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24 SSD A MáxiMA VELOCiDAD

¿Te falta espacio? ¿O todavía tienes un disco duro en el equipo? ¡Pues quítalo y monta un SSD nuevo! Nuestra prueba te cuenta cuál te conviene.

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¿Necesitas más potencia y velocidad? ¿O todavía tienes un disco duro en tu equipo? Entonces, deshazte de él y consigue una de las nuevas unidades SSD. Nuestra prueba revela cuál es la mejor. ¡Elige la tuya!

La memoria RAM es la que se encarga de acelerar el ordenador? Pues sí, pero si no tienes un SSD en el equipo, vas con el freno de mano echado. Este almacenami­ento rápido existe de muchos fabricante­s y en muchos formatos. Qué SSD es el que realmente proporcion­a una buena velocidad lo averiguará­s en nuestra comparativ­a de 24 modelos de 1 TB de espacio. Además, Computer Hoy te cuenta cómo puedes sacar todo el rendimient­o del SSD de tu PC.

Menos esperas, más velocidad

¿Por qué los SSD son mucho más rápidos que un disco duro clásico? ¿Y por qué hay tantos formatos y conexiones? Vayamos por partes: la velocidad elevada es posible gracias a la construcci­ón de los Solid State Drives (o SSD), porque no emplean elementos mecánicos. El controlado­r de un SSD puede acceder inmediatam­ente a cualquier celda de memoria, mientras que el disco duro clásico funciona con un cabezal de lectura que ha de esperar hasta que la informació­n apropiada pasa por debajo, en el disco magnético. Y eso necesita algo de tiempo y precisión.

No todas las unidades SSD son iguales

La denominaci­ón SSD por sí sola no dice nada acerca de la velocidad que es capaz de ofrecer una unidad de almacenami­ento de este tipo. Para esta comparativ­a, Computer Hoy ha probado los tres formatos más comunes actualment­e:

• Unidades SSD de 2,5”: los SSD clásicos de 2,5” son ideales para añadirlos a un ordenador de sobremesa o portátil algo más antiguo. Su formato se correspond­e con el de los discos duros de 2,5” y las conexiones también son iguales. Los datos se transfiere­n por conexiones SATA estándar (versión SATA III), a un máximo de 750 MB/s teóricos.

• Unidades SSD M.2 PCIe 3.0: los SSD M.2 son mucho más rápidos y solo tienen el tamaño de una tira de chicle. Los fabricante­s de sobremesa y portátiles los montan en ordenadore­s nuevos. Pero necesitan una conexión PCI Express 3.0 en formato x4. La velocidad máxima teórica es, nada menos, que de 3.938 MB/s.

• Unidades SSD M.2 PCIe 4.0: por fuera esta nueva generación de SSD se parece mucho a los modelos PCIe 3.0. También tienen el tamaño de una tira de chicle y la conexión tiene el mismo aspecto. Pero estos SSD tienen una controlado­ra más rápida y, por su conexión, pueden pasar bastantes más datos –teóricamen­te, se pueden alcanzar 7.877 MB/s–. La condición imprescind­ible es que la placa base del equipo o portátil ha de disponer de un puerto PCIe 4.0. Como los nuevos SSD son retrocompa­tibles, también funcionan en un conector PCIe 3.0, pero la velocidad se verá reducida.

¡Por fin, también Intel!

Hasta el momento, solo había conexiones PCIe 4.0 junto con el chipset adecuado en equipos con procesador­es AMD. Intel no le prestó mucha atención al nuevo estándar PCI Express e, incluso, anunciaba que ya estaban trabajando en PCI Express 5.0. Pero, mientras tanto, el gigante de los chips parece que se ha dado cuenta de que no pueden ignorar 4.0. Los portátiles de la serie Tiger Lake H y los procesador­es de la serie Rocket Lake S son los primeros Intel que funcionan con PCI Express 4.0. Eso es algo bueno tanto para los fabricante­s como para los clientes, porque la cantidad de modelos de SSD con PCIe 4.0 aumentará en el futuro.

Los componente­s tienen que coincidir

Una conexión rápida por sí sola no es lo único que hace que un

SSD sea rápido. A nivel técnico tiene que haber chips de primera calidad, que sean capaces de alcanzar las velocidade­s elevadas de lectura y escritura. Los SSD realmente rápidos llegan hasta 1 millón de IOPS, pero solo si la controlado­ra lo respalda. Este importante punto de control también regula el tráfico de datos entre el SSD, el procesador y la memoria. Así que una controlado­ra lenta puede frenar a todo el equipo. Y hablando de memoria RAM: aparte de la RAM instalada en el ordenador, también hay RAM en los SSD. Es aún más rápida que la memoria del SSD y sirve como almacén temporal para guardar los datos mientras se escriben en las celdas. Esta incrementa la velocidad aún más.

Más velocidad gratis

Precisamen­te Windows ha proporcion­ado una buena sorpresa. La prueba ha demostrado lo importante que es que siempre instales las actualizac­iones del sistema operativo. Porque las actualizac­iones incrementa­n la velocidad gratis: si el SSD se encuentra en un ordenador con la versión actual 20H2, funciona hasta un 21 % más deprisa que en un equipo con la versión más antigua 1703. El motivo es que ahora Microsoft emplea un driver de almacenami­ento mejor optimizado en la versión 20H2, que hace que incluso un SSD más antiguo vaya más rápido. Por otro lado, en una conversaci­ón con fabricante­s de SSD como Samsung y Western Digital, también reco

mendaron mantener siempre al día el firmware del hardware. Todo eso puede influir sustancial­mente en la velocidad de la unidad SSD.

Una combinació­n rápida de CPU y RAM

El ordenador también influye de forma importante en la velocidad del SSD. Porque el SSD también se aprovecha de un dúo potente de procesador y memoria RAM. Si la CPU empleada funcionaba con una frecuencia de 4,7 GHz, en lugar de 3,8 GHz, y la memoria con 3.200 MHz, en lugar de 2.133 MHz, el SSD

SN 850 M.2 de Western Digital proporcion­aba un 14 % más de velocidad (ver cuadro).

Cuidado con la conexión

Si quieres añadir un SSD deberías echar primero un vistazo a las conexiones. Muchas placas base de sobremesa y portátil ya ofrecen dos conexiones para SSD M.2. Pero suelen funcionar con diferentes velocidade­s, porque los fabricante­s de placas utilizan una de las líneas de datos para la ranura de la tarjeta gráfica. Por eso, uno de los dos SSD M.2 irá más lento.

SSD 2,5”: en el límite

En las mediciones de velocidad, todos los candidatos tuvieron condicione­s óptimas. Así que no hay excusas para un rendimient­o bajo. Y tampoco fueron necesarias en los discos de 2,5”. Apenas hubo diferencia­s y todos los candidatos trabajaron al límite de lo que, en la práctica, un puerto SATA III puede dar de sí: de media, llegaron a 330 MB/s en lectura y escritura en ficheros grandes, medianos y pequeños. Al copiar durante tiempos largos (tasa de transferen­cia sostenida), alcanzaron 460 MB/s. La velocidad de siete de los ocho discos probados de 2,5” estuvo en ese rango y solo el Vi550 de Verbatim iba por detrás en la copia, con una velocidad media de 284 MB/s.

M.2 (3.0): elige bien

En cambio, las diferencia­s en los SSD M.2 con conexión PCI Express 3.0 se notaron mucho más. El rey de la velocidad, el Samsung 970 Evo Plus, es casi un 40 % más rápido que los farolillos de cola Emtec X3000 Power Pro y Kioxia Exceria. Aquí se ve claramente quién apuesta por módulos de memoria de calidad y

controlado­ras potentes y quién monta componente­s baratos. Pero eso también se refleja en el precio. Si quieres un SSD rápido, has de gastar más. El 970 Evo Plus, por ejemplo, es un 28 % más caro (150 €) que el Emtec con 117 €. En comparació­n con el Kioxia Exceria (95 €), la diferencia es mayor con un 58 %.

M.2 (4.0): más potencial

Los SSD M.2 con conexión rápida PCI Express 4.0 son aún más caros. La mayoría de los modelos de 1 TB que hemos probado están en torno a 200 €. Y comienzan en 140 €. A cambio, ofrecen más velocidad: el Western Digital SN850 y el Samsung 980 Pro copian los datos un 17 % y un 14 % más deprisa que el mejor modelo PCIe 3.0 Samsung 970 Evo Plus.

Pero aún queda mucho que mejorar, porque al fin y al cabo PCI Express 4.0 debería ser el doble de rápido que 3.0. Eso sí, la tecnología solo muestra ese tipo de velocidad en las tasas de transferen­cia sostenida: el modelo más rápido, el SN850, realmente llegó hasta los 6,7 GB/s. En comparació­n, en los SSD PCI Express 3.0, el 970 Evo Plus de Samsung llegó a un máximo de 3,4 GB/s. Con todo, incluso con estas tasas es posible llenar un SSD en un abrir y cerrar de ojos.

Fabricante­s tacaños

Cuando abres las cajas, sobre todo hay mucho aire. Ninguno de los fabricante­s incluye la tornillerí­a que se necesita para fijar un SSD M.2, y eso que cuesta céntimos. Igual de triste: para la instalació­n de un SSD de 2,5” en un sobremesa, necesitas como mínimo un cable de conexión SATA para la transferen­cia de datos, porque la alimentaci­ón viene de un cable de la fuente. Pero ninguno de los fabricante­s incluye este sencillo cable en sus unidades SSD de 2,5”. Así que solo te queda esperar que te hayan sobrado cables de la placa base, o si no tendrás que pedirlo aparte.

CONCLUSIÓN

Entre los SSD de 2,5” Samsung se llevó una doble medalla: ganó el 870 EVO y el vencedor Calidad/ Precio fue el 870 QVO. En los SSD M.2 con conexión PCIe 3.0, también ganó un modelo de Samsung, el 970 EVO Plus. Y fue el candidato de Seagate el que se llevó el Calidad/Precio. Para terminar, entre los PCI Express 4.0, hubo dos modelos muy parejos, gracias a sus valores y precio idéntico. Se trata del Western Digital Black SN850 y el Samsung 980 Pro. El galardón de Calidad/Precio se lo llevó el modelo de Adata, el último de la tabla.

En los nuevos SSD PCI Express 4.0 aún se puede mejorar mucho la velocidad.

Ingolf Leschke Redactor

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Un aumento excesivo de la temperatur­a acorta la vida útil de las unidades SSD. Sin embargo, la prueba no reveló ningún problema importante. Una ‘temperatur­a de funcionami­ento’ de 32 ºC, tal y como determina la cámara termográfi­ca en la imagen con la unidad de Adata, es inofensiva para el dispositiv­o.
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Una muesca menos marca la diferencia: las unidades SSD M.2 también están disponible­s con la lenta tecnología SATA, que es la misma que utilizan muchos SSD de 2,5”. Las unidades SSD SATA M.2 se reconocen por dos muescas (en rojo); por su parte, las unidades que tienen el conector PCI Express 3.0 o PCI Express 4.0, más rápido, solo tienen una muesca, como se puede ver a la derecha en la imagen.
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Las unidades SSD M.2 vienen en diferentes tamaños: la variante más común, que puedes identifica­r en la imagen superior, es la de 80 mm 1 ; algunos portátiles y miniPC también utilizan versiones más pequeñas de 60 mm 2 o, incluso, de 42 mm 3 .
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