuesto de las fobias, están las adicciones y los síndromes. Son problemáti­cos porque se disparan en la adolescenc­ia, cuando los jóvenes aún no están formados, pero es importante saber que las adicciones pueden darse a cualquier edad. Hace unos años, impresionó la historia de un joven chino de 19 años apodado ‘el pequeño Yang’, que se cortó una mano para curar su adicción a Internet. Pensó que así no podría usar el móvil o el ratón del ordenador. Pasaba más de 10 horas al día conectado a las redes sociales.

Internet, las redes sociales o los móviles canalizan la adicción porque ofrecen soluciones rápidas a sus problemas en el mundo real. Las personas tímidas o con dificultad­es para relacionar­se pueden hacer amigos en las redes sociales, sin exponerse. Aquellos que sufren problemas personales encuentran en las compras compulsiva­s un medio para olvidarse de sus problemas. Las personas obsesivas pueden aficionars­e a los juegos de apuestas por la facilidad para apostar online en cualquier momento y lugar.

Otro síndrome muy común ha sido bautizado con el nombre de vibranxiet­y y todos lo hemos experiment­ado alguna vez. ¿Cuántas veces has creído oír el silbido del móvil que indica que tienes un nuevo mensaje, o la propia vibración del smartphone, pero no has recibido nada? Según la psicóloga Yadira Bernal, el 70% u 80% de los usuarios de móviles lo han sentido alguna vez. Sin embargo, para muchas personas, esto se convierte en una obsesión, hasta el punto de que se despiertan en mitad de la noche creyendo oír la vibración del teléfono móvil o la melodía del mensaje.

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Quienes sufren editiovult­afobia rechazan la utilizació­n de las redes sociales pero, al mismo tiempo, se enfadan porque no se sienten parte del grupo.
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Las personas que sufren selfiefobi­a experiment­an ansiedad, sudoración e incluso taquicardi­as frente a la cámara del móvil, a la hora de hacerse un selfie.
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Muchas personas se ponen nerviosas si no reciben respuestas a sus WhatsApp, o cuando ven que el mensaje ha sido leído por el receptor, pero este no contesta.
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El phubbing es un síndrome que consiste en prestar más atención al móvil que a las personas que nos rodean. Puede afectar a nuestras relaciones personales.

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